PERISCOPIO
Blog Contra-Revolucionario
martes, 23 de octubre de 2018
NACHO ALDAY - CHEVERNY – 24/10/2018
Considerando el panorama de la foto vemos que se trata del Castillo de Cheverny, de estilo renacentista y clásico, situado en el valle del Loira, en Francia. ¿Dónde está su belleza? Es necesario analizar cada elemento.
La hierba parece de un verde esmeralda, que no germina en todas partes. En medio de la hierba, la cosa más común del mundo: una carretera totalmente recta. En el fondo, un castillo.
¿Qué tiene ese castillo propiamente de maravilloso? No se ve una estatua, no se observa casi ornato, ni es una construcción cara. Es lo maravilloso del equilibrio, lo maravilloso del edificio bien pensado, estudiado y construido con categoría. Es el equilibrio que se encuentra en las cosas francesas, que contienen toda clase de sabores.
Analicemos el edificio. Se compone de una especie de torre central, que es el punto monárquico de la construcción. Esta parte central es ligera, esbelta, pero de tal manera está bien pensada que no parece raquítica en relación a los dos extremos achaparrados e hinchados existentes a uno y otro lado. Está bien centrada, es la gracia dominando la fuerza, Jacob dominando a Esaú. Los elementos pesados coordinados alrededor del leve.
Es la afirmación de la superioridad del espíritu. El triunfo de la gracia sobre la fuerza, de la inteligencia sobre las cosas materiales.
Sin embargo, el contraste entre la parte central y los dos extremos es equilibrado, porque todo contraste, para ser equilibrado, tiene que tener partes intermedias armónicas, y los dos cuerpos de edificios iguales, que no son tan esbeltos como el central, ni tan rechonchos como los extremos, se sitúan entre uno y otro preparando la transición.
La altivez del castillo es lo que tiene de más gracioso. Es como quien dice: Soy fuerte, pero sobre todo me precio de ser inteligente. En definitiva, estoy completo. Estoy dotado de inteligencia y de fuerza. Soy equilibrado.
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