21 de julio de 2016
EL PAIS. EDITORIAL: Psicosis de inseguridad
Psicosis de inseguridad
Es imposible mantener a la sociedad en calma y enfrentarse al terrorismo
si las pugnas políticas invaden el debate tras cada atentado
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Minuto de silencio
en Niza (Francia) por las víctimas del atentado del 14 de julio. O.
ANRIGO EFE
Existe un peligro latente de que los últimos atentados terroristas,
sobre todo el cometido en Niza el día de la fiesta nacional francesa, alimenten
la psicosis de los ciudadanos hacia los refugiados y las poblaciones
inmigrantes de origen musulmán ya asentadas en suelo europeo. Otros hechos
sucedidos en Alemania —un adolescente afgano que acuchilla a varios viajeros de
un tren, las violaciones de Año Nuevo en Colonia— contribuyen aún más al
sentimiento de inseguridad. Por eso es grave que algunos políticos intenten
aprovecharse del miedo para sus batallas partidistas. Es imposible mantener a
la sociedad en calma y enfrentarse al terrorismo si las pugnas políticas
invaden el debate público después de cada atentado. Y hay que recordar que el
año próximo habrá elecciones tanto en Francia como en Alemania.
La dignidad con que muchas personas asistieron a los actos en memoria de
las víctimas de Niza contrasta con los abucheos al primer ministro, Manuel
Valls. Los dos principales candidatos a dirigir la derecha francesa, Alain Juppé
y Nicolas Sarkozy, han cargado contra el Gobierno socialista por no haber
tomado las suficientes medidas de seguridad. Todo ello sin olvidar el discurso
permanente de la extrema derecha contra inmigrantes y refugiados.
Siempre se puede discutir sobre la eficacia de las medidas
antiterroristas, pero Francia ha tomado muchas: estado de excepción, despliegue
de efectivos policiales y militares, refuerzos de la legislación, todo ello sin
cejar en el ataque militar contra el Estado Islámico. El presidente francés,
François Hollande, anuncia ahora la movilización de reservistas y pide
voluntarios para engrosar las filas de una nueva Guardia Nacional. Todo ello da
idea de la gravedad de la situación.
En una Europa tan expuesta al yihadismo, es inútil dar la falsa
esperanza de que el éxito de las medidas antiterroristas está condicionado a
considerar como sospechosos a la mayoría de los musulmanes. La idea de una
retaguardia completamente a salvo de las guerras de Oriente Próximo solo es el
producto de la demagogia con que líderes irresponsables tratan de sacar partido
de una situación que exige exactamente lo contrario: mantener la unidad de los
demócratas, no caer en la tentación de dar curso al odio y ser conscientes de
que la sociedad europea tiene por delante una larga lucha.
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