23 de mayo de 2016
Así es el aspirante al trono de Brasil, Bertrand de Orleans y Braganza
REALEZA
Quiere que el país latinoamericano
vuelva a ser una monarquía
Así es el aspirante al
trono de Brasil, Bertrand de Orleans y Braganza
Bertrand de Orleans y Braganza vive
de las subvenciones de su país. EFE
Católico y conservador, las revueltas contra Dilma Rousseff alimentan
las esperanzas de este príncipe carioca, que cuenta a LOC su día a día
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JOAN ROYO
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RÍO DE JANEIRO
·
GERMÁN ARANDA
·
RÍO DE JANEIRO
22/05/2016 06:21
La vida de
lujo y buenas apariencias que rodea a las monarquías no coincide con la de dos
hermanos herederos, solteros a sus 75 y 77 años respectivamente,compartiendo una sencilla y
nada ostentosa casa de alquiler. También es verdad que los príncipes Luiz Gastão de Orleans y Bertrand de
Orleans son príncipes de una monarquía extinta en 1889, cuando su tatarabuelo,
el emperador Pedro II de Portugal, fue depuesto por un golpe de Estado contra
el que ni siquiera se dio la molestia de luchar o protestar.
Ahora que
Brasil vive un momento de turbulencias políticas, con la presidentaDilma
Rousseff destituida
provisionalmente por Michel Temer en un proceso de impeachment, Bertrand,
segundo en la línea sucesoria si volviese el reinado de la familia, habla con
LOC y asegura que "la
monarquía volverá algún día a Brasil".
Licenciado
en Derecho y profundamente católico -"la fe ilumina nuestra vida",
dice- Bertrand tiene "una vida ordenada" y su día a día en el barrio
noble de Higienópolis, en Sao Paulo, pasa por levantarse a las 6 de la mañana,
realizar sus oraciones, "revisar la correspondencia" y llevar a cabo
una agenda de conferencias, contactos y visitas generalmente relacionadas con
la antigua monarquía o con otras familias monárquicas europeas. "Tenemos parentesco
con todas las casas reales. Con la española también: mi padre era primo hermano de la esposa del conde de Barcelona (María
de las Mercedes). Mi hermano Luiz estuvo en la boda del Rey Juan Carlos y la
Reina Sofía", recuerda Bertrand, que dice no haberse casado porque es
"muy idealista" y porque prefirió dedicar su vida "a la defensa
del pueblo brasileño". "Casarse es bueno, pero no casarse es
mejor", frivoliza.
En la
misma línea, su hermano mayor Luiz, primero en la línea de sucesión, aseguró en
una entrevista a medios locales que "casarse con alguien que no haya sido
educado en el mismo ambiente puede ser perjudicial para el pueblo
brasileño" y no haberla encontrado sería el motivo por el que estos dos solterones de más
de 70 años sigan viviendo juntos.
Su patrimonio perdido
Los hermanos
de Orleans no sólo sienten cierta nostalgia de la vida palaciega que tuvieron
sus antecesores, sino que todavía confían en retomarla algún día y defienden su
legitimidad y las pertenencias confiscadas por la República a su familia.
"El Museo
Imperial de Petrópolis (donde vivió el emperador Pedro) fue confiscado por la
República y creo que es una injusticia. Debería pertenecer a mi familia. La
proclamación de la República en sí fue una injusticia, entre los tres partidos
que había el único republicano tenía un apoyo muy pequeño, fue perpetrado un
golpe de Estado que no se correspondía con el sentimiento de estado
brasileño", evoca Bertrand.
Para
Bertrand, la monarquía sería la solución, "porque con la república empezó
el caos". "La
monarquía está en el alma del brasileño y por eso llaman a Pelé, el rey del
fútbol. En las manifestaciones últimas
aparecieron espontáneamente banderas monárquicas que fueron bien recibidas.
Creo que los medios de comunicación se tendrían que abrir más con la monarquía,
deberían tratarnos mejor".
Se refiere
Bertrand a las manifestaciones a favor del impeachment de Dilma Rousseff,
dominados por una masa de ciudadanos que clamaban contra la corrupción y
desconfían de la izquierda del Partido de los Trabajadores pero entre los cuales
también había otras minorías nostálgicas que pedían el regreso de los militares
al poder, como sucedió con el golpe del 64.
El Museo Imperial de Petrópolis es el
palacio, donde vivían sus antepasados
Como era
de esperar, el fin de la era Rousseff no abrió el camino ni a los militares ni
al vetusto Imperio y sí a un Gobierno del hasta entonces vicepresidente Míchel Temer, que estará al frente del país durante un máximo de 180 días, antes de los cuales debe celebrarse la
sesión definitiva en el Senado que podría alejar definitivamente a Dilma
Rousseff si vuelve a votar la versión de que el Gobierno cometió crimen al
maquillar las cuentas públicas de 2015. Para Bertrand, que fue compañero de
facultad de Temer, el nuevo Gobierno le deja "aliviado". "Es un hombre capaz e
inteligente, espero que sepa interpretar ese sentimiento del pueblo brasileño,
que es un pueblo conservador, y
respetar el derecho a la vida, a la propiedad y a la familia", abunda.
Conservadurismo extremo
El
príncipe expresa rabia hacia los gobiernos de Lula y Dilma y su "proyecto de país comunista" y asegura que el programa de
renta básica que ayudó a sacar a más de 30 millones de brasileños de la miseria
desde 2003 y a que Brasil saliera del Mapa Mundial del Hambre "es un
crimen". "Las personas pasan a depender del Estado. Vician a las
personas y ya no quieren trabajar porque tienen la Bolsa Familia", dice
él, precisamente, que vive de las donaciones de otras monarquías.
El
conservadurismo extremo de Bertrand en pleno siglo XXI resulta contradictorio
con lo progresista que era su tatarabuelo, el emperador Pedro II, en el XIX,
que se ganó la oposición de grandes propietarios y latifundistas cuando decidió
abolir la esclavitud poco antes de sufrir el golpe de Estado y era respetado y
admirado por intelectuales, científicos y artistas como Charles Darwin, Víctor
Hugo, Richard Wagner y Friedrich Nietzsche. Bertrand defiende su
posicionamiento político, a diferencia de lo que ocurre en las Casas Reales de
Europa, asegurando que "la función del monarca es encarnar la virtud de su
pueblo pero también defender sus derechos. Imagine que hubiera una amenaza
nazi en Brasil, el monarca tiene la obligación
de defender a su pueblo y entre nazismo y comunismo no hay ninguna
diferencia", asegura.
Sus
controvertidas opiniones políticas no se quedan en su Brasil natal, sino que
viajan hasta Europa para criticar al Papa. "Es el jefe de la iglesia, pero
algunas cosas me dejan perplejo como su insistencia con los refugiados de
Europa, que es una verdadera invasión. Europa está amenazada por todos
esos musulmanes que están llegando y mis parientes europeos están preocupados
por ello", dice en referencia a las
monarquías europeas.
Bertrand,
que cree que "España ama a su Rey" y que "los países con mayor
defensa de los derechos humanos hoy en día tienen una monarquía" mira al
futuro con la esperanza de que se parezca un poco al pasado: "Sólo Dios lo
sabe, pero yo tengo certeza de que volverá. No sé si mañana o pasado mañana, pero volverá".
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