24 de julio de 2014
Israel choca con la defensa de Hamás
el pais - JUAN GÓMEZ Gaza 23 JUL 2014 - 22:01 CEST731
La dureza de la reciente batalla entre los milicianos de Hamás y el Ejército israelí era bien visible el miércoles en las aldeas de Gaza fronterizas con Israel. Los tanques se retiraron de su ofensiva nocturna en dirección al este y decenas de vecinos de la aldea de Zanna aprovecharon para escapar en dirección contraria, hacia la ciudad de Jan Yunis. Campesinos como Ibrahim Abu Samtan se llevaban comida y objetos de sus granjas. Algunos vecinos se hacían seguir por sus cabras. Un hombre con cara de pánico se alejaba del pueblo con una oveja en brazos. De pronto, este éxodo rural se vio acrecentado por un grupo de hombres jóvenes, desarmados y vestidos de paisano. Uno de ellos llevaba un walkie-talkie y otro, una batería eléctrica. Dejaban atrás las casas hundidas del pueblo y un remolque blindado con inscripciones en hebreo que los israelíes abandonaron, muy dañado, en su retirada nocturna. Los tanques tiraban a unos 700 metros.
El Ejército israelí encajó dos bajas en la zona durante las horas anteriores. Desde el lado palestino se hablaba de siete milicianos caídos. Israel avanzó sobre las localidades orientales de Jan Yunis buscando armas palestinas y lanzaderas de cohetes. Los vecinos del pueblo niegan haber visto lanzamientos de cohetes contra Israel, pero la presencia de los milicianos en la zona resulta obvia. Las Fuerzas Armadas de Israel explicaron que los habían atacado con granadas antitanque desde una de las mezquitas de Jan Yunis. Murió un sargento.
Otros tres paracaidistas murieron mientras buscaban las bocas de los túneles que Hamás está usando para infiltrarse tras las líneas enemigas y hostigar a los soldados israelíes desde la retaguardia. En seis días de invasión terrestre han perdido ya 32 soldados, una cantidad ingente comparada con la invasión de 2008, cuando perdieron 10 soldados en tres semanas. Cuatro de ellos murieron por fuego de su propio bando. El número de palestinos muertos desde que empezó la actual operación israelí contra Gaza, el pasado 8 de julio, superó el miércoles los 655. Más del 75% eran civiles, según cálculos de la ONU. El 20% de los muertos palestinos en Gaza son niños.
El sepulturero del cementerio de Jan Yunis, Mahmud Naga, cree que los tanques de Israel se retiraron de Zanna porque ya habían cumplido su misión. La ciudad vecina de Khuzaa, en cambio, seguía ocupada por el Ejército al caer la tarde. Según un vecino llamado Mohamed Nayar, 4.000 habitantes trataron de escapar en masa del pueblo, pero “se lo impidió el fuego de los tanques”.
El ministro israelí de Defensa, Moshé Yaalón, anunció el miércoles una posible nueva fase en la escalada bélica de Gaza. Hamás seguía por la tarde disparando cohetes contra territorio israelí. Ni los miles de bombas israelíes ni las arriesgadas operaciones terrestres han detenido los lanzamientos de cohetes ni la sangría entre las filas israelíes. Entre las 32 bajas de Israel figura un número llamativo de oficiales y suboficiales. Más de 40 soldados están hospitalizados con heridas de gravedad diversa.
Con este panorama sangriento, un analista del diario israelí Haaretzconsideraba el miércoles las dificultades políticas de un escenario de salida aceptable para el Gobierno israelí. El descubrimiento y la destrucción de 30 túneles de Hamás no parece un logro que justifique el precio en vidas del asalto cuando, además, Hamás demuestra todo el día su capacidad de seguir lanzando cohetes hacia Israel. Los principales líderes islamistas siguen indemnes. El miércoles por la tarde se escuchó el despegue de cohetes de considerable potencia desde Gaza. Las alarmas antiaéreas sonaron en ocho localidades próximas aTel Aviv, cuyo aeropuerto ha visto cancelados un gran número de vuelos internacionales desde el martes.
La superioridad militar sobre Hamás es tan abrumadora como en las operaciones militares de 2008 y 2012, pero los milicianos islamistas han sabido mejorar sus sistemas de defensa y de protección. Por ahora, Israel ha sido incapaz de matar ninguno de los principales dirigentes de los grupos armados más potentes de Gaza, Hamás y la Yihad Islámica Palestina.
Durante las tensiones de los días previos a la operación sobre Gaza, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, dijo que seguiría una estrategia de “contención” ante Hamás, pese a las presiones de los ministros ultraderechistas, como el titular de Exteriores, Avigdor Lieberman. La estrategia no se impuso. Estos sectores le exigen ahora que amplíe la invasión de Gaza hasta recuperar el control militar de la Franja. No hay que meterse a profeta para augurar el catastrófico número de muertos palestinos e israelíes que costaría esta conquista.
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