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23 de enero de 2017

Dubias sobre el Concilio

Adelante la Fe


Con este artículo, queremos llamar la atención de los lectores de Adelante la Fe sobre un hecho que a menudo es soslayado: La crisis en la Iglesia no ha empezado con Francisco, asienta sus cimientos fuertemente en los mismos textos del Concilio Vaticano II, y no sólo en interpretaciones exageradas del mismo -que también las hay-, con serías dudas que la propia jerarquía no es capaz de aclarar con solvencia, y mientras este “núcleo” de la crisis de la Iglesia no sea abordado, la situación por lógica no podrá sino empeorar. 
No está de más recordarlo a todos aquellos que creen que la crisis ha empezado sólo hace ya casi 4 años, cuando lleva más de 50.
***
Dubia de Concilium
Como la gran mayoría de los lectores de este espacio ya saben, la actual crisis en la Iglesia por Francisco en general, y Amoris Laetitia en particular, es parte fundamental de la revolución conciliar.
Tal como escribí en mi artículo anterior, los documentos del Concilio – que voltearon la enseñanza inmutable de la Iglesia en asuntos tales como la libertad religiosa, el ecumenismo, la relación de la Iglesia con los judíos, etc. – indudablemente armaron el escenario para que Amoris Laetitia haga lo mismo con el adulterio, el matrimonio y la familia, la sagrada comunión y hasta el concepto mismo de pecado mortal.
Los autores de la dubia, con el cardenal Burke a la cabeza, no parecen tener idea de que la “confusión” que rodea a Amoris Laetitia palidece en comparación con las “dudas” que plagaron toda la Iglesia (y también al mundo) gracias al Concilio Vaticano II [Nota de Adelante la Fe: No pensamos como el autor del artículo que el cardenal Burke y algunos más no tengan “ni idea” de esto, nos inclinamos más a pensar que por motivos estratégicos piensan abordar la batalla “por pasos” antes que abrir a bocajarro todos los frentes].
Con esto en mente, e imitando el estilo de la dubia sobre Amoris Laetitia, proporciono debajo una lista de Dubia de Concilium – Dudas sobre el Concilio – compuesta por preguntas con respuestas sobre las que ningún católico debiera tener algún tipo de duda (es decir, si la sagrada jerarquía fuera al menos un poco más sana).
Me limité sólo a ocho, sabiendo muy bien que nuestros lectores agregarán más a la lista.
En beneficio de aquellos lectores que quizás estén menos familiarizados con los temas tratados, agregué vínculos a los documentos relevantes y les sugiero fuertemente que se tomen el tiempo de comparar las propuestas planteadas por el Concilio con la fe inmutable tal como fue enseñada claramente en los siglos precedentes a tan desastroso evento.
Dubia de Concilium
  1. Se pregunta si, siguiendo las afirmaciones de Dignitatis Humanae(n. 2), ¿aún deben considerarse las siguientes proposiciones como errores dignos de condenación: a) “Todo hombre es libre para abrazar y profesar la religión que juzgue verdadera guiado por la luz de su razón.,” y b) “La Iglesia debe estar separada del Estado, y el Estado debe estar separado de la Iglesia,” (papa Pío IX, Syllabus Errorum, nn. 15, 55)?
  2. Se pregunta si, siguiendo las afirmaciones de Dignitatis Humanae, ¿aún debe considerarse “impía y absurda” la proposición que establece que “la perfección de los gobiernos y el progreso civil exigen imperiosamente que la sociedad humana se constituya y se gobierne sin preocuparse para nada de  la religión, como si esta no existiera, o, por lo menos, sin hacer distinción alguna entre la verdadera religión y las falsas.” (papa Pío IX, Quanta Curan. 3)?
  3. Se pregunta si, siguiendo las afirmaciones de Dignitatis Humanae, ¿se considera aún válida la enseñanza del papa Pío XI que afirma que “el deber de adorar públicamente y obedecer a Jesucristo no sólo obliga a los particulares, sino también a los magistrados y gobernantes” (papa Pío XI, Quas Primasn. 33)?
  4. Se pregunta si, siguiendo las afirmaciones de Lumen Gentium (n. 8), ¿debe considerarse aún válida la enseñanza del papa Pío XII que afirma que la “verdadera Iglesia de Cristo – es la Iglesia santa, católica, apostólica, Romana.” (cf Mystici Corporisn. 13)?
  5. Se pregunta si, siguiendo las afirmaciones de Unitatis Redintegratio(n. 3), ¿se considera aún válida la enseñanza de que “la sociedad por Él fundada [el Redentor del género humano]… [es el] único puerto de salvación.” (cf Mystici Corporis, nn. 3, 41)?
  6. Se pregunta si, siguiendo las afirmaciones de Unitatis Redintegratio, ¿aún debemos considerar las siguientes proposiciones como “falsa opinión” a) las palabras de Cristo, “Sean todos una misma cosa… Habrá un solo rebaño, y un solo pastor,” (Juan 17: 21, 10:16) meramente “sólo significan un deseo y una aspiración de Jesucristo, deseo que todavía no se ha realizado,” y b) que “la unidad… podrá ciertamente, desearse, y tal vez algún día se consiga, mediante la concorde impulsión de las voluntades; pero entre tanto, habrá que considerarla sólo como un ideal” (papa Pío IX, Mortalium Animosn. 7)?
  7. Se pregunta si, siguiendo las afirmaciones de Unitatis Redintegratio (n. 3), ¿aún deben considerarse las siguientes proposiciones como errores dignos de condenación a) “Los hombres pueden, dentro de cualquier culto religioso, encontrar el camino de su salvación y alcanzar la vida eterna” y b) “Por lo menos debemos esperar con fundamento la eterna salvación de todos aquellos que no se encuentran dentro de la verdadera Iglesia de Cristo.” (papa Pío IX, Syllabus Errorum, nn. 16, 17)?
  8. Se pregunta si, siguiendo las afirmaciones de Nostra Aetate (n. 4), ¿aún debe considerarse la misión de la Iglesia tal como la expresó Nuestro Señor; puntualmente, bautizar y enseñar a todas las naciones (cf Mt. 28:16-10), aplicable a los judíos de nuestros días como lo fue cuando San Pedro los llamó a la conversión en el día de Pentecostés (cf Hechos 2)?
La triste verdad es, amigos, que hasta que los errores del Concilio sean condenados abiertamente y todo el asunto sea arrojado a la pila de desechos de la historia, adonde pertenece, junto con la Novus Ordo Missae, y Rusia sea consagrada al Inmaculado Corazón de la Santísima Virgen María tal como ella  solicitó en Fátima, la actual crisis eclesiástica sólo empeorará; incluso en el improbable caso de que  Jorge Bergoglio huya de Roma avergonzado.
¡Nuestra Señora de Fátima, ora pro nobis!
(Traducido por Marilina Manteiga. Fuente)
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22 de enero de 2017

