Cerca de la recesión
La economía global necesita un plan drástico para incentivar la demanda
La OCDE se mueve en el terreno de la abstracción cuando alude al término “respuesta colectiva contundente”. Cabe interpretar que la política monetaria dispone, en mayor o menor medida (obsérvese la resistencia del Bundesbank a las decisiones del BCE), de una capacidad de respuesta porque depende de bancos centrales que actúan con independencia y según la evolución de parámetros dados. Pero el caso de la política presupuestaria y fiscal es diferente. Europa, por ejemplo, no puede actuar de forma coordinada porque no tiene un gobierno común.
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Es difícil unir las causas mencionadas, detonadas por la crisis china, y dar con un remedio que resuelva todos los problemas planteados. A pesar de lo que diga la OCDE, ciertos específicos como bajar los impuestos no son una solución universal. En algunos casos será una medida eficaz —en los países con elevada fiscalidad— y en otros quizá agravaría la situación (España, por ejemplo, está por debajo de la presión fiscal media europea).
La “respuesta colectiva” requiere un plan convincente de estímulo de la demanda (más consumo y más inversión) fácil de enunciar pero difícil de coordinar en las áreas del dólar, el yen, la libra y, sobre todo, el euro. Pero, suponiendo que ese estímulo debe provenir sobre todo de programas de inversión pública y sabiendo que las reformas de algunos Gobiernos europeos (España, entre ellos) no han conseguido reducir su endeudamiento, tanto esos países como la banca serán los eslabores más débiles en una desaceleración brusca global que cada vez está más cerca.
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