4 de julio de 2016
El Rey resiste en el templo del independentismo catalán
El Rey resiste en el templo
del independentismo catalán
Felipe VI cierra los actos de la Fundación Princesa de Girona con una
llamada a la sociedad plural y sin enfrentamiento
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EL PAIS - Girona 2 JUL 2016 - 16:33 BRT
El Rey Felipe VI
conversa con los participantes en uno de los talleres celebrados en el
auditorio del Palacio de Congresos de Girona . EFE
Los Reyes han cerrado este sábado las jornadas de la séptima edición de los Premios Princesa de Girona con un acto en el que ambos se han mezclado con los jóvenes
emprendedores y han recibido numerosas muestras de afecto y complicidad. Se
sienten muy cómodos en estas jornadas, con un ambiente juvenil contagioso,
saturado de talento. Sin embargo, esta realidad no se corresponde con la que
vive mayoritariamente Girona.
Fuera del Palau de Congressos, donde cada año se celebran los actos de
la Fundació Princesa de Girona, hay una ciudad con buena parte de las fachadas
llenas de banderas ‘esteladas’ y pasquines que claman consignas
independentistas. No están ahí con motivo de la visita de los Reyes, que apenas
concita cada año una pitada de protesta con medio centenar de personas: son
perennes. Tanto, que la mayoría ha perdido color de los muchos años de
exposición al sol.
Mientras la Generalitat trata de conducir a Cataluña hacia la “desconexión” de España, se diría que Girona hace tiempo que se desconectó. Más allá de los activistas más radicalizados, no vive con una especial
animadversión la presencia del Rey; sí con una cierta indiferencia. Pero el Rey
es el jefe del Estado de España, y por tanto su emblema.
El Rey llevaba este sábado en el ojal de su chaqueta la insignia del
Sitio de Girona, que le fue regalada por la ciudad con motivo de su primera
visita, aún como príncipe. Con este distintivo que encarna la resistencia de la
ciudad durante los siete meses de asedio francés, trataba de emitir una señal
de correspondencia entre él, como representante de la Corona, y Girona. Pero
ese mensaje solo era perceptible en el interior del Palau de Congressos, como
si se tratase de una suerte de Ciudad Prohibida.
Durante la celebración de estas jornadas los Reyes no pisan Girona. Lo
hicieron en alguna ocasión durante las primeras ediciones. Entonces, con otro
formato de jornadas (duraban dos días y medio), salían alguna vez a tomar algo
por la ciudad. Ahora, según fuentes de la Casa del Rey, el formato más reducido
no lo facilita, puesto que los Reyes no llegan a estar 24 horas en Girona y a
menudo los hoteles en los que se hospedan no están en la ciudad.
Con todo, la presencia de Felipe VI y el vínculo de la princesa Leonor
al nombre Girona no deja de provocar fricciones políticas. Esa irritación está jalonada de ejemplos políticos. El pasado enero,
el Ayuntamiento de Girona, gobernado por Convergència (10 concejales) con apoyo
del PSC (4), aprobó una moción instando a la Fundación Princesa de Girona a
cambiar el nombre con los votos de la CUP (4) y ERC (4), mientras que
Convergència y el PSC se abstuvieron y Ciudadanos (2) y PP (1) votaron en
contra. La moción también retiraba las distinciones de la ciudad otorgadas en
1977 a Felipe de Borbón, cuando asumió legalmente el título de Príncipe de
Girona.
Meses antes, en junio de 2014, siendo alcalde el actual
presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y en vísperas de que Leonor asumiera el título de Princesa al ser
nombrado su padre rey, el Ayuntamiento ya aprobó otra moción contra el uso del
título. En aquella ocasión votaron a favor todos los partidos excepto el PP y
el PSC, que se abstuvo. Estas mociones, sin embargo, solo tienen efecto
simbólico puesto que la Fundación Princesa de Girona, aunque cuenta con el aval
de la Casa del Rey, es de carácter privado.
Pese a ello, Puigdemont, que ya asistió en la pasada edición como
alcalde de Girona y que es vicepresidente de honor de la fundación, estuvo el
viernes en la ceremonia de entrega de premios, al igual que la alcaldesa de la
ciudad, Marta Madrenas. Incluso asistió a la cena que se celebró tras la
entrega de los galardones con los Reyes, premiados y miembros del patronato de
la fundación. Algo que no hizo el año pasado su antecesor, Artur Mas, que, en
plena escalada soberanista, alegó problemas de agenda para evitar su presencia
en la cena.
La disposición de Puigdemont, tras el choque entre la Generalitat y La
Zarzuela por la negativa a recibir a la presidenta del Parlamento, Carme
Forcadell, para comunicar el nombramiento del presidente, se vio correspondida
el sábado en el discurso de Felipe VI. El Rey, que en los últimos dos años ha
aludido explícitamente a la tensión territorial catalana en sus intervenciones
en Girona con llamadas a la unidad, en esta ocasión lo evitó. Se centró en los
jóvenes premiados y los puso como ejemplo, aunque defendiendo una sociedad
plural y sin enfrentamiento.
Etiquetas:
Autonomías - Regionalismo-Separatismo,
Casa Real,
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