Cardenal Koch: Martín Lutero habría “encontrado su propio Concilio” en el Vaticano II

Adelante la Fe

ADELANTE LA FE

Cardenal Koch: Martín Lutero habría “encontrado su propio Concilio” en el Vaticano II

Escrito por Hemos Visto
Ayer les dijimos que la Oficina Filatélica y Numismática del Vaticano planea lanzar una estampilla con la imagen de Martín Lutero. Ahora, en una reflexión  publicada en el periódico oficial del Vaticano, L’Osservatore Romano, para conmemorar el quinto centenario de la Reforma Protestante, el cardenal Kurt Koch, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, realizó unas afirmaciones sorprendentes que parecen complementar al dedillo la extraña decisión.
Así como con la reciente publicación de la guía sobre Amoris Laetitia (discutiblemente herética) de los obispos malteses en L’Osservatore Romano, la talla de la publicación es importante en sí misma. Recuerden esta descripción de la finalidad del periódico, según el cardenal Tarcisio Bertone: “Creado para defender la religión católica y al Romano Pontífice, el diario se convirtió en el órgano oficial de la Sede Apostólica, que lo tornó un instrumento de valor para la difusión de las enseñanzas del sucesor de Pedro y de información sobre los eventos de la Iglesia.”
El texto con las afirmaciones de Koch aún no está disponible en inglés, pero uno de nuestros traductores, Andrew Guernsey, nos ofreció algunos extractos destacados. Cuando Koch habla de Lund, se refiere por supuesto a la visita papal del octubre pasado [énfasis nuestro]:
“…el evento de Lund no solo fue recibido con gratitud, sino también con críticas y oposición…Mientras del lado católico se teme una tendencia protestante, del lado protestante se ha hablado de una traición de la Reforma …
Estas expresiones, confesionalmente parciales y polémicas, que de parte de los católicos exacerbaban el rechazo de Lutero y su reforma, ya no son posibles en una era ecuménica. En una era ecuménica existe como regla general una participación conjunta en la vida de los otros, en la alegría y en el sufrimiento …
Es más, en el movimiento ecuménico, la idea se desarrolló hasta revelar que la Reforma no aplica solo a los protestantes sino también a los católicos y que, consecuentemente, la conmemoración de la Reforma hoy solo puede ocurrir en una comunión ecuménica. Esto se presenta a ambas partes como una invitación al diálogo sobre lo que los católicos pueden aprender de la Reforma y lo que los protestantes pueden extraer de la Iglesia Católica para enriquecer su propia vida.
…la conmemoración de la Reforma en el 2017 solo puede hacerse en una comunión ecuménica. En este contexto más amplio, queda más claro que a Martín Lutero sí le importaba. Él no quería en absoluto romper con la Iglesia Católica y fundar una iglesia nueva, pero tenía en mente la renovación de toda la cristiandad en el espíritu del Evangelio. Lutero ejercía presión para una reforma sustancial de la Iglesia y no una Reforma que condujera a la desintegración de la unidad de la Iglesia. El hecho de que su idea de reforma no pudiera realizarse en aquel tiempo se debe en gran parte a factores políticos. Mientras que, originalmente, el movimiento de reforma fue un movimiento de renovación dentro de la Iglesia, el nacimiento de la Iglesia Protestante fue, sobre todo, el resultado de decisiones políticas…
…Debido a que el verdadero objetivo de la reforma de Lutero era la renovación de toda la Iglesia, la división de la Iglesia, el nacimiento de una iglesia protestante y el alejamiento de las comunidades eclesiales protestantes de la Iglesia Católica no debieran ser considerados resultados exitosos de la Reforma sino una expresión de su fracaso temporal o al menos un recurso de emergencia. De hecho, el éxito verdadero y correcto de la reforma solo se realizará al superar las divisiones entre los cristianos, que se heredaron del pasado, y con la restauración de la Iglesia, una y unida, renovada en el espíritu del Evangelio.
Al respecto, el Concilio Vaticano Segundo, que unió de manera irrevocable el compromiso ecuménico de restaurar la unidad cristiana y la renovación de la Iglesia Católica, realizó una contribución esencial que al respecto nos permite afirmar que en el Concilio Vaticano Segundo, Martín Lutero habría “encontrado su propio concilio.” El concilio habría acudido a él en el tiempo en que él vivía. 
…será un gran logro si la conmemoración da los pasos necesarios para una comunión eclesial vinculante. Este debe ser el objetivo de todo el esfuerzo ecuménico y es, por lo tanto,  a este fin preciso que la conmemoración de la Reforma debe apuntar.
…Melanchthon ha demostrado ser un gran “ecumenista de su tiempo”, capaz de mostrarnos hoy el camino, mientras celebramos juntos la conmemoración de la Reforma. Esto será una oportunidad ecuménica solo si el 2017 marca no el final sino un nuevo comienzo en el camino del ecumenismo dirigido para alcanzar la comunión eclesial plena entre luteranos y católicos…
Aquí hay un par de cosas a considerar.
No tengo idea qué es una “era ecuménica”, o si hay una cura para eso. Lo que sé es que la Gran Comisión es válida para todos los católicos de todos los tiempos, sin excepciones.
