14 de julio de 2016
Obama: “Sea cual sea el Gobierno, España seguirá siendo un aliado sólido”
Obama: “Sea cual sea el
Gobierno, España seguirá siendo un aliado sólido”
El presidente de EEUU responde, ante su visita oficial a España, a
preguntas de EL PAÍS
El presidente de EE UU, Barack Obama, junto a Felipe VI durante su
visita al Palacio Real esta mañana. BALLESTEROS
(EFE) QUALITY
El viaje será más breve de lo previsto, pero finalmente el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, regresa
a España, país que visitó en los ochenta, cuando era un joven mochilero en
busca de su identidad.
Ahora Obama (Hawái, EE UU, 1961) llega cuando su presidencia de ocho
años se acerca al final, y en una semana difícil para Estados Unidos, tras las muertes filmadas de dos hombres negros por disparos de la policía y la matanza de cinco agentes. Llega, también, a un país instalado desde hace meses en la provisionalidad
política.
En respuesta por escrito a las preguntas de EL PAÍS, Obama pide al
próximo Gobierno español que, sean cuales sean los partidos que lo formen,
mantenga el compromiso con EE UU y con Europa. El presidente Obama, que llega
procedente de la Cumbre de la OTAN en Varsovia (Polonia), recalca la necesidad
de que España y sus socios europeos se refuercen y aumenten el gasto en
defensa.
Aunque celebra que la economía española vuelva a crecer, sostiene que
las políticas de austeridad aplicadas en Europa, incluida España, han
contribuido al descontento social. Opina que el voto favorable a la salida de
Reino Unido de la UE refleja la sensación, por parte de muchos europeos, de que
la globalización les ha dejado en desventaja.
El demócrata Obama, que ve en su país cómo el candidato republicano
Donald Trump pone en peligro su legado, reflexiona sobre la respuesta que los
Gobiernos deben dar a las fuerzas del populismo. Y celebra que uno de los hitos
de su presidencia, el restablecimiento de las relaciones con Cuba, haya
retirado un obstáculo para situar las relaciones con América Latina en uno de
los mejores momentos de la historia.
Pregunta. Señor presidente, su visita a España se produce dos semanas después de
las elecciones generales, con un Gobierno en funciones y en medio de una enorme
incertidumbre en Europa. ¿Qué espera del futuro Gobierno español?
Respuesta. En primer lugar, quiero decir que tenía muchos deseos de visitar España,
un socio europeo indispensable, aunque los espantosos asesinatos ocurridos en
Estados Unidos me obliguen a acortar mi estancia. Tuve oportunidad de recorrer
el país cuando era un veinteañero que viajaba con mochila por toda Europa.
Nunca he olvidado la hospitalidad del pueblo español ni su maravillosa cultura,
y siempre he querido regresar. A Michelle le emocionó profundamente el recibimiento
que le dieron los españoles durante su reciente visita. Tuvimos el honor de
recibir a sus majestades el rey Felipe VI y la reina Letizia en la Casa Blanca
el pasado otoño, y agradezco enormemente la invitación a venir a España.
Aunque el voto del Brexit ha creado,
de hecho, cierta incertidumbre, es importante recordar que algunas cosas no van
a cambiar, como los lazos indestructibles de Estados Unidos con Europa, que
incluyen la profunda amistad y la sólida alianza entre Estados Unidos y España.
La relación entre nosotros existe desde hace siglos. Estamos unidos por
vínculos familiares y culturales, incluidos millones de estadounidenses que
celebran su herencia hispana. España es un sólido aliado en la OTAN, estamos
muy agradecidos por todas las décadas que lleva acogiendo a nuestras Fuerzas
Armadas, y somos importantes socios comerciales. Por eso Estados Unidos tiene
el firme compromiso de mantener nuestra relación con una España fuerte y unida.
Espero y preveo que el próximo Gobierno español tendrá ese mismo empeño
en una relación sólida con Estados Unidos y Europa. Necesitamos que España siga
contribuyendo a la campaña contra el ISIS, a los esfuerzos antiterroristas para
prevenir atentados y a los esfuerzos de la OTAN para fortalecer nuestra
posición de defensa y disuasión. Necesitamos una economía española que crezca,
que ayude a sostener las relaciones comerciales, el crecimiento en la UE y el
espíritu emprendedor, para que la globalización cree puestos de trabajo y
oportunidades para todo el mundo, no sólo para unos pocos en la cima.
Necesitamos la cooperación de España para afrontar los retos internacionales,
desde los migrantes desesperados que cruzan el Mediterráneo hasta el cambio
climático. Tengo la confianza de que, sea cual sea el próximo Gobierno, España
seguirá siendo un aliado sólido.
P. Teniendo en cuenta que en una entrevista reciente en The Atlanticusted
decía que los estadounidenses “no siempre tienen que ser los que están en
primera línea”, y que debemos ser conscientes de que Estados Unidos no puede
resolver automáticamente todos los problemas, ¿qué nuevas responsabilidades
deben asumir Europa y España para lidiar con el arco de inestabilidad que va de
Siria al Magreb y la amenaza del terrorismo autóctono?
