10 de septiembre de 2012
La Diada más soberanista de CiU
La Diada más soberanista de CiU
el pais - ÀNGELS PIÑOL Barcelona 9 SEP 2012 - 22:39 CET516
Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) hacía años que no participaba en la manifestación de la Diada. Era poco menos que meter la cabeza en la boca del león, ya que, convocada por sectores independentistas radicales, en los últimos años se había llegado a increpar al cortejo de los independentistas de Esquerra republicana de Catalunya (ERC). Pero a la manifestación de este año van a asistir desde el mismísimo Josep Antoni Duran Lleida, líder de Unió, que ha rectificado a última hora, hasta el alcalde socialista de Lleida, Àngel Ros, pasando por los ecosocialistas de Joan Herrera. Y eso por no hablar del Gobierno casi en pleno, avalado por el presidente de la Generalitat, Artur Mas, que dice que asistirá “en espíritu”.
¿Qué ha pasado para que una manifestación que apenas reúne cada año a 10.000 personas pueda congregar a casi un millón? Al menos, esos son los cálculos de Ros, que, desoyendo a Pere Navarro, primer secretario del PSC, estará en la marcha. Pues básicamente porque pese a que la manifestación sea originariamente independentista se ha abierto la veda para que cada uno proteste con su memorial de agravios bajo el brazo: unos a favor de la independencia (los soberanistas); otros, en defensa del pacto fiscal (Convergència y sectores socialistas), y otros, contra los recortes y la recentralización del Gobierno del Partido Popular (Iniciativa y la Federación de Asociación de Vecinos de Barcelona).
Nadie duda que la manifestación será un éxito abrumador. Solo la Asamblea Nacional Catalana, organizadora del acto, ha fletado un millar de autocares para trasladar a los manifestantes, amén de que varios Ayuntamientos (Girona y Figueres, entre ellos) han organizado trenes especiales para la ocasión. El Consistorio de Barcelona ha habilitado zonas para aparcar los miles de autobuses que llegarán a la ciudad, que se vestirá para la cita: los chorros de la fuente situada entre el Paseo de Gràcia y la Gran Vía lucirán de noche los colores de la senyera.
Los organizadores han agotado las estelades (banderas independentistas, senyeres con la estrella) y han animado a que la marcha sea pacífica. La presidenta del Parlamento catalán, Núria de Gispert, recibirá a una delegación de los convocantes cuando concluya. El propio Duran, que al principio justificó su ausencia porque ese día hay sesión en el Congreso, vaticinó que será una jornada “histórica”. “Estuve en la Diada de 1977 [la de la llegada de Josep Tarradellas] y estaré esta vez. No bajamos la cabeza el 11 de Septiembre de 1714 ni lo haremos ahora para seguir avanzando”, dijo.
Como dijo el propio Duran en su carta web: “No hay que ser ni catalanista para protestar. Solo querer a Cataluña”. El democristiano alegó que se sumaba así a la manifestación porque, dijo, le indignaron las palabras de la popular Alicia Sánchez-Camacho cuando señaló que el Gobierno de Rajoy ya ayudaba a Cataluña pagando nóminas y los conciertos. Uriel Bertran, portavoz de Solidaritat, no lo vio así y acusó a Duran de querer reventar en el fondo la marcha soberanista.
Maestra en el surfeo soberanista, CiU contribuye con su espaldarazo a que la marcha sea un éxito. De entrada, fue Mas el que animó a primeros de agosto a reivindicar en la Diada el pacto fiscal. Pese a que la marcha discurrirá bajo el lema Catalunya, nou Estat d’Europa, a la cúpula nacionalista no le incomoda especialmente esa leyenda al recordar que en su último congreso ya aprobó una ponencia en favor del Estado propio. Pero olvida que un día después sostuvo que aspirar a él no quiere decir necesariamente ser independentista. El propio Mas dio en 2011 otro ejemplo de ese surfeo en las consultas soberanistas: tras dudar de si debía actuar como ciudadano o presidente en la Generalitat, al final acudió a votar. No hubo fotos del momento ni tampoco las habrá de su presencia en la manifestación porque acudirá de forma “anímica”.
Pero, con esa decisión, legitimó el movimiento. Días después, CiU se lavó las manos y no apoyó una resolución parlamentaria de Solidaritat en favor de la independencia. En cualquier caso, la manifestación canalizará el hartazgo contra el Gobierno central que ha desoído reivindicaciones formuladas desde Cataluña: no paga sus compromisos (el fondo de competitividad y la Disposición Adicional Tercera); y muestra escasa sensibilidad ante el déficit fiscal. A todo ello se suma la sentencia del Tribunal Constitucional, que recortó el Estatuto refrendado en las urnas. En julio de 2010, salieron a la calle cientos de miles de ciudadanos en contra del fallo. Y la marcha del martes será la que tomará el relevo a aquella histórica movilización, ahora espoleada por la crisis y por la presentación de independencia o el pacto fiscal como salida a los males. Está por ver cómo capitalizará Mas una protesta tan poliédrica.
“No se puede pedir [el pacto fiscal] lo que se sabe que no se va a dar”, proclama la popular Alicia Sánchez-Camacho, que denuncia la fractura social y utiliza un vocabulario importado del País Vasco al hablar de los partidos “constitucionalistas”. El Ejecutivo catalán intuye de sobra que Rajoy no le concederá en la reunión del día 20 de