Tampoco sé lo que significa una “comunión ecuménica” para prelados como Koch. Nosotros ya sabemos que el rechazo del concepto de “ecumenismo de retorno” — la idea de que toda actividad ecuménica debe estar dirigida hacia la conversión a la fe verdadera de los cristianos no católicos — está en ascenso en el Vaticano del siglo 21. En círculos ecuménicos escuchamos muchas veces sobre esta idea de “caminar juntos”, como si todos estuviéramos siguiendo caminos paralelos hacia el cielo, sin importar nuestras significativas diferencias teológicas.
Koch también dice que la división provocada por Lutero fue un fracaso de su parte; algo bastante tibio, pero que en realidad es una crítica más severa de lo que hubiera esperado. Luego dice, “De hecho, el éxito verdadero y correcto de la reforma solo se realizará al superar las divisiones entre los cristianos, que se heredaron del pasado y con la restauración de la Iglesia, una y unida, renovada en el espíritu del Evangelio.”
Eso suena vagamente al lenguaje del “ecumenismo de retorno”. No estoy seguro, porque el concepto de iglesia unificada — que debiera ser evidente en sí mismo — no está definido aquí como “la Iglesia Católica”. Si se refiere a esto, son buenas noticias, pero es raro, considerando el clima ecuménico en Roma.
Luego revela lo verdaderamente llamativo, al decir que “el Concilio Vaticano Segundo, que unió de manera irrevocable el compromiso ecuménico de restaurar la unidad cristiana y la renovación de la Iglesia Católica, realizó una contribución esencial que al respecto nos permite afirmar que en el Concilio Vaticano Segundo, Martín Lutero habría “encontrado su propio concilio.” El concilio habría acudido a él en el tiempo en que él vivía.”
Recuerdo una historia que me contó un amigo hace mucho tiempo, en los primeros tiempos de mi exploración del catolicismo tradicional. Dijo que conducía por un paisaje rural de Virginia y se le pinchó una goma. Al darse cuenta que no llevaba una de repuesto, caminó hacia la puerta del edificio más cercano — una iglesia luterana — y preguntó si podía utilizar su teléfono. (Esto fue antes de la omnipresencia de los teléfonos celulares). Dijo que fueron muy amigables y que, mientras estaba allí, como cristianos obedientes que eran, lo invitaron a la celebración dominical. Le entregaron un programa que llevaba impreso en su interior el texto de la liturgia.
“Era la Novus Ordo”, me dijo, con una expresión de sorpresa en su rostro.  “Casi palabra por palabra, con unos pocos pequeños cambios.”
Siempre me sorprendió, incluso entonces, antes de estar más atento a la crisis, que la liturgia católica, de realizarse correctamente, debiera ser una piedra de tropiezo para los protestantes. Fundamentalmente, tenemos una teología sacramental muy diferente. Con el paso del tiempo, pude comprender mejor la verdadera intención ecuménica, no solo detrás del cambio de la liturgia — a la manera protestante — sino también de la gran influencia protestante sobre el mismo Concilio Vaticano Segundo.
Y si bien la historia de mi amigo era de naturaleza anecdótica, no teológica, es razonable que si la liturgia católica post-conciliar resulta agradable a los luteranos, el concilio que montó el escenario para la creación de dicha liturgia bien podría haber sido aceptable al mismo Lutero. El cardenal Koch ciertamente parece pensarlo, ¿y por qué no debiéramos confiar en su palabra? Él es el hombre encargado de comprender las diferencias y las características compartidas entre nuestras dos religiones, y está bastante alineado con los que más sintonizan el llamado “espíritu del Vaticano II”.
Entonces uno se pregunta a qué se refiere Koch cuando habla de dar “los pasos necesarios para una comunión eclesial vinculante.” ¿Esta unidad, es algo que él vislumbra bajo la versión “sin dientes” del catolicismo post-conciliar, ofensivo (e inspirador) para nadie en absoluto? ¿O es algo aún menor — una federación de iglesias afiliadas libremente al Papa?
Lamentablemente, sólo podemos especular al respecto. Sea lo que sea, va a ser algo menor (o quizás mayor, dependiendo de cómo se mire) de lo que debiera ser, y eso es un problema. Necesitamos la restauración de un catolicismo auténtico — litúrgicamente, teológicamente, doctrinalmente, y catequísticamente — antes de poder hacer algo bueno a través de la evangelización. Me he preguntado muchas veces si muchos de los protestantes convertidos al catolicismo a partir del Concilio Vaticano Segundo se habrían convertido a la Iglesia pre-conciliar — y si no, ¿por qué no? ¿Se convirtieron a la totalidad de la verdad o solo a la muy redactada — y francamente, atontada — versión de esta potencia religiosa que era fuerza impulsora de la civilización cristiana?
Como les dije antes, sospecho que uno de los próximos temas en la agenda será la inter-comunión. Si estoy en lo cierto, se siente (a pesar de ciertos ruidos positivos sobre la “unidad”) como si en verdad solo fuera un paso más hacia justificar lo impensable.
(Traducción de Marilina Manteiga)

