GENTE / CASAS REALES
¿Deben las autoridades beber en los brindis?
Día 16/10/2013 - 01.38h
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Doña Letizia no tomó cava el sábado en el Palacio Real. Pudo deberse a mil razones, como un despiste, y no fue un error de bulto, según los expertos en Protocolo. Lo más correcto es «acercarse la copa a los labios o mojarlos por cortesía», afirman
En dos semanas, la Princesa Letizia no ha brindado en dos celebraciones delante de los focos. No bebió de la copa en los fastos por el Día de la Policía y, en el primer desfile de la Fiesta Nacional y posterior recepción en el Palacio Real que presidía su esposo Don Felipecomo Heredero de la Corona el pasado sábado, tampoco se acercó el vaso de cava a los labios cuando se estaba brindando tras transmitir el mensaje del Rey, aún convaleciente. Ella miró la copa y declinó tomar alcohol. El gesto ha sido muy comentado, así que consultamos a los mayores expertos en Protocolo para saber si las autoridades y personalidades tienen que probar forzosamentede la copa en uno de esos actos festivos.
Las razones de Doña Letizia para no tomar alcohol pueden ser «mil»: desde que esté tomando un medicamento incompatible con cualquier ingestión alcohólica a que no quiera acusar los efectos de la bebida. Un cargo, una personalidad, una autoridad no deben aparecer ebrios públicamente, como sí les ha ocurrido a algunos mandatarios (por ejemplo, el francés Nicolas Sarkozy y el ruso Boris Yeltsin) y han sido objeto de la mofa popular por hacerlo. Así lo explica Gerardo Correas, consejero delegado de la Escuela Internacional de Protocolo, que en conversación con ABC.es responde que la «solución» de la Princesa era sencilla: solo tendría que haberse acercado la copa a los labios, mojárselos, no ingerir si no lo deseaba. «No le hubiera costado hacer ese gesto. Siendo una persona que está bajo tanta presión mediática y bajo la lupa de todo el mundo, no bebiendo dispara los comentarios», agrega.
Las razones de Doña Letizia para no tomar alcohol pueden ser «mil»: desde que esté tomando un medicamento incompatible con cualquier ingestión alcohólica a que no quiera acusar los efectos de la bebida. Un cargo, una personalidad, una autoridad no deben aparecer ebrios públicamente, como sí les ha ocurrido a algunos mandatarios (por ejemplo, el francés Nicolas Sarkozy y el ruso Boris Yeltsin) y han sido objeto de la mofa popular por hacerlo. Así lo explica Gerardo Correas, consejero delegado de la Escuela Internacional de Protocolo, que en conversación con ABC.es responde que la «solución» de la Princesa era sencilla: solo tendría que haberse acercado la copa a los labios, mojárselos, no ingerir si no lo deseaba. «No le hubiera costado hacer ese gesto. Siendo una persona que está bajo tanta presión mediática y bajo la lupa de todo el mundo, no bebiendo dispara los comentarios», agrega.
¿Protocolariamente, fue un yerro?
¿Cometió algún error según las normas protocolarias? «No es una cuestión de protocolo. Con lo que hizo, no afrenta a nadie diciendo "no brindo por esto", pero sí es un error porque se concibe como un saludo a algo, o alguien. Alguien que da lugar a tantas conversaciones y de la que se está hablando constantemente, debe ser consciente de que está en el punto de mira y sabiendo eso, no le cuesta nada acercarse la copa», responde Correas.
En otro orden de cosas, los expertos en protocolo consultados por este periódico, conocedores de cada requisito que exige también la vida en Zarzuela, aducen a que la Princesa iba impecable en cuanto a su imagen y actitud y restan importancia a las habladurías que puede derivar el «no brindis» del pasado 12 de octubre, considerando que pudo deberse a un mero«despiste o una distracción» de la Princesa, en este caso, y por extensión, de todas las autoridades que declinan brindar con una copa en la mano y beber.
