28 de junio de 2016
ELECCIONES GENERALES. Por qué han fallado las encuestas
Por qué han fallado las
encuestas
La falta de datos históricos sobre los partidos nuevos puede haber
provocado un error en los sondeos
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Seguidores de
Unidos Podemos durante el escrutinio. PABLO BLÁZQUEZ
DOMÍNGUEZ GETTY
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Las encuestas del 26-J tuvieron dos grandes errores: no previeron el crecimiento del PP ni el resultado pobre de Unidos
Podemos. El consenso es que el error más inexplicable e imprevisible es el de
la coalición encabezada por Pablo Iglesias. Un día después de las elecciones,
se intuye de dónde han salido los votos del PP —de un trasvase de Ciudadanos,
de la abstención y de otros partidos—, pero no por qué nadie vio que Unidos
Podemos iba a perder más de un millón de votos respecto al 20-D.
1. Las encuestas son
imprecisas. Es la excusa habitual: el margen de error. Aunque esta vez PP y Unidos
Podemos estaban por fuera de ese margen. Cuando se acierta mucho también es
raro: “Tras las catalanas dije que el modelo había fallado por acertar
demasiado”, dice Kiko Llaneras, analista de Politikon.
En diciembre salió bien, pero porque los fallos quedaron difuminados:
“Nos sorprendió un millón de votantes moderados, pero quedaron repartidos entre
varios partidos”, dice Narciso Michavila, presidente de GAD3.
2. El efecto manada. Las encuestas dirigen buena parte de la cobertura electoral. Esta vez la
mejor encuesta eran las elecciones del 20-D: “Si tienes unas elecciones hace
seis meses, lo mejor es que fuéramos todos conservadores y dijéramos que los
resultados se van a parecer. Pero eso no vende”, dice Alberto Penadés, profesor
de la Universidad de Salamanca y autor de La reforma electoral
perfecta.
Si las encuestas dirigen la cobertura, necesitan por tanto crear
tensión, noticia, titulares. La novedad en esta campaña era la confluencia
entre Podemos e Izquierda Unida. El sorpasso pasó a ser
la noticia y la mayoría de encuestadores picó: “Las encuestas van en manada.
Unas encuestas empiezan a decir una cosa y todas las siguen salga que lo que
salga”, dice Penadés. Eso ocurrió a pesar de que tradicionalmente la suma de
las coaliciones electorales no es pura aritmética.
3. El enigma del millón de
Unidos Podemos. Ahí parece estar el problema.
Los sondeos daban a Unidos Podemos cerca de 6 millones de votos, que era la
suma de los resultados de diciembre de Podemos más Izquierda Unida. Al final se
quedaron en 5 millones —un millón menos—, que fue el resultado de Podemos más
confluencias el 20-D.
“No hemos sabido detectar ese millón de votantes de Unidos Podemos más
Izquierda Unida. Les dábamos una fidelización muy grande”, dice Michavila.
Belén Barreiro, directora de MyWord, tuvo un problema similar: los votantes de
Unidos Podemos estaban hípermovilizados: “Podemos lograba retener 9 de cada 10
votantes, que es muchísimo, tanto como el PP. Izquierda Unida retenía 7 de cada
10”, dice Barreiro. Pero esa retención menor del ex votante de IU no es un
millón de votos menos. ¿Qué pudo pasar?
4. Los partidos nuevos son
volátiles. Las encuestas del 20-D fueron bien y eran más difíciles de predecir.
Había dos partidos nuevos que no tenían un espacio asentado ni un grupo de
votantes con un comportamiento fijo: “No solo decían que iban a votar, sino que
tenían una probabilidad de votar superior a la de otros partidos”, dice
Barreiro sobre los votantes de Unidos Podemos.
Pero resulta que los encuestadores no pueden fiarse siempre de lo que
dicen los votantes: “La gente dice que va a votar, pero no podemos usar lo que
dicen que van a hacer para predecir lo que van a hacer”, dice Kiko Llaneras.
Sin un comportamiento histórico previo, es difícil saber si los partidarios
habituales de un partido -en este caso Unidos Podemos- pueden quedarse en casa:
“La gente tiene esa intención pero no se traduce en comportamiento”, dice
Barreiro.
Pero nada es seguro: “Con los datos que tenemos es difícil aventurar por
qué. Se me escapa”, añade. Necesitamos para confirmar que los ovtantes de
Unidos Podemos son más abstencionistas algo más fiable: otra encuesta, la
postelectoral del CIS.
5. ¿Y si hubiera sido el
Brexit? Es poco probable. En Metroscopia preguntaron el viernes por la tarde —en
una de esas encuestas que no se puede publicar— si el Brexit había tenido influencia: “La
respuesta fue no”, dice Paco Camas, analista de Metroscopia. Michavila, de
GAD3, pareció ver una dinámica similar: “La inmensa mayoría de las familias ni
sabían que el Reino Unido estaba haciendo un referéndum".
Pero Camas intuye que pudo jugar un papel en la desmovilización del
votante más moderado de Podemos. ¿Hay tiempo desde el viernes hasta el domingo
para que el Brexit tuviera un efecto de cientos de miles de ciudadanos? “Es muy
fuerte decirlo así pero a priori no es descartable. Es nuestra primera hipótesis de hoy”, dice
Camas.
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