9 de junio de 2016

La Conferenza episcopale spagnola compie cinquant’anni Uno dei frutti del Vaticano II

La Conferenza episcopale spagnola compie cinquant’anni
Uno dei frutti del Vaticano II
giovedi 9 giugno 2016 LOSSERVATORE ROMANO pagina

di VICENTE CARCEL ORTI

La Conferenza episcopale spagnola e nata di fatto — ma non di diritto, perche non si era costituita formalmente — durante l’ultima fase del Vaticano II. Le riunioni che i vescovi tenevano periodicamente su temi conciliari, cominciarono ad avere un carattere speciale — un carattere piu deliberativo e orientato all’azione futura in Spagna — durante questa ultima fase. Frutto di quelle riunioni fu il documento collettivo Sobre acción en la etapa posconciliar, che fu pubblicato al termine del concilio, il giorno dell’Immacolata, l’8 dicembre 1965.

Dal 26 febbraio al 4 marzo 1966 l’episcopato spagnolo si riuni in assemblea plenaria nella Casa degli Esercizi di El Pinar (Madrid). Vi assistettero tutti i cardinali, arcivescovi, vescovi residenti e vescovi titolari in una sessione costitutiva della Conferenza episcopale spagnola, che s’istitui in conformita con il decreto conciliare Christus Dominus, n. 37 e seguenti, e nella linea dottrinale, spirituale e normativa del Vaticano II. In realta, quell’assemblea esamino parte delle questioni che avrebbero dovuto essere analizzate nell’ultima Conferenza dei metropoliti, che il cardinale De Arriba y Castro aveva programmato per novembre 1965, ma che alla fine non si era tenuta.
Nella Conferenza episcopale spagnola ci fu, per lo meno nelle sue linee generali, una prima tappa che ebbe un carattere costituente e che inizio con la procedura di un lavoro in comune, proprio della Conferenza come tale. I vescovi cercarono di mettere in pratica il concilio Vaticano II. Emersero presto le prime difficolta del post-concilio. I movimenti di apostolato laico e i gruppi piu inquieti del clero giovane sollevarono il problema del rinnovamento ecclesiale, con un linguaggio e un orientamento che risultavano nuovi per vasti settori della Chiesa spagnola. Il dialogo, nonostante la buona volonta degli uni e degli altri, divenne molto difficile.

