Fuerzas en combate |
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Bajas |
7.600 bajas, 12 galeras | 30.000 bajas, 190 naves, 12.000 cautivos cristianos liberados |
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Batalla de Lepanto
Se enfrentaron en
ella la armada del Imperio otomano contra la de una
coalición cristiana, llamada Liga Santa, formada
por el Reino de España, los Estados
Pontificios, la República
de Venecia, la Orden de Malta, la República
de Génova y
el Ducado de Saboya.
Los cristianos resultaron vencedores, salvándose sólo 30 galeras turcas. Se
frenó así el expansionismo turco por el Mediterráneo occidental. En
esta batalla participó Miguel
de Cervantes, que resultó herido, sufriendo la pérdida de movilidad
de su mano izquierda, lo que valió el sobrenombre de «manco de Lepanto». Este
escritor, que estaba muy orgulloso de haber combatido allí, la calificó como «la
más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos, ni esperan ver los
venideros».1La Batalla de Lepanto fue un combate naval de capital
importancia que tuvo lugar el 7 de octubre de 1571 en
el golfo de Lepanto,
frente a la ciudad de Naupacto (o Lepanto, del
italiano y ahí al español), situado entre el Peloponeso y Epiro, en Grecia actual.
Índice
Venecia pide ayuda
a las potencias cristianas, pero sólo el Papa Pío V les responde. El
Papa consigue convencer al rey de España para que también ayude, y se forma una
armada para enfrentarse a los turcos. Esta armada se reúne en el puerto de Suda, en la isla de
Candia (Creta).
·
Por parte veneciana hay 136 galeras, 11 galeazas y 14 naves, al
mando de Jerónimo Zanne, Antonio de Canale y Jacobo Celsi.
En total suman 198
galeras, 11 galeazas, un galeón, 7 naves más,
con un total de 1.300 cañones y 48.000 hombres, de los que sólo 16.000 son
gente de guerra.
Mientras los
generales cristianos discuten la forma de hacer frente a la situación, el 9 de
septiembre los turcos toman Nicosia. Juan Andrea Doria, al ver que no hay
acuerdo posible entre las fuerzas cristianas, decide volverse a Sicilia el 5 de octubre.
En su regreso a sus bases, las fuerzas venecianas y pontificias sufren un
temporal en el que se pierden 14 de las galeras venecianas. El Papa y Venecia
culparon al almirante español del fracaso de la operación. Los motivos de Juan
Andrea Doria para no emprender un ataque contra fuerzas turcas superiores se
basaban en el mal estado de las dotaciones y del armamento de las galeras de Venecia.
Ante el fracaso de
esta expedición, Pío V reúne a
plenipotenciarios reales y venecianos para tratar de tomar medidas efectivas
contra la expansión turca por el Mediterráneo. Las discusiones se centran sobre
las misiones de la Liga y la duración de la concentración de fuerzas, con
posturas encontradas entre venecianos y españoles. Los primeros quieren
restringir su ámbito al Mediterráneo Oriental, mientras que los españoles
quieren incluir las costas del norte de África.
Gracias al empeño
personal del papa, el 24 de mayo de 1571 se
llega a una solución de compromiso:
·
La duración será ilimitada.
·
Servirá tanto para atacar a Turquía como para atacar
las plazas turcas del norte de África.
·
La armada estará formada por
200 galeras, 100 naves, 50.000 infantes y 4.500 jinetes.
·
Esta armada deberá estar
preparada para entrar en acción en abril de cada año.
·
España sufragará tres sextos
de los gastos, Venecia dos sextos y la Santa Sede el sexto restante.
·
El generalísimo de la liga
será Juan de Austria, y
cada nación aportará un Capitán General. Estos tres capitanes generales,
reunidos en consejo, acordarán el plan anual de operaciones.
·
Ninguna de las partes podrá
ajustar tregua ni paz con el enemigo sin participación y acuerdo de las otras
dos.
·
El generalísimo no llevará
estandarte propio ni de su nación, sino el especial de la Liga.
Una vez aprobado
el tratado, el Papa intenta que se unan al mismo Portugal, Francia y Austria, sin
conseguirlo. Francia incluso pactó con los turcos.
Mientras tanto,
los turcos continúan con su campaña de conquista de Chipre, y forman una
escuadra de 250 velas y 80.000 hombres para devastar y saquear algunos de los
puertos venecianos del Adriático. El 4 de agosto, por
falta de vituallas, cae Famagusta, con lo
que se completa la conquista turca de Chipre.
