3 de octubre de 2018

NACHO ALDAY - CONTEMPLAR

martes, 2 de octubre de 2018


NACHO  ALDAY - CONTEMPLAR – 03/10/2018

El hombre debe poner toda su atención en un orden de realidades superiores, formando una especie de santuario interior, desde donde mire a su alrededor de una manera contemplativa.

Los dos puntos clave en la vida del hombre son la atracción continua por lo sublime y el deseo de eliminar lo horrible.

Si la persona forma su alma en la contemplación, tendrá una alegría interior en medio de las amarguras de la vida. Contemplando, la persona modela el alma que tiene algo de luminoso.

Ningún hombre es trivial. Sólo una cosa es banal: no ser capaz de ver el aspecto trascendente de las cosas. Los católicos se dividen en dos tipos, los que saben ver la belleza de la Fe, que brillan con una luz especial, y los que permanecen en la banalidad, volviéndose grises e inexpresivos.

Vivir es contemplar. Hasta que no percibe la dimensión maravillosa de las cosas, el hombre no vive. Para una persona inteligente, vivir es sobre todo contemplar. La razón por la que estamos en esta Tierra no es para comer, ni para vivir mucho tiempo, ni para hacer una gran carrera. Existimos para contemplar. El resto no es vida. Más bien, se acerca a la animalidad.

El libro titulado “Introducción a los símbolos” explica que el papel de los símbolos es venir en nuestra ayuda ofreciéndonos imágenes que transcienden nuestras estrecheces y desvelan un plano superior de la realidad. Por ejemplo, el león rampante, símbolo heráldico de la combatividad, nos ayuda a comprender esta virtud. Cuando un hombre posa sus ojos sobre una imagen y ella le habla es que tiene un mensaje para él.

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