Nei vescovi che diedero vita alla Conferenza episcopale predominava ancora la dottrina tradizionale. Percio, dalla presidenza e dalla segreteria si cerco di conciliare la dottrina del Vaticano II con la situazione creatasi nei quinquenni precedenti. Buon esempio di cio fu il documento pubblicato dalla Commissione permanente il 29 giugno 1966, con grande sorpresa di non pochi vescovi.
Si trattava di un’importante ed estesa dichiarazione su La Iglesia y el orden temporal a la luz del Concilio, la quale indicava, nella sua prima parte, i principi fondamentali sulla Chiesa e sull’ordine temporale. Se i vescovi venivano accusati di rifugiarsi dietro concettiastratti, questo documento ne era un buon esempio. A parte le sottili lodi che si tributavano al regime, la tesi centrale consisteva nel relativizzare le diverse opzioni politiche che iniziavano a manifestarsi pubblicamente all’interno della Chiesa spagnola. Certo, nessuno poteva monopolizzare il Vangelo e neppure ilconcilio a esclusivo favore della propria opzione politica. Ma inspiegabilmente gli autori di quel testo non dissero nulla del regime autocratico che aveva finito col presentarsi proprio a nome della dottrina cattolica.

Questo documento rivelo una posizione dell’episcopato che nel campo dottrinale si muoveva nella direzione indicata dagli orientamenti del Vaticano II, ma che nella valutazione della situazione concreta della societa spagnola non sembrava rispondere piu alla sensibilita delle nuove generazioni.
Esistevano nella gerarchia ecclesiastica due mentalita, due sentimenti e due tendenze opposte e in franca tensione, rappresentate da una minoranza di mentalita conservatrice, nell’ambito religioso, di status quo e di massima condiscendenza verso la situazione politica, e, dall’altra parte, una minoranza piu aperta, che vedeva gli errori presenti in campo politico e voleva che la Chiesa non solo mostrasse chiaramente la sua indipendenza e il suo atteggiamento approvativo in campo dottrinale, ma riteneva anche necessario, per esigenze cristiane, un cambiamento prudente e tuttavia effettivo, e il piu veloce possibile, della situazione politica.

La maggioranza dell’episcopato si situava tra queste due minoranze. Ma non si poteva dire che questa maggioranza adottasse un atteggiamento neutrale. Al contrario, per eta, mentalita e formazione, diremmo quasi per consuetudine esistenziale, dove si univano generalmente due esperienze diverse ma complementari — quella del sacerdozio vissuto in tempi difficili di persecuzione per la Chiesa e quella di un episcopato coincidente nel tempo con una situazione di pace sociale e di protezione ufficiale da parte dello Stato — per tutte queste cause, la maggioranza situata tra i due estremi era proclive ad appoggiare qualsiasi argomento che difendesse l’immobilismo e a preoccuparsi di fronte ai rischi che comportava qualunque cambiamento o progresso, per quanto necessario apparisse.

Dal 1966 al 1969 fu presidente della Conferenza episcopale spagnola il cardinale arcivescovodi Santiago de Compostela Fernando Quiroga Palacios, che la presiedette per il primo triennio. Quei tre anni furono piuttosto tranquilli, anche se cominciarono allora le tensioni per l’inclusione tra i temi delle assemblee plenarie di due questioni “conflittuali” (quella dei sacerdoti — da cui nacque la celebre Assemblea congiunta del 1971, sebbene nessuno potesse prevedere in quel momento l’orientamento, la realizzazione e le “conseguenze” che avrebbe avuto — e quella dei laici impegnati, in particolare dell’ap ostolato secolare dell’Azione cattolica).

Nel 1969 fu eletto presidente l’a rc i v e s c o v o di Madrid-Alcala, Casimiro Morcillo. Da quel momento l’episcopato intraprese decisamente la strada del rinnovamento conciliare perche era cambiato il contesto sociale e i problemi della vita ecclesiale non erano piu quelli del 1966. Un fattore importante del cambiamento dell’episcopato fu l’incorp orazione nella Conferenza episcopale di una nuova generazione di vescovi, come pure l’apertura e la flessibilita di cui diedero prova molti tra coloro che gia erano vescovi prima del concilio. In appena dieci anni, la Conferenza episcopale sperimento un profondo rinnovamento generazionale.