Se trata, en suma, no de un error de bulto, sino de una puntual «mala utilización del protocolo, puesto que éste no es otra cosa que lo que transmite la imagen de la persona», en este caso de proyección pública. «Simplemente, hay que estar más atentos a la jugada», concibe el consejero delegado de la Escuela de Protocolo sita en Madrid.
Se trata, en suma, no de un error de bulto, sino de una puntual «mala utilización del protocolo, puesto que éste no es otra cosa que lo que transmite la imagen de la persona», en este caso de proyección pública. «Simplemente, hay que estar más atentos a la jugada», concibe el consejero delegado de la Escuela de Protocolo sita en Madrid.
«Un hecho probablemente fortuito»
Por su parte, Gloria Campos, directora general del Instituto Superior de Protocolo y Eventos de la Universidad Camilo José Cela, abunda en la misma idea. «Hay una presión mediática extraordinaria sobre cada gesto de las autoridades y de personalidades como la Princesa de Asturias. No obstante, no es necesario beber, pero sí debería haberse mojado los labios», coincide con su colega Campos. «Doña Letizia es una persona sistemática, autoexigente, que tiene previsión de vestuario y de actitudes para cada acto al que va. Es probable que la Princesa no se percatara de que alzó la copa y no se la llevó a los labios, pero también es cierto que se le ha dado demasiada importancia a este hecho probablemente fortuito. Debemos cuidar la comunicación no verbal y en este sentido quizás hubiera sido recomendable que para evitar el anecdotario hubiera realizado el gesto de beber, aunque creo que se le está dando excesiva importancia», añade.
Y prosigue: «El hecho de que este detalle se produjera el día en el que el Príncipe de Asturias representaba a su padre le ha dado mayor protagonismo. Pero se trata de una anécdota, ella estaría pensando seguramente en otra cosa», en la multitud de cosas que estaban pasando, en que todo estuviese en orden y perfecto porque era el primer día en 27 años en que Don Juan Carlos no acudía al desfile debido a su reciente intervención quirúrgica.
Y prosigue: «El hecho de que este detalle se produjera el día en el que el Príncipe de Asturias representaba a su padre le ha dado mayor protagonismo. Pero se trata de una anécdota, ella estaría pensando seguramente en otra cosa», en la multitud de cosas que estaban pasando, en que todo estuviese en orden y perfecto porque era el primer día en 27 años en que Don Juan Carlos no acudía al desfile debido a su reciente intervención quirúrgica.
Campos: «Los políticos deben huir de la imagen de cargo con copa en la mano»
Es un gesto de cortesía
La directora de este prestigioso instituto recalca que hay muchas normas sociales establecidas y depende de las circunstancias de cada momento, pero si la Reina Isabel II te invita a tomar un té como jefe de Estado y no te lo tomas con ella, puede desencadenar, incluso, en cierta tensión diplomática. «Si es un acto oficial, hay que ser cortés y aceptar lo que te ponen intentando que no se note tu desagrado, al fin y al cabo, no lo olvidemos, es el trabajo que les toca desempeñar. Siempre se puede dar un sorbo de té y no seguir probándolo, o no comerlo todo, pero los gestos y la cortesía hay que cuidarlos, sobre todo si estás representando a tu país y medio mundo te observa a través de los medios de comunicación. Los políticos también son marca nacional y no deben olvidarlo, al igual que los reyes y los príncipes y el protocolo sirve para que puedan hacer bien su papel sin lanzar mensajes erróneos».
Así las cosas, la directora general del Instituto universitario sintetiza de esta forma las dos equivocaciones en las que se puede incurrir cuando ponen frente a ti una copa de cava en un festejo de importancia y tú eres una conspicua personalidad: por defecto, es mejor mojarse los labios que no hacerlo. Por exceso, «beber de más y mostrar signos de embriaguez siendo un representante público es totalmente improcedente y fuera de toda corrección, y por supuesto proyecta una mala imagen de la institución y de la comunidad que representa».
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