Una vez escogido
el puerto de Mesina como
punto de reunión, comienzan a llegar al mismo las diferentes escuadras. Los
primeros son los venecianos, que llegan el 23 de julio y traen, por el
momento, 48 galeras y cinco galeazas. Poco después arriban las 12 galeras del
Papa bajo el mando de Colonna. Juan de Austria y Sancho de Leiva salen de Barcelona
el 20 de julio con las galeras
del rey. Recalan en La Spezia para recoger
tropas alemanas e italianas, y llegan a Nápoles el 9 de agosto,
donde el 14 recibe Juan de Austria el estandarte y las insignias de la Liga
Santa, diseñados por el Papa y en el que aparecen los símbolos de las tres
comandos. Arriban a Mesina el 23 de agosto. Faltan por llegar las escuadras de Álvaro
de Bazán, Juan Andrea Doria, Juan de Cardona y 60
galeras venecianas. A primeros de septiembre ya está toda la flota reunida, y
su composición es:
Representación
de la batalla.
España:
·
90 galeras
·
24 naves
·
50 fragatas o bergantines.
Venecia:
·
6 galeazas
·
106 galeras
·
14 naves
·
20 fragatas.
Estados
Pontificios:
·
12 galeras
·
6 fragatas.
Las galeazas eran
los navíos más potentes gracias a su gran aportación artillera. Las galeras
eran impulsadas por remeros profesionales o por «chusma», gente que había sido
condenada, por cualquier delito, a este duro trabajo. Las piezas artilleras de
toda la escuadra eran 1.250. Pese a la gran cantidad de navíos reunidos, a Juan
de Austria le preocupaba el mal estado de muchos de ellos, debido a que muchas
de las galeras italianas se habían construido rápidamente y otras tenían los
espolones desgastados o podridos a causa de sus largas esperas en los puertos
de amarre. Pese a ello se decidió que podrían aguantar.
La Liga Santa
logró reunir un total de 91.000 soldados, marineros y chusma. 34.000 soldados,
13.000 tripulantes y 45.000 galeotes. Por la parte real eran 20.231 los
soldados, de los cuales sólo 8.160 eran nativos de la Península Ibérica,
italianos 8.160 y alemanes 4.987. Además se unieron 1.876 caballeros y
aventureros. A causa de la escasez de gente en las galeras venecianas, Juan de
Austria decide embarcar en ellas a 4.000 infantes españoles,2 para reforzar su
guarnición. También embarca a 500 arcabuceros españoles en cada galeaza.
El 15 de septiembre salen las naves de
Cesar Ávalos para esperar al resto de la flota en el Golfo de Tarento. El
16, sale el resto de la flota cristiana. En vanguardia van 8 galeras
exploradoras, al mando de Juan de Cardona,
general de la escuadra de Sicilia. Sus órdenes son ir 8 millas por delante del
grueso de la fuerza. El resto de la fuerza va dividida en cuatro cuerpos. Su
formación era la del águila, pero sin pico:
·
El primero, que será el cuerpo
derecho en combate, lo manda Juan Andrea Doria, con 54 galeras. Llevan
grímpolas verdes.
·
El segundo, que será el centro
en combate, lo manda Juan de Austria, y lleva 64 galeras con grímpolas azules.
·
El tercero, cuerpo izquierdo
en combate, lo manda Agustino Barbarigo y son 53 galeras con grímpolas
amarillas.
·
Y el cuarto, que es la
escuadra de socorro o de reserva en combate, lo manda Álvaro de Bazán. Está
formado por 30 galeras con grímpolas blancas.
Cada uno de estos
cuerpos lleva dos galeazas, que en caso de combate se pondrán por delante de la
formación principal. Los cuerpos están formados sin tener en cuenta la
procedencia de los buques, intercalando buques venecianos, reales y
pontificios. Encuentran tiempo borrascoso y vientos contrarios, lo que les impide
pasar Otranto hasta el 24 de
septiembre, dejando atrás a las naves de vela. Gil de Andrade, que lleva con sus galeras la
exploración lejana, informa de que la flota turca se encuentra en el golfo de
Lepanto, al resguardo de sus castillos. Juan de Austria decide dirigirse a Corfú, convocando
consejo de guerra, ya que, al haber dejado atrás a las naves de vela, no
disponen de medios de sitio para atacar los fuertes de Lepanto. Deciden
embarcar seis piezas gruesas de artillería de la defensa de Corfú, y salen a la
mar el 30 de septiembre.