Monsignor Jose Guerra Campos, vescovo ausiliare di Madrid-Alcala, che era stato l’ultimo segretario generale della giunta dei metropoliti spagnoli, fu anche il primo della nascente Conferenza episcopale, e lo fu per sei anni, fino a marzo 1972

22 de mayo de 2016

Invito alla Lettura. Arnaldo Xavier da Silveira, Ipotesi teologica di un Papa eretico

Chiesa e post concilio

Dove sta andando la Chiesa cattolica? La Chiesa Una Santa è Viva e immacolata nel Suo Sposo; ma una parte di quella visibile rischia di subire una 'mutazione genetica' o questa è già avvenuta nostro malgrado e ne stiamo vedendo gli effetti? Ci confrontiamo per "resistere", nella fedeltà.


mercoledì 18 maggio 2016

Invito alla Lettura. Arnaldo Xavier da Silveira, Ipotesi teologica di un Papa eretico


Notizia in anteprima. Sta per uscire per i tipi Solfanelli: Arnaldo Xavier da Silveira,Ipotesi teologica di un Papa eretico, pag.200, Euro 15 [qui].


Il libro
Quest’opera di Arnaldo Vidigal Xavier da Silveira rappresenta un importante contributo alla teologia del XX secolo per il rigore intellettuale con cui affronta un tema difficile e mai adeguatamente approfondito: quello della possibilità di un Papa eretico. L’autore non si limita ad offrirci un quadro sintetico ed esaustivo delle diverse posizioni teologiche e canoniche emerse nel corso dei secoli, ma propone una equilibrata soluzione del problema, invitando i teologi a cercare una posizione condivisa. Lo studio venne pubblicato nel 1975 in lingua francese, ma ebbe diffusione solo tra gli specialisti. Oggi viene presentato per la prima volta al grande pubblico offrendo un contributo primario al dibattito, anche per il suo distacco dalla contingenza dell’ora presente.

L'Autore
Arnaldo Vidigal Xavier da Silveira è nato nel 1929 a San Paolo in Brasile. Dopo aver studiato presso i padri gesuiti, si è diplomato in Scienze giuridiche e sociali presso la Pontificia Università Cattolica di San Paolo e ha studiato filosofia presso il Seminario centrale dell’Immacolata Concezione in S. Leopoldo.

Ha insegnato Istituzioni politiche, Morale e Sociologia nella Facoltà di Filosofia, Scienze e Lettere di S. Bento e nella Facoltà di Scienze economiche Coração de Jesus, entrambe della Pontifícia Università Cattolica di San Paolo.

È stato collaboratore del mensile “Catolicismo”, pubblicato sotto l’egida di mons. Antonio de Castro Mayer, vescovo di Campos, pubblicando su questo periodico vari articoli sul Magistero della Chiesa e l’infallibilità papale e conciliare.

Fu poi uno dei cofondatori, e direttore della Sociedade Brasileira de Defesa da Tradição, Família e Propriedade, fino al 1976, quando iniziò a svolgere la professione di avvocato in San Paolo, continuando i suoi studi filosofici e teologici. I suoi articoli più recenti, alcuni dei quali tradotti anche in italiano, sono pubblicati sul sito Bonum Certamen.

Vedi scritti sul blog di Arnaldo Vidigal Xavier da Silveira: qui - qui - qui

23 de diciembre de 2015

The Catholic Church and the Jews


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  Published: December 20th, 2015 » InDepth » Op-Eds »

