8 de octubre de 2013
La música callejera deberá detenerse a la hora de la siesta
El Ayuntamiento de Madrid (PP)regulará a partir de diciembre la actividad de los músicos callejeros en el distrito Centro, no sólo sometiéndolos a un examen que certifique sus habilidades interpretativas, sino vetando además su actividad en las calles más ruidosas y, según ha podido saber EL PAÍS, prohibiéndoles tocar a la hora de la siesta, entre las tres y las cinco de la tarde.
La Junta de Centro, que preside el edil David Erguido, publicará el miércoles las bases de la convocatoria de una “prueba de idoneidad” para que todos los interesados en tocar en las calles del distrito cuenten con su permiso municipal correspondiente.
Durante un mes, podrán presentar una instancia, acompañada por un currículo básico (qué instrumentos tocan, dónde han practicado, etcétera; “no es necesario un grado de conservatorio”, explica Erguido), para participar en una prueba práctica que certifique un nivel mínimo de calidad.
Este examen se llevará a cabo previsiblemente en el centro cultural Conde Duque a finales de noviembre; el jurado estará compuesto por dos funcionarios del área municipal de Las Artes con conocimientos musicales, y otro de la Junta de Centro para las tareas administrativas. Así, los músicos callejeros deberán contar ya con su permiso en Navidades.
Erguido defiende este sistema de audición pública como medio para distinguir la actividad musical de una modalidad más de mendicidad, “no con el ánimo de prohibir nada”, insiste, sino para proteger el descanso de los vecinos en un área que el Ayuntamiento ha delimitado como de máxima protección acústica. De hecho, incluso con permiso, los músicos callejeros no podrán actuar en las calles catalogadas como ruidosas del centro, que se arraciman en cuatro áreas: el barrio de las Letras, en los alrededores de la calle de Huertas; la zona de las cavas y la plaza de San Andrés, en el espacio conocido popularmente como La Latina; el barrio de Chueca, entre Hortaleza y prácticamente la Castellana; y Malasaña, entre la plaza del 2 de mayo, Fuencarral y la Gran Vía.
En el resto de calles del distrito, los músicos con permiso municipal (la autorización será gratuita y con validez por un año prorrogable hasta cinco) podrán actuar de diez de la mañana a diez de la noche, y hasta las once en verano.
Deberán parar eso sí entre las tres y las cinco de la tarde, una petición de las asociaciones de vecinos añadida tras las consultas del edil con éstos y con la Asociación de Músicos de Madrid.
Las terrazas pueden abrir en el centro hasta las once en invierno y hasta medianoche entre el 15 de marzo y el 31 de octubre, excepto viernes y sábados que se amplía su horario hasta la 1.30.
Las disposiciones municipales incluirán otras restricciones: los músicos deberán cambiar de ubicación cada dos horas, tendrán que mantener una distancia mínima de 75 metros, y no podrán tocar en calles con una anchura menor a siete metros, según adelantó Abc. No habrá un cupo máximo de permisos porque “hay muchos músicos que sólo salen a tocar en contadas ocasiones, para ver el efecto que tienen sus composiciones, y sólo con ellos se coparían probablemente las autorizaciones y las calles se quedarían en silencio el resto del año”, explica Erguido, que añade otra restricción más: no se permitirán ni percusión ni amplificadores.
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