Se plantea un
problema de competencias entre don Juan y los venecianos. El problema se
origina en una galera veneciana, donde por defender cada uno a su gente, se
enfrentan con las armas el capitán de la galera y el capitán de los soldados
embarcados, resultando herido el veneciano. El almirante veneciano, Veniero,
hace ahorcar al capitán de los soldados puestos por don Juan, por lo que éste
convoca consejo de guerra, del cual excluye a Veniero, llamando a Barbarigo en
su lugar. Juan Andrea Doria se manifiesta
partidario de volverse a España y dejar solos a los venecianos, a los que
considera de poco fiar, dada su experiencia anterior. Los generales al servicio
del rey que hablan después de él, defienden esta postura, pero Álvaro de Bazán
opina lo contrario. Dice que el hecho de que Veniero haya hecho un disparate no
es motivo para tirar por la borda todo el esfuerzo hecho hasta el momento. Los
que hablan después de don Álvaro apoyan su postura. Cierra el consejo don Juan,
diciendo «Adelante, sigamos el parecer del marqués», y deciden salir a la mar
muy de mañana, formar línea de combate a 15 millas de las bocas de Lepanto y
esperar 2 horas, y, si no saliese el enemigo, disparar sus cañones y volverse.
Estos fueron según
consta en la orden general de navegación y combate dada por D. Juan de Austria,
capitán general de la armada combinada de laLiga Santa o Santa Liga
Cristiana, en el puerto de las Leguméniças el 9 de
septiembre de 1571:
Deben tener mucho
cuidado los que gobiernan la Armada de mantener vivo en sus gentes el espíritu
religioso «á tal que Dios nuestro Señor nos ayude en la santa y justa empresa
que llevamos».
También se ordena
que la flota viajará con una avanzadilla 20 ó 30 millas delante de la Armada, a
cargo de "Fray Pedro Justiniano, Prior de Mesina y Capitán general
de las galeras de San Juan de Jerusalén, con seis galeras y dos
galeotas". En la misma orden de navegación, se ordena que la 4.ª escuadra
llamada "el Socorro", y que estará compuesta por 29 galeras, y «por
Capitán de ella ha de ir Don Juan de Cardona, Capitán general de las galeras de Sicilia» ha de ir en
retaguardia de toda la Armada recogiendo las galeras que se queden retrasadas
evitando que ninguna se quede atrás. Las galeras de la escuadra el Socorro
llevaban un «gallardete de tafetán blanco con un asta de pica, cuatro brazas
encima del fanal».
Se ordena asimismo
que toda la Armada debe proveerse de abundante agua «donde se hubiere de hacer
aguada», que se almacene en las galeras y que no se gaste más que para lo
necesario, ya que al ser tan grande la Armada, se teme tener dificultades para
conseguirla en un único punto y ordena por tanto que intenten aprovisionarse
con una distancia de cinco o seis millas una escuadra de la otra y, en caso de
tener por necesidad que hacerlo toda la Armada en el mismo punto, lo hará toda
la Armada al mismo tiempo. La orden dice que la escuadra de vanguardia debe
retrasarse a los lugares ordenados y las dos galeotas de Fray Scipion Ursino y Francisco de Mecina han de acudir al marqués
de Santa Cruz a
recibir órdenes.
Las galeazas,
según la previsión de la orden de navegación y combate de 9 de septiembre de
1571, cuando llegue el momento de la batalla se distribuirían de la siguiente
manera: La galeaza Capitana y la de Andrea de Pessaro con la escuadra de
batalla siendo remolcadas por ésta, y en el momento preciso se colocarían
delante de la escuadra «en derecho de la Real á tiro de cañón»,
esperando la orden para que se sacaran fuera de la batalla. Las dos del Duque
de Florencia, Capitana y Patrona irían al ritmo de la batalla y
lucharían en la parte derecha (Capitana) e izquierda (Patrona) de la Real. Las
galeazas de Don Ambrosio Bragadini y Jacobo Gozo irían
con el cuerpo derecho de la Armada a cargo del Marqués
de Santa Cruz, posicionándose para la batalla delante a la misma
distancia; el Marqués se tenía que hacer cargo de remolcarlas y pasarlas
delante. Las dos galeazas de Antonio ragadini y Vicencio Quirini irían en el cuerpo
izquierdo a cargo del Proveedor Soranzo, encargándose el Proveedor
Sorano de remolcarlas y posicionarlas para la batalla.