The Catholic Church and the Jews


Pope Francis prays at the Western Wall accompanied by the Kotel Rav, Rabbi Shmuel Rabinovitz.
Photo Credit: Nati Shohat / FLASH90
The recent pronouncement by the Roman Catholic Church to the effect that Catholics should not proselytize Jews, as Jews, without a belief in the Nazarene, are saved, has left me confused. Am I to understand the Church has rejected its long-held theological belief in Replacement Theology, clearly evidenced in Nostra Aetate and replaced it with a theology that goes beyond Pre-millennial Dispensationalism which is largely associated with the American Evangelical Christian community? Unlike Replacement Theology, which sees the Jewish People as rejected by G-d, Premillennialism believes there is a role for the Jewish People in the future of mankind through their return to Israel which will usher in the second coming of the Nazarene. It does not believe the Jews have found full grace in the eyes of G-d without the acceptance of “his son.”
Recent statements by Pope Francis have, on occasion, been well received by the Jewish community. For example, his statement that “anyone who does not recognize the Jewish people and the State of Israel — and their right to exist — is guilty of anti-Semitism…” In his first encyclical he wrote, “We hold the Jewish people in special regard because their covenant with God has never been revoked, for ‘the gifts and the call of God are irrevocable’ (Rom 11:29).” “As Christians, we cannot consider Judaism as a foreign religion. Dialogue and friendship with the children of Israel are part of the life of Jesus’ disciples. The friendship which has grown between us makes us bitterly and sincerely regret the terrible persecutions which they have endured, and continue to endure, especially those that have involved Christians.”
On the other hand, the recent announcement by the Vatican of an upcoming treaty to be signed with the State of Palestine and Fr. Lombardi, the Vatican spokesman stating. “Obviously this is an international agreement with the State of Palestine and reaffirms its international recognition” was viewed by the Jewish community as a step backwards in Catholic-Jewish relations. This begs the question, what is the touchstone the church employees with regard to its relationship with the Jewish People? I believe it is clear that it is Catholic theology. We can get some understanding of this by considering the tumult which arose when Pope Benedict allowed for greater usage of the traditional Tridentine Mass.
As an Orthodox Jew I can well relate to the feelings of those Catholics who wished to return to the Tridentine Mass. It was the Mass used by the international Roman Catholic Church portions of which date back more than 1,500 years. It was codified by the Council of Trent in the 16th century, and was the universal Mass of the Catholic Church until the introduction of the Mass of Pope Paul VI following the Second Vatican Council in 1965. Its language, Latin, its verbiage and in fact every aspect of the Mass are all clearly defined. Catholics across the globe entering Church found the service comforting and familiar much as Orthodox Jews visiting a Synagogue far from their home have the same experience with the Orthodox Siddur (prayer book.)
However, the announcement by Pope Benedict giving greater latitude to those in the Catholic Church wishing to offer the Tridentine Mass (Latin Mass) sparked an outcry from Jewish quarters. I believe it appropriate to review this occurrence in the light of Nostra Atatae which, in the 60s, was hailed by the Jewish establishment as a new dawn in Catholic Jewish relations.
Where does one begin? Perhaps the best approach is to review actual texts relating to Jews in both Nostra Atatae and the Tridentine Mass.
Among the conciliatory references to the Jewish people found in Nostra Atatae we find the following observation and statement: “True, the Jewish authorities and those who followed their lead pressed for the death of Christ still, what happened in His passion cannot be charged against all Jews, without distinction, then alive, nor against the Jews of today. Although the Church is the new People of God, the Jews should not be presented as rejected or accursed by God, as if this followed from the Holy Scriptures.”
Although Nostra Atatae avowed a respect for People of all religions, it nevertheless, as seen in the above quote, restated the involvement of the “Jewish authorities and those who followed their lead” in pressing for the Nazarene’s crucifixion by the Roman authorities. While not explicitly stated, one hopes this is a reference to the Sadducees and not the Pharisees, our Rabbinic leaders of the past upon whom all of contemporary Judaism is predicated and at whom Christian anti-Semitism was directed. “But woe unto you, scribes and Pharisees, hypocrites! For ye shut up the Kingdom of heaven against men: for ye neither go in yourselves, neither suffer yet them that are entering to go in. Woe unto you, scribes and Pharisees, hypocrites! For ye devour widows, houses, and for a pretense make long prayer: therefore ye shall receive the greater damnation.” Mathew 23: 13, 14. (To understand the attitude of the Pharisees to the birth pangs of Christianity one need but reference the Book of Acts, Chapter 5, where St. Luke recounts the intercession of Rabbi Gamliel, in the words of St. Luke, “a Pharisee called Gamliel, a teacher of the law held in high regard by all the People” in protecting the Apostles from the wrath of the High Priest, Joseph Caiaphas, a Sadducee.)
In stating “the Church is the new People of God” the Catholic Church reaffirms its long standing conviction that it is Catholic Israel, the spiritual embodiment of the Jewish People generally referred to in theological terms as Replacement Theology. It is commonly accepted that Replacement Theology has contributed in great measure to the denigration and persecution of the Jew. The only Christian Faiths that recognize a spiritual role for the Jew in G d’s plan for the future of His creation after the crucifixion are those that espouse Dispensationalism; a concept that places the Jew in the center of the future epic of the “second coming.” This belief is found particularly among Evangelicals and Fundamentalists.
Yet in spite of the above, the Jewish establishment recognized Nostra Atatae as ushering in a new opportunity for mutual respect between the Catholic Church and the Jewish People. I suspect, and this is only a supposition on my part, that this positive response was a recognition of the reality that, for the vast majority of Christendom, the Catholic Church included, the birth of Christianity in some fashion de facto includes a negation of the Jewish People as following the true message of G d. From a traditional Jewish perspective, the birth of Christianity overall was a positive moment in human history as through many of its tenets, there emerged within the heretofore pagan world, an acceptance of the Seven Laws of Noah, which, according to our religion, are a life style mandated by our Torah for the non-Jewish world.
The critique of the Tridentine mass is the inclusion in the Good Friday mass of a prayer for the conversion of the Jews. “Let us also pray for the faithless Jews, that our God and Lord may remove the veil from their hearts; that they also may acknowledge Our Lord Jesus Christ. Let us pray. Almighty and Eternal God, Who dost not exclude from Thy mercy even the faithless Jews: hear our prayers, which we offer for the blindness of that people; that acknowledging the light of Thy truth, which is Christ, they may be delivered from their darkness. Through the same Lord Jesus Christ, Who lives and reigns with God the Father in the unity of the Holy Ghost, God, through all endless ages.”
In these words the Tridentine Mass puts into prayer the extension of Catholic Israel and the rejection of the Nazarene by the Jewish People. Although I do take exception to the concept of “faithless Jews” or “perfidious Jews”, I do understand that, in a Christian sense, non-acceptance of what a Christian views as the greatest gift G-d has bestowed upon the world, that of his “only begotten son”, surely can only be understood by the believer as a faithless act. To pray that the “faithless Jew” accept that which is central to the concept of Christian salvation is surely understandable.
Both our sister Abrahamic Faiths are in part grounded in a redefinition of the true Judaism and the rejection of the Judaism practiced by the Jewish People. This redefinition of our religion and consequently the anointing of their own interpretation as the true Abrahamic Faith is always fraught with dangers for the Jew. Yet as I have shown Nostra Atatae, embraced by the Jewish establishment, reaffirms this fundamental belief. The Tridentine Mass gives it expression in prayer. For the Catholic Church, in its efforts to establish greater understanding of and friendship with the Jewish people, the belief that the Jews have erred in a very significant manner, is ever present.
As for the Jews, the famed Prime Minister of the United Kingdom, the First Earl of Beaconsfield, confidant of Queen Victoria, and member of the Church of England, Benjamin Disraeli, mused regarding the mind-set of the Jewish People, “The Jews are a nervous people. Nineteen centuries of Christian love have taken a toll.”
About the Author: Rabbi Philip Lefkowitz is the rav of Agudas Achim North Shore Congregation in Chicago. During his nearly five decades in the rabbinate he has led congregations in the U.S., Canada and the United Kingdom and served as an officer, Executive Committee member and chair of the Legislative Committee of the Chicago Rabbinical Council.