R. A diferencia de las amenazas tradicionales, como las guerras entre las
grandes potencias, los peligros más acuciantes de hoy en día son
transnacionales, como vemos en el norte de África y Oriente Próximo. La guerra
civil en Siria ha causado cientos de miles de muertos, ha creado una catástrofe
humanitaria, ha enviado oleadas de emigrantes y refugiados a Europa y ha
permitido que el ISIS se hiciera con el control de una franja de territorio en
el corazón de Oriente Próximo. Los desórdenes y los conflictos en el Magreb han
empujado a muchos hombres, mujeres y niños desesperados a huir buscando la
seguridad de Europa. Desde sus bastiones de Siria e Irak, el ISIS ha dirigido o
inspirado atentados —algunos cometidos por militantes locales— en muchos
países, en Estados Unidos y otros miembros de la OTAN.
Creo que el liderazgo de Estados Unidos es indispensable para la
seguridad y la prosperidad del mundo. Por eso estamos al frente de la coalición
mundial para destruir el ISIS, trabajamos sin descanso en busca de una solución
diplomática a la guerra civil en Siria, aportamos más ayuda humanitaria que
ningún otro país y promovemos una cumbre mundial de refugiados el próximo otoño
para poner en marcha nuevos compromisos.
Por otra parte, es evidente que ninguna nación —ni siquiera una tan
poderosa como Estados Unidos— puede resolver este tipo de problemas
transnacionales por sí sola. Necesitamos coaliciones y partenariados que
aprovechen las mejores ventajas de cada país. Vivimos más seguros cuando los
países comparten las cargas y los costes de mantener la seguridad y la paz
internacional. Por eso agradecemos a España su contribución de personal para
ayudar a entrenar a las fuerzas iraquíes en su lucha contra el ISIS. Es el
primer país al frente de la nueva fuerza militar conjunta de la OTAN, que
estará preparada para desplegarse a toda velocidad en toda Europa, y las tropas
españolas son cruciales para las tareas de seguridad marítima de la UE y la
OTAN en el Mediterráneo. Además, España tiene un destacado historial en las
labores de mantenimiento de la paz, en Bosnia, Líbano y África, entre otros
sitios. A medida que aumenten las amenazas actuales, necesitaremos que España y
nuestros aliados europeos sigan involucrándose y esto incluye invertir más en
nuestra defensa común.
P. Usted se mostró escéptico sobre las políticas de austeridad de la UE
durante la Gran Recesión, y, de hecho, adoptó las políticas opuestas en Estados
Unidos. ¿Cómo valora el impacto de estas políticas en Europa, y especialmente
en España?
R. Hemos colaborado estrechamente en el G7 y el G20 con nuestros socios
europeos para sacar a la economía mundial del abismo y recuperarnos de la peor
crisis financiera desde la Gran Depresión. Entre otras cosas, hicimos un
esfuerzo colectivo para impulsar la demanda mundial.
En Estados Unidos procedimos enseguida a reformar nuestro sector
financiero, invertir en la producción industrial, las energías limpias, el
transporte y las infraestructuras, y renovar la capacitación de los
trabajadores. Hoy atravesamos el periodo más largo de nuestra historia de
creación de empleo en el sector privado. Nuestras empresas han creado más de 14
millones de puestos de trabajo nuevos. Hemos reducido nuestra tasa de paro a la
mitad. Los salarios han empezado a subir. Hemos rebajado el déficit casi un
75%. Nuestro PIB es superior al de antes de la crisis. Todavía queda mucho por
hacer para reducir la desigualdad económica y social y ayudar a los
trabajadores y las familias que tienen dificultades para salir adelante, pero
vamos en la buena dirección.
Es cierto que algunos países europeos adoptaron una estrategia económica
diferente, con medidas de austeridad. Creo que esa es una de las razones por
las que Europa está teniendo un crecimiento más lento. En ciertos lugares
llevan un decenio de estancamiento. Europa está empezando ahora a volver a
donde estaba antes de la crisis. Y, en mi opinión, ese ha sido un factor
importante de las frustraciones y las inquietudes visibles en muchos países
europeos, la preocupación de que los beneficios de la integración de las
economías y la globalización no llegan a todos por igual.
España, sin duda, ha tenido una trayectoria especialmente difícil en los
últimos años. La crisis bancaria y la recesión golpearon de forma brutal a
muchos españoles, que perdieron sus ahorros y sus puestos de trabajo. No
obstante, gracias a una combinación de factores —difíciles reformas
estructurales, consolidación fiscal, inversiones y, sobre todo, la capacidad de
adaptación de los españoles—, España ha superado una etapa. La economía está
volviendo a crecer, con una de las tasas de crecimiento más altas de Europa.