El 30 de
septiembre partió la Armada de los molinos (cerca de Corfú) y llegó a Leguminici (Albania) llamado
antiguamente Epiro, un puerto con abundantes suministros.
Llegó una de las fragatas que había llevado Gil de Andrade, avisando que el turco se encontraba
en el puerto de Lepanto, antiguo Naupacto y que había
enviado 60 navíos de remo y dos naves a Corn con
enfermos para dejarlos allí. Ordenó Don Juan de Austria a los que estaban
retrasados en Corfú que se dieran prisa y que pusieran orden, pues el tiempo
era de suma importancia. La Armada siguió enLeguminici, incluso después de llegar Antonio Colona (los
retrasados en Corfú), por el mal tiempo reinante, saliendo del puerto el
miércoles 3 al amanecer, si bien llevaban preparándose para la batalla desde el
día 1. Al llegar ese mismo día 3 a las 9 de la mañana al Cabo
Blanco, cerca de Chafalonia, ordenó Don Juan de Austria prepararse
para la batalla a toda la Armada. Don Juan personalmente fue por un lado de la
Armada poniendo en orden de batalla y por la otra, el Comendador mayor de Castilla. Navegaron toda
la noche hasta las 4 de la mañana y llegaron al puerto de Fiscardo en
el canal de Chafalonia. Llegó ese mismo día un barco desde Candia y
les contó que Famagusta había caído en
manos del turco y que todos habían sido degollados.
Durante los
siguientes días hasta el de la batalla, fueron aproximándose al puerto de Lepanto, enviando
Don Juan vigías por mar y tierra para descubrir la armada turca. El domingo, la
guardia que estaba en los calces de
la Real, avisó que había descubierto una vela latina, y al
poco toda la Armada turca. Don Juan ordenó subir vigías a los calces y que
trataran de contar. Al poco llegaron los vigías de tierra confirmando que se
trataba de la armada enemiga. Mandó Don Juan disparar una pieza de artillería y
otras señales previstas para avisar de la batalla. Se embarcó en una fragata
con Don Luis Cardona, caballerizo mayor y con su secretario
Juan Soto, y fue animando a sus soldados hablándoles de la victoria segura,
pues iban a pelear por Dios, afirmando que lucharían hasta perder la vida, pues
si la perdían, la ganarían.
Poco antes de la
batalla, se puso Don Juan de rodillas y oró a Dios pidiéndole la victoria para
los suyos. Lo mismo hicieron todos los de la galera Real y del resto de la
Armada. Tras esto les fue dada la absolución por los padres jesuitas y capuchinos enviados por su Santidad con el jubileo.
Cuenta Don Juan que en ese momento «fue el mar aquietado de tanta bonanza,
cuanta se pudo desear y forzó a la armada enemiga a plegar su velas y venir a
remo», lo que permitió a la Armada cristiana ponerse en orden de batalla,
especialmente el cuerpo izquierdo. Según lo acordado, el «Balsâ» disparó una pieza para pedir batalla, que fue
contestada por Don Juan con otra aceptando. Tras navegar una o dos millas en
dirección al «Balsâ», «mandó Don Juan segundar otra vez significando que
aseguraba la batalla». A la vista de la cantidad de velas, algunos propusieron
reunión del consejo de guerra, a lo que don Juan responde: «Señores, ya no es
hora de deliberaciones, sino de combatir».
Alí había llamado a
todos sus almirantes para concentrar sus fuerzas en Lepanto. El último en
llegar fue Mahomet, rey de Negroponte, con 60 galeras y 3.000 soldados.
En total reunieron
210 galeras, 87 galeotas y 120.000
combatientes, de los cuales 50.000 eran soldados, 15.000 tripulaciones y 55.000
galeotes. La «chusma» estaba compuesta de prisioneros cristianos capturados en
distintas batallas o asedios. Además, las piezas artilleras ascendían a 750,
menos que las cristianas, aunque los arqueros llevaban flechas envenenadas y
fueron muy útiles en los abordajes. Al igual que la flota cristiana, están
divididos en cuatro cuerpos. Su formación era de media luna.
·
El primero, cuerpo derecho, al
mando de Mahomet Siroco, gobernador de Alejandría, formado
por 54 galeras y 2 galeotas.
·
El segundo, centro, mandado
por Alí
Bajá, general en jefe, con 87 galeras y 32 galeotas.