19 de diciembre de 2013

Rouco considera a Ratzinger «un guía excepcional» para entender el Concilio Vaticano II

Rouco considera a Ratzinger «un guía excepcional» para entender el Concilio Vaticano II

ABC - Día 18/12/2013 - 02.54h

La Biblioteca de Autores Cristianos presenta el segundo volumen de las Obras Completas del Papa emérito

El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, presentó este martes el segundo volumen de las Obras Completas de Joseph Ratzinger, «Sobre la enseñanza del Concilio Vaticano II», cuya edición española acaba de publicar la BAC (Biblioteca de Autores Cristianos).
Tras la aparición en noviembre de 2012 del primer volumen, «Teología de la liturgia», el cardenal Rouco explicó ayer que Joseph Ratzinger «es un guía excepcional para entender y comprender» el Concilio Vaticano II. «Si hay un buen intérprete del concilio ese es Joseph Ratzinger, un hombre con una capacidad intelectual extraordinaria yuna sensibilidad teológica admirable», afirmó el presidente de la CEE, durante el acto de presentación del libro, en el que también estuvieron presentes el rector de la Universidad Eclesiástica San Dámaso, Javier Prades López, el vicedecano de la Facultad de Teología, Gabriel Richi Alberti; el profesor de Teología sistemática en la misma universidad, Manuel Aróztegui Esnaola, y el director de la BAC, Carlos Granados.

Una obra en 16 volúmenes

Las obras completas del Papa emérito, que constan de 16 volúmenes y que serán publicadas en un plazo de seis años, «tienen un valor teológico en sí mismas pese a su renuncia al Pontificado», explicó Granados. En este sentido, añadió que el tomo presentado ayer no es un escrito «sobre arqueología conciliar sino sobre algo actual».«Ratzinger propone una solución perenne a los problemas que encuentra la Iglesia cuando dice que ‘la hora actual es una nueva oportunidad para anunciar la belleza y la fuerza de la fe’», señaló.
En este nuevo volumen se reúnen intervenciones que permiten hacer un balance de lo que ha significado el Concilio para la Iglesia. El propio Joseph Ratzinger, en el prefacio del libro, asegura que espera que«estas múltiples aportaciones, aun con todos sus límites puedan contribuir en su conjunto a comprender mejor el Concilio y a traducirlo en verdadera vida eclesial».
La edición española conlleva una traducción a alto nivel. El texto en su original en alemán ha sido traducido por Roberto Bernet y luego revisado por un comité de teólogos y profesores de reconocido prestigio, como Manuel Aróztegui Esnaola, Pablo Blanco Sarto, Olegario González de Cardedal y Gabino Uríbarri Bilbao.