30 de mayo de 2016
La OTAN estrena su fuerza de acción inmediata Un ejercicio liderado por España, con más de 2.000 militares en Polonia, activa este cuerpo
La OTAN estrena su fuerza de acción inmediata
Un ejercicio liderado por España, con más de 2.000 militares en Polonia,
activa este cuerpo
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Corresponsal
en Bruselas
Zagan (Polonia) 29 MAY 2016 - 14:39 BRT
Un encapuchado aguarda, agazapado en una zanja, los próximos pasos de un
soldado que se aproxima reptando. Cuando la distancia que los separa es de
cinco metros, el soldado lanza una granada al enemigo. El humo se extiende.
Minutos después, las tornas cambian y ese mismo soldado tiene que evacuar,
junto con otros compañeros, a una víctima. La escena se desarrolla en las
instalaciones militares de Zagan, en el oeste de Polonia, y pretende recrear
una situación de guerra. Los protagonistas del episodio, militares españoles,
británicos y albaneses, no ahorran dramatismo al espectador: gritos, disparos y
cortinas de humo aproximan el ensayo a una contienda real.
Maniobras de la
OTAN en Polonia. LUCÍA ABELLÁN EL PAÍS
Esta ficción forma parte de un conjunto de ejercicios militares con los
que laOTAN declara inaugurada la que considera su mayor proeza en muchos años: la
creación de una fuerza de acción inmediata, preparada para desplegarse muy
rápidamente en cualquier lugar del mundo. La primera avanzadilla debe hacerlo
en 48 horas y con la simulación que culminó el pasado viernes, la Alianza da
por cumplido el reto. “Hemos reducido enormemente el plazo de despliegue. Los
jefes de Estado y de Gobierno podrán decir, en la próxima cumbre de Varsovia,
que estamos preparados para cualquier amenaza”, sentencia el general Luis
Cebrián, jefe de la brigada Brilat, responsable de la fuerza de acción rápida.
España lidera, durante todo 2016, esa brigada multinacional
de nuevo cuño proyectada hace
dos años —cuando la tensión con Rusia parecía el mayor desafío exterior al que
se enfrentaba Europa— y estrenada de manera oficial ahora. Con el incremento de
las turbulencias en el vecindario sur del Viejo Continente, la Alianza
Atlántica se ha visto obligada a defender que la herramienta se adapta a
cualquier territorio, no solo al este. “Reconozco que estamos dando la
percepción de que miramos sobre todo al norte y no al sur de la Alianza.
Mentalmente yo estoy preparado para cualquier situación”, asegura el teniente
general Javier Varela, a cargo del despliegue español para el ejercicio militar
Brilliant Jump, desarrollado estos días en Polonia, muy cerca de la frontera
con Berlín. EL PAÍS asistió la semana pasada a parte de las maniobras, en un
viaje organizado por la Alianza.
La llamada punta de lanza de la OTAN aglutina a unos 5.000 soldados —solo fuerzas terrestres— que forman
parte de una fuerza de acción rápida más amplia, compuesta por 40.000. Para
garantizar y coordinar su despliegue, la Alianza ha creado, desde septiembre de
2014, ocho cuarteles de apoyo, todos en países de antigua influencia soviética.
Tensión con Rusia
El esfuerzo realizado para desplazar a 1.317 soldados, 286 vehículos y
munición desde España hasta Polonia equivale al transporte de 400 elefantes
desde Vigo hasta Szczecin, según cálculos de los expertos de la OTAN. La mayor
novedad es la rapidez: las unidades que realizaron ese trayecto en barco lo
hicieron en apenas tres días. “Se han tenido que hacer cambios fundamentales en
la OTAN para llegar a esta fuerza de rápida respuesta”, explica el teniente
general Manfred Hofmann, comandante del Multinational Corps Northeast, un
cuartel de la Alianza en Rumania.
Con la aportación española y la de otros tres países, el ejercicio
Brilliant Jump ha reunido entre el 17 y el 27 de mayo a 2.500 militares en el
oeste de Polonia, acompañados de 677 vehículos y 92 contenedores. Casi todas
las fuerzas españolas se han desplazado en aviones civiles, salvo la munición
más delicada. Ha sido el último ejercicio antes de la próxima cumbre de la
OTAN, que se celebrará el 8 y 9 de julio en Varsovia.
Sobre el terreno han actuado militares experimentados, muchos de ellos
curtidos en la misión de Afganistán, la operación de combate más extensa que ha
tenido nunca la OTAN. “Yo he estado en todas partes: Afganistán, Irak, Líbano,
Malí… No me gusta repetir”, bromea el militar Alejandro Ferreiros.
La cúpula de la organización militar ha ideado aparatosas siglas para
camuflar la verdadera naturaleza de estos cuarteles, muy cercanos a la
presencia permanente en el este que la OTAN se comprometió con Rusia por
escrito a no establecer. “Es algo completamente nuevo y lo hemos creado muy
rápido. Decimos que no son bases militares porque al final cada una tiene
asignadas unas 40 personas, principalmente civiles. Pero en el fondo los
llamamos cuarteles de la OTAN y permitirían, si fuera necesario, desplegarse
muy rápidamente”, admite el general Hans Van Griensven, uno de los principales
cargos del mando aliado de Brunssum (Holanda), desde el que se ha puesto en
marcha el cuerpo de acción inmediata.
Un dato ilustra a la perfección el giro de la OTAN hacia el este. El año pasado se desarrollaron 300 ejercicios militares en esa región.
Y en apenas seis semanas los líderes de los 28 países aliados se reunirán en la
capital polaca para celebrar su cumbre bienal. El jefe del Estado Mayor de la
Defensa en Polonia, el general Mieczslaw Gocul, calentaba motores estos días,
en plena realización de ejercicios militares en su territorio. “Ya hemos
mostrado que la fuerza de acción inmediata funciona. Ahora vamos a por el
próximo paso”. El responsable del Ejército polaco se refería a la presencia
permanente de tropas aliadas que el este reclama para sentirse a salvo de
Rusia. La OTAN trata de eludirlo por no agitar más la
confrontación con Moscú.
Muchos en la Alianza dudaban de su capacidad para activar una fuerza
ágil como la recién engrasada. “Estamos muy orgullosos de las capacidades y la
velocidad que la OTAN ha sido capaz de aplicar”, destaca el general Salvatore
Farina, comandante de uno de los dos grandes cuarteles operativos que gestiona
la OTAN, el de Brunssum.
Pero los retos de la organización van mucho más allá. Porque ni siquiera
una confrontación más tradicional, como la existente con el Kremlin, se puede
sofocar con las armas de otros tiempos. Los ciberataques, la guerra económica y
sobre todo la propaganda son hoy instrumentos más eficaces que los tanques y
los morteros. “Deberíamos estar listos para defendernos, no ya físicamente,
sino en el plano económico, tecnológico, diplomático…”, concluye el general Van
Griensven.
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