30 de junio de 2016
EL PAIS. EDITORIAL Podemos retrocede Los resultados electorales cuestionan el liderazgo de Iglesias
Podemos retrocede
Los resultados electorales cuestionan el liderazgo de Iglesias
Alberto Garzón
(izquierda) y Pablo Iglesias, durante el acto organizado por Unidos Podemos en
la noche electoral del 26-J. LUCA PIERGIOVANNI EFE
El inesperado retroceso de Unidos Podemos en las urnas, cuando todos los
sondeos daban por seguro el sorpasso al PSOE,
ha abierto una crisis interna en Podemos. Se cuestiona la decisión de confluir
con Izquierda Unida tras constatar que la coalición ha retrocedido precisamente
en aquellas provincias donde IU logró mejores resultados el 20-D. Lejos de
aumentar los escaños y votos logrados, su suma ha cosechado un millón de votos
menos.
Un número importante de votantes de IU, inspirados en el escepticismo de
algunos de sus líderes históricos como Cayo Lara o Gaspar Llamazares, parecen
haber dado la espalda a una coalición que percibían demasiado lejos de sus
siglas y líneas políticas. El “matrimonio de conveniencia”, como algunos
dirigentes de Podemos han calificado a la coalición, dejó tibios a muchos
votantes.
Otro factor de retroceso habría tenido que ver con el desconcierto y la
falta de credibilidad causados por los giros e inconsistencias ideológicas que
han dominado la campaña de Podemos. A la vez que respaldaba a figuras de
indudable cariz izquierdista como Julio Anguita, Diego Cañamero y Manuel
Monereo, Iglesias se presentaba como un socialdemócrata dispuesto a pactar con
el PSOE, pretendiendo así cubrir todo el espectro de la izquierda. Y a la vez
que mantenía la estrategia populista que marcó el arranque de Podemos, apelando
a la patria y al pueblo, reivindicaba el plurinacionalismo y el derecho a
decidir, para así sostener su posición en Cataluña y el País Vasco. Una
estrategia atrapalotodo muy difícil de mantener, que, sumada a la decepción que
produjo la decisión de ni siquiera abstenerse para facilitar la investidura de
Pedro Sánchez, explicaría la deserción de muchos antiguos votantes socialistas.
El retroceso de Podemos deja a su líder, Pablo Iglesias, en una
complicada posición. Cinco millones de votos y 71 escaños son un magnífico
resultado para una fuerza política de reciente creación. Sin embargo, la
decisión de Iglesias de forzar la repetición de elecciones y concurrir en
coalición con IU, se ha revelado como un gran error. El hiperliderazgo de
Iglesias se ha sostenido sobre su áurea de invencibilidad. Ahora que Podemos y
su líder no solo han tocado techo sino que han retrocedido, se generalizan las
demandas de un cambio profundo que abra el partido al debate interno y represente
mejor la pluralidad de sus votantes, simpatizantes y cuadros dirigentes.
Sin embargo, esa apertura podría abrir la puerta a la fragmentación de
Podemos: lejos de ser un partido cohesionado, son múltiples las facciones
ideológicas y territoriales que conviven dentro, muchas veces con posiciones
irreconciliables entre sí. La perspectiva de alcanzar el poder ha sido hasta la
fecha el principal factor de cohesión de Podemos. Tras el cierre del ciclo
electoral inaugurado en 2014, que ha incluido elecciones europeas, autonómicas,
municipales y dos elecciones generales, Podemos ha quedado configurado como un
gran partido de oposición, pero sin mucha capacidad de condicionar la agenda
política. Una estrategia, el maximalismo, que ha dado pocos resultados y que
convendría revisar.
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