Salvador Sostres
El partido más corrupto de España
Hay una transición hacia la democracia que la izquierda no ha realizado y en esto consiste nuestro más tercermundista atraso.
La solución política española pasa por un entendimiento, ni que sólo sea momentáneo, entre socialistas y populares. Pedro Sánchez lo sabe pero prefiere castigarnos con la pérdida de tiempo de la repetición electoral antes que aceptar la terrible mediocridad de su resultado y el inevitable principio de realidad.
Todos o casi todos los partidos españoles han tenido oscuros asuntos con su financiación, y los que no los han tenido es porque son tan insignificantes que no hay en el fondo nada que financiar. Sin duda el PP ha cometido errores en este sentido, que no sólo pueden ser denunciados sino que tienen que serlo. Denunciados, juzgados y, si es lo justo, condenados.
Pero que a partir de ahí el PSOE, que ha cometido todas las tropelías imaginables en una democracia, se atreva a hablar de corrupción en tercera persona, es de un cinismo tal que tendría que eliminar cualquier confianza que en él se hubiera depositado. Un partido que es capaz de mentir sobre hechos tan evidentes, no quiero ni pensar lo que puede llegar a engañarnos sobre casos más difícilmente comprobables.
Los defectos, los errores, y los delitos de representantes del Partido Popular en ningún caso pueden ocultarse, ni dejarse de castigar, bajo la alfombra del "tú más". Pero estas imperfecciones no pueden ser un pretexto para que los hermanos Dalton nos den lecciones de moralidad, ni para que los perdedores de las elecciones, los clarísimos perdedores de las elecciones, se presenten como los imprescindibles salvadores de la democracia, cuando quieren en realidad subvertirla en nombre de una superioridad ética de la que carecen por completo.
El escarnio público al que la prensa socialdemócrata ha sometido a Rita Barberá por 30.000 presuntos -¡y tan presuntos!- euros es de una bajeza sólo comparable al clientelarismo con que han tratado de disimular los deslumbrantes saqueos socialistas.
Y esto dejando a un lado que la mayor corrupción nunca será la pasta que un partido pueda llevarse por delante sino la incompetencia, la incomprensión de lo que la libertad es y significa, y la estrechez de espíritu. Decidme en qué país del mundo las recetas socialistas, igualitaristas o sindicalistas han creado riqueza, esperanza o futuro.
Los socialistas llevan todos estos años atrasándonos y empobreciéndoos porque son incapaces de asumir que no sólo han perdido las elecciones, sino también su sentido.
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