2 de septiembre de 2016
Qué es la fiebre hemorrágica Crimea-Congo
Qué
es la fiebre hemorrágica Crimea-Congo
Confirmada una muerte y un contagio en Madrid por
un virus que transmite una garrapata
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Madrid 2 SEP 2016 - 03:47 BRT
Fachada del hospital de La Paz. LUIS SEVILLANO
La fiebre hemorrágica de Crimea-Congo (FHCC), que ha provocado la muerte de un hombre de 62 años en el hospital Gregorio Marañón de
Madrid y un
contagio a una enfermera del Hospital Infanta Leonor, es una enfermedad muy
extendida causada por un virus (Nairovirus) de la familia Bunyaviridae
transmitido por garrapatas duras (Ixodidae), principalmente del género
Hyalomma. Este virus causa graves brotes de fiebre hemorrágica viral, con una
tasa de letalidad de entre el 10% y el 40%. Su presencia ya fue detectada en
España, en Extremadura, en 2011, lo que motivó la elaboración de un informe de riesgo por parte del Ministerio de Sanidad
La FHCC es endémica en África, los
Balcanes, Oriente Medio y Asia en los países situados por debajo de los 50
grados de latitud norte, que es el límite geográfico de la garrapata que
constituye su vector principal, según
la Organización Mundial de la Salud.
El virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo se transmite a las personas ya sea por la
picadura de garrapatas o por contacto con la sangre o tejidos de animales
infectados durante o inmediatamente después de la matanza. La mayoría de los
casos se han dado en personas relacionadas con la industria ganadera, como
trabajadores agrícolas, trabajadores de mataderos y veterinarios. Entre los
huéspedes del virus de la FHCC figuran una amplia variedad de animales
salvajes y domésticos como vacas, ovejas y cabras. Muchas aves son
resistentes a la infección, pero los avestruces son vulnerables. En España hay
granjas de avestruces.
Puede haber transmisión entre seres humanos
en casos de contacto estrecho con sangre, secreciones, órganos u otros líquidos
corporales de personas infectadas. También se producen infecciones nosocomiales
como consecuencia de la mala esterilización del equipo médico, la reutilización
de agujas y la contaminación de los suministros médicos.
La duración del periodo de incubación
depende del modo de contagio del virus. Después de la picadura de garrapata, la
fase de incubación es generalmente de uno a tres días, con un máximo de nueve
días. El periodo de incubación tras el contacto con sangre o tejidos infectados
es normalmente de cinco o seis días, con un máximo documentado de 13 días.
Los síntomas de la fiebre hemorrágica de
Crimea-Congo comienzan de forma súbita, en forma de
fiebre, mialgia (dolor muscular), mareo, dolor y rigidez de cuello, lumbago,
cefalea, irritación de los ojos y fotofobia (hipersensibilidad a la luz). Puede
haber náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal y dolor de garganta al
principio, seguidos de bruscos cambios de humor y confusión. Al cabo de dos a
cuatro días, la agitación puede dar paso a somnolencia, depresión y debilidad,
y puede aparecer dolor abdominal en el cuadrante superior derecho, con
hepatomegalia (aumento del tamaño del hígado) detectable.
Distribución geográfica de la garrapata Hyalomma en la cuenca del
Mediterráneo, según el informe de Sanidad de 2011.
Otros signos clínicos posibles son
taquicardia (aumento del ritmo cardiaco), adenopatías (inflamación de los
ganglios linfáticos), y erupción petequial (erupción por hemorragia cutánea) en
mucosas internas, por ejemplo en la boca y la garganta, y en la piel. Las
petequias pueden dar paso a erupciones más grandes llamadas equimosis, así como
a otros fenómenos hemorrágicos.
El ser humano es el único huésped en el que
se desarrolla la enfermedad. La FHCC afecta fundamentalmente a trabajadores
expuestos a poblaciones de garrapatas, siendo mayor grupo de riesgo el de los
granjeros que viven en áreas endémicas, agricultores o trabajadores en contacto
con animales.
La presencia de este virus ya había sido
detectada con anterioridad en España. Este patógeno fue aislado en fincas de
caza de Cáceres, en las lindes del río Tajo en la frontera portuguesa, oculto
en garrapatas que infectan a ciervos y otros animales. Las garrapatas son las
principales responsables del contagio en humanos en las zonas del mundo donde
la enfermedad es endémica y donde la mortalidad puede alcanzar el 40%. Un estudio en 2012 ya alertó de que el virus hallado
en España era muy similar a otro que había causado brotes en humanos en África.
La hipótesis más plausible es que el nuevo virus llegase a España a bordo de
aves migratorias.
El Ministerio de Sanidad español hizo en octubre de 2011 un informe
de evaluación de riesgo, en el que estimaba bajo el riesgo de transmisión del
virus, pero recomendaba una serie de medidas, entre ellas más investigación
para saber si el virus está circulando y también una vigilancia entomológica
para el seguimiento y control de las garrapatas que lo transmiten. El principal
foco de sospecha de su presencia era Castilla-La Mancha.
Es difícil prevenir
o controlar la infección en los animales y las garrapatas, debido a que tanto el ciclo
garrapata-animal-garrapata como la infección de los animales domésticos suelen
pasar desapercibido. Actualmente no hay ninguna vacuna segura y eficaz
ampliamente disponible para uso humano.
El tratamiento general de sostén contra los
síntomas es la principal opción ante esos casos. Se ha utilizado el antiviral
ribavirina para tratar la infección, con efectos claramente beneficiosos.
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