·
El tercero, cuerpo izquierdo,
lo manda el corsario Cara Hodja (Kodja) con 61 galeras y 32 galeotas.
·
El cuarto, o escuadra de
reserva o socorro, lo manda Murat Dragut, y tiene 8 galeras y 21 galeotas y
fustas.
Las órdenes eran
terminantes. El gran señor Selim II ordenó a Alí salir
a la mar en busca de los cristianos y combatirlos donde los encontrara. Cuando
avistan a la flota cristiana, Pentev y
Uluch Alí recomiendan retroceder y ponerse bajo la protección de los castillos,
pero Alí, cumpliendo órdenes, manda atacar.
Fresco
de la batalla en el museo del Vaticano
A las 7 de la
mañana las dos escuadras se divisan. En el lado cristiano, Barbarigo, al mando
del cuerpo izquierdo, recibe órdenes de pegarse a la costa todo lo que le sea
posible, para evitar que las galeras turcas lo sobrepasen y hagan una maniobra
envolvente. El centro se coloca a su lado, pero el cuerpo derecho, al mando de
Juan Andrea Doria, tarda en incorporarse a la formación, dejando un espacio
libre entre el centro y el ala derecha. Las galeazas, fuertemente armadas y
artilladas, están situadas una milla por delante de la formación cristiana. Los
turcos tienen el viento en popa, pero, cuando están aproximándose, cambia el
viento, lo que les obliga a emplear los remos. Al llegar las primeras galeras
turcas a la altura de las galeazas, éstas abrieron un nutrido fuego de
artillería y arcabucería, lo que hizo que algunas naves turcas empezasen a
hacer ciaboga. Alí aceleró
su ritmo de boga, para así estar menos tiempo sometido al castigo, y los demás
le imitaron. Pero al acelerar la boga, el cuerno derecho turco se adelantó
sobre el resto de la formación, por lo que entabla el combate contra el cuerpo
izquierdo cristiano. Algunas galeras turcas consiguen pasar entre las fuerzas
de Barbarigo y la costa, y la galera de Barbarigo, la capitana del cuerpo
izquierdo cristiano, es atacada por varias galeras turcas. Barbarigo muere en
el combate de un flechazo en un ojo, y, cuando su nave está a punto de ser
apresada, todas las demás galeras de su grupo acuden en su auxilio, dando la
vuelta a la situación y haciendo que los turcos se retiren. Varias galeras
turcas varan en la costa, y sus tripulaciones huyen por tierra.
En el centro, la
capitana de Alí (la Sultana)
embiste, proa con proa, a la de don Juan (la Real),
dejando unidas a las dos embarcaciones en una plataforma de 110 metros. Al
embicar con el golpe, recibe en su cubierta todo el fuego de artillería y
arcabucería de que es capaz la galera de don Juan, lo que le produce muchas
bajas, repuestas inmediatamente desde otras galeras. Las galeras de Colonna,
Veniero, el Duque de Parma y Urbino se ponen al costado de la de don Juan, con
lo que se forma una piña de galeras cristianas y turcas en las que se lucha
cuerpo a cuerpo. Álvaro de Bazán, con sus naves de socorro, interviene
impidiendo que otras galeras turcas puedan unirse a esa piña, y envía 200
hombres de apoyo a la galera de don Juan. Cae rendida la galera capitana turca
y los cristianos se apoderan de su estandarte. La lucha duró una hora y media.
Con esto, el centro de la flota turca queda deshecho, al igual que antes su
flanco derecho. Alí Baja fue abatido por siete disparos de arcabuz y un soldado
de los Tercios, Andrés Becerra, descolgó el estandarte otomano y un galeote
cortó la cabeza de Alí ofreciéndosela a Juan de Austria. Éste la despreció con
gesto de asco y ordenó que la arrojase al mar.
En el ala
izquierda turca, Uluch Alí ve que hay un hueco entre el centro y el ala
izquierda cristianos, por lo que hace ademán de apartarse del centro turco,
para que Juan Andrea Doria le siga y así aumentar la brecha. Cuando ve que ésta
es suficiente, se lanza contra el costado derecho del centro cristiano, con sus
93 buques y la gente fresca, produciendo grandes daños a la capitana de Malta, a 10 galeras venecianas, a dos del Papa
y a otra de Saboya. Juan de Cardona acude con 8
galeras y el de Bazán con la escuadra de reserva, consiguiendo detener el
ímpetu del ataque turco, que estuvo a punto de cambiar la suerte del combate.
Uluch Alí, viendo
que todo el centro cristiano se dirige a atacarle y que las galeras de Doria
están a punto de llegar, corta los remolques de las galeras que había apresado
y consigue huir con 16 galeras. Juan de Austria sufrió una herida en un pie.
Hasta la puesta del sol continúa el combate a base de escaramuzas entre galeras
aisladas, y, al anunciarse mal tiempo, ordena don Juan reunirse y marchar con
las presas al puerto de Petala. Al día siguiente volvieron los cristianos al campo de batalla para recoger y
auxiliar a los buques desmantelados y a los náufragos.
En Petala los
cristianos efectúan el recuento de bajas. Se contabiliza la pérdida de 12
galeras cristianas (aunque luego ascendieron a 40 por los graves daños
sufridos) y de 7.600 hombres, de los que 2.000 eran españoles, 880 de la
escuadra del Papa y 4700 venecianos. Hubo 14.000 heridos. Se cuentan «170
galeras y 20 galeotas de 12 bancos arriba» apresadas a los turcos, de las que
sólo 130 estaban útiles, quemándose las otras 60. Se hicieron 5.000 prisioneros
y se liberaron 12.000 cautivos cristianos. Se estimaron entre 25.000 y 30.000
los muertos del bando turco. Cabe hacer algunas observaciones:
·
Aunque los turcos tenían más
hombres y más naves que los cristianos, las galeotas no podían oponerse a las
galeras.
·
En las galeras turcas, salvo
en las 40 ó 50 galeras reales, había menos hombres de guerra que en las
cristianas, gracias a la previsión de don Juan de embarcar tropas españolas en
las galeras venecianas.
·
Los cristianos usaban
arcabuces, mientras que los turcos preferían las flechas. Consideraban que en
el tiempo de cargar un arcabuz un arquero podía disparar seis flechas. Pero ni
los daños, ni el alcance, ni la puntería eran comparables.
·
En Mesina, don Juan había
ordenado rebajar los espolones de las galeras y cerrar las esculturas de adorno
de proa, con lo que los cañones tenían más campo de tiro.
·
Pese a la esperanza puesta en
ellas, la potencia artillera de la galeazas no tuvo casi influencia en el
combate, pero sirvieron para desbaratar la formación de combate turca, al
adelantarse su cuerno derecho.
·
La victoria de la batalla fue
atribuida a la Virgen
del Rosario, por haberse celebrado el primer domingo de octubre,
fecha en la que las cofradías del Rosario, fundadas por la Orden de Predicadores a la que
pertenecía el Papa San Pío V. Dicho
papa, que organizó un rosario público el día de la batalla naval en la Basílica
de Santa María la Mayor, estableció la fiesta de la Virgen de las Victorias el
primer domingo de octubre, que poco después, en 1573, Gregorio XIII la denominó fiesta
de la Virgen del Rosario, trasladándose al 7 de octubre.
Jamás se vio batalla más confusa; trabadas de
galeras una por una y dos o tres, como les tocaba... El aspecto era terrible
por los gritos de los turcos, por los tiros, fuego, humo; por los lamentos de
los que morían. Espantosa era la confusión, el temor, la esperanza, el furor,
la porfía, tesón, coraje, rabia, furia; el lastimoso morir de los amigos,
animar, herir, prender, quemar, echar al agua las cabezas, brazos, piernas,
cuerpos, hombres miserables, parte sin ánima, parte que exhalaban el espíritu,
parte gravemente heridos, rematándolos con tiros los cristianos. A otros que
nadando se arrimaban a las galeras para salvar la vida a costa de su libertad,
y aferrando los remos, timones, cabos, con lastimosas voces pedían
misericordia, de la furia de la victoria arrebatados les cortaban las manos sin
piedad, sino pocos en quien tuvo fuerza la codicia, que salvó algunos turcos.
2.
Jump up↑ Al decir infantes o arcabuceros
españoles se quiere decir «al servicio de España», ya que parte de ellos eran
italianos o alemanes.
·
Fernández Duro, Cesáreo: Armada española,
desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón.
Madrid: Museo Naval, 1972.
·
APARICI,
José Batalla
de Lepanto (Colección
de documentos relativos a la célebre Batalla de Lepanto sacados del Archivo de
Simancas), Imprenta Nacional, 1847.
·
Carasa.com (base de datos
completa de todas las galeras cristianas).
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