Existen nuevas esperanzas para el futuro. Por supuesto, el paro sigue siendo
demasiado alto, sobre todo entre los jóvenes. En España, en Europa y en todo el
mundo, yo continuaré defendiendo políticas que piensen en nuestra gente,
impulsen el crecimiento y creen empleo, como el Partenariado Transatlántico de
Comercio e Inversiones.
P. En el contexto del Brexit, el
populismo y el malestar económico, ¿cree que el proyecto europeo está en
peligro?
R. Como he dicho, creo que una Europa integrada es uno de los mayores
triunfos políticos y económicos de nuestra época, y nunca debemos darla por
hecha. Pero no cabe duda de que ese proyecto de integración se está poniendo a
prueba más que nunca. No es momento de complacencias. La llegada de inmigrantes
y refugiados a Europa ha vuelto a centrar la atención en la política de
fronteras de la UE y la capacidad de los Estados miembros de trabajar juntos
para abordar desafíos compartidos. El crecimiento lento en todo el continente
ha dejado a demasiados europeos, sobre todo jóvenes, sin trabajo y llenos de
frustración. En todos nuestros países hay demasiadas personas que se sienten
desfavorecidas por la globalización y la automatización. Muchos de estos
factores contribuyeron a que Reino Unido votara abandonar la UE.
Haríamos mal en no tener en cuenta estas fuerzas. Los Gobiernos y las
instituciones de la UE deben demostrar que están en contacto con las
preocupaciones diarias de los ciudadanos y saben reaccionar debidamente. En
lugar de impedir el comercio o recurrir al proteccionismo —que ni siquiera es
posible en una economía globalizada—, todos nuestros países, entre ellos
Estados Unidos, deben esforzarse más en garantizar que la globalización, las
economías integradas y el comercio creen empleo y oportunidades para todos.
Necesitamos invertir más en educación, aptitudes y formación profesional, que
ayudan a reducir las desigualdades y a que la gente prospere en una economía
globalizada. Y debemos rechazar la mentalidad del nosotros contra ellos que tratan de vendernos algunos políticos cínicos. Debemos ser fieles a
los valores eternos que definen nuestras sociedades, llenas de vida y
diversidad, y de los que procede en gran parte nuestra fuerza: nuestro
compromiso con la democracia, el pluralismo, la inclusión y la tolerancia.
P. ¿Cómo ha repercutido el deshielo de las relaciones entre Estados Unidos
y Cuba en América Latina, en Colombia y Venezuela, y en la posición de Estados
Unidos en el hemisferio occidental?
R. Nuestra decisión de poner fin a medio siglo de políticas fallidas de
Estados Unidos, restablecer las relaciones diplomáticas con Cuba e iniciar una
nueva era de diálogo con el pueblo cubano ha tenido ya un efecto transformador.
Lo más importante es que unos lazos más estrechos entre los dos países, más
relaciones comerciales y más viajes de estadounidenses a Cuba en intercambios
educativos y culturales significarán más oportunidades económicas para los
cubanos. Cuba no va a cambiar de la noche a la mañana, pero, como vi durante mi
visita a La Habana, los cubanos tienen nuevas esperanzas para el futuro, y
estamos decididos a colaborar con ellos para crear más oportunidades y más
prosperidad en toda la isla.
Más en general, ya estamos viendo cómo pueden beneficiar a toda la
región unos vínculos más fuertes entre Estados Unidos y Cuba. Estamos
intensificando nuestra cooperación para prevenir la propagación de
enfermedades, proteger las aguas del Caribe y perseguir a los narcotraficantes.
El Gobierno cubano acogió en La Habana las negociaciones de paz entre el Gobierno de Colombia y las FARC, a las que se unió Estados Unidos —algo que habría sido impensable hace
unos años—, y hoy Colombia está a punto de lograr una paz histórica. Aunque no
hablé mucho sobre Venezuela con el presidente [Raúl] Castro
cuando estuve en la isla, todos los países de la región están interesados en
que Venezuela resuelva sus desafíos económicos. Estados Unidos sigue pidiendo
al Gobierno y la oposición que entablen un diálogo sustancial. Instamos al
Gobierno de Venezuela a que acate el Estado de derecho y la autoridad de la
Asamblea Nacional, deje en libertad a los presos políticos y respete el proceso
democrático, incluidos los intentos legítimos de convocar un referéndum
revocatorio con arreglo a las leyes venezolanas.
Por último, me gustaría señalar que nuestra nueva estrategia respecto a Cuba ha eliminado un escollo en nuestras relaciones con otros países de la
región. Los Gobiernos de toda América han recibido con entusiasmo nuestro
cambio de política. Hoy, Estados Unidos está mucho más involucrado en la región
de lo que estaba desde hace décadas, y la relación entre EE UU y las Américas
es mejor que nunca. En lugar de quedarnos estancados en los conflictos del
pasado, miramos al futuro. España forma parte de este nuevo momento tan
prometedor en América Latina, y le agradecemos que sea un socio sólido,
dispuesto a trabajar con nosotros por la seguridad, la prosperidad y la
dignidad que los latinoamericanos merecen.
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