15 de octubre de 2013
15 de octubre fiesta de Santa Teresa: Nada te turbe -- Vivo sin vivir en mi - sobre aquellas palabras
santa
Santa Teresa de Avila
Nada te turbe, nada te espante todo se pasa,
Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza,
quien a Dios tiene nada le falta sólo Dios basta.
Vivo ya fuera de mí después que muero de amor, porque vivo
en el Señor que me quiso para sí. Cuando el corazón le di, puso en él este
letrero: que muero porque no muero. Esta divina prisión del amor en que yo
vivo, ha hecho a Dios mi cautivo, y libre mi corazón; y causa en mí tal pasión
ver a Dios mi prisionero, que muero porque no muero. ¡Ay! ¡Qué larga es esta
vida! ¡Qué duros estos destierros, esta cárcel, estos hierros en que el alma
está metida! Sólo esperar la salida me causa un dolor tan fiero, que muero porque
no muero. ¡Ay! ¡Qué vida tan amarga do no se goza el Señor! Porque si es dulce
el amor, no es la esperanza larga; quíteme Dios esta carga, más pesada que el
acero, que muero porque no muero. Solo con la confianza vivo de que he de
morir, porque muriendo el vivir me asegura mi esperanza; muerte do el vivir se
alcanza, no te tardes, que te espero, que muero porque no muero. Estando
ausente de ti, ¿qué vida puedo tener, sino muerte padecer la mayor que nunca
vi? Lástima tengo de mí, por ser mi mal tan entero, que muero porque no muero.
Mira que el amor es fuerte: Vida no me seas molesta; mira que sólo te resta,
para ganarte, perderte; venga ya la dulce muerte, venga el morir muy ligero,
que muero porque no muero. Aquella vida de arriba es la vida verdadera, hasta
que esta vida muera, no se goza estando viva: muerte, no me seas esquiva; viva
muriendo primero, que muero porque no muero. Vida ¿qué puedo yo darle a mi
Dios, que vive en mí si no es perderte a ti, para mejor a Él gozarle? Quiero
muriendo alcanzarle, pues a Él sólo es el que quiero, que muero porque no
muero.
Ya toda me entregué y di y
de tal suerte he trocado, que es mi amado para mí, y yo soy para mi amado. Cuando
el dulce cazador me tiró y dejó rendida, en los brazos del amor mi alma quedó
caída. Y cobrando nueva vida de tal manera he trocado que es mi amado para mí,
y yo soy para mi amado. Hirióme con una flecha enherbolada de amor, y mi alma
quedo hecha una con su Criador, ya no quiero otro amor pues a mi Dios me he
entregado, y mi amado es para mi, y yo soy para mi amado.
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