Roto el bloqueo
El paso al frente de Sánchez posibilita una investidura que Rajoy impedía
Lo lógico era que Mariano Rajoy hubiera dado ese paso como cabeza de la fuerza más votada. No haberlo hecho supone la segunda negativa de facto a someterse a la investidura tras el rechazo que el presidente en funciones ya expresó a la propuesta del Rey en la primera ronda: una actitud que mantenía a las instituciones en estado de bloqueo. Era indispensable romperlo por algún sitio, tanto para abrir la vía que inicia la constitución de un Gobierno como para que empiecen a cumplirse los trámites que lleven a la repetición de las elecciones, en el indeseable supuesto de que no haya otro remedio. El ofrecimiento de Sánchez permite el desbloqueo de los mecanismos constitucionales.
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La formación de una mayoría parlamentaria pasa necesariamente por acuerdos heterogéneos. Este es el primer banco de prueba en el que se va a medir la talla política de Sánchez. Cuenta con una oferta para compartir un Gobierno de coalición por parte de Podemos, que tampoco ha hecho nada por crear relaciones de confianza, y además levanta ampollas en el seno del propio Partido Socialista; y con la disposición a hablar por parte de Ciudadanos.
A Sánchez le tocará explorar la búsqueda de apoyos en una fuerza y en la otra, sabiendo que ambas se consideran incompatibles entre sí, aunque bien es cierto que la política obliga en ocasiones a fabricar aliados entre los que se consideraban adversarios hasta la víspera. También es preciso que hable con el PP, sabiendo no solo que su abstención en la investidura puede evitar el inaceptable recurso a los nacionalistas e independentistas para permitir la constitución de un Gobierno en torno a Sánchez, sino que la colaboración del PP es imprescindible para avanzar en la reforma constitucional que se necesita, y que Sánchez ha prometido a quienes le votaron.
Tras el encargo del Rey, las posibilidades de Rajoy se limitan a esperar el fracaso de Sánchez; bien para volver a plantear su candidatura una vez quemada la alternativa, bien para intentarlo de nuevo en unas hipotéticas elecciones. Mientras, el periodo de interinidad del Gobierno va a continuar y España sigue expuesta a problemas financieros y políticos que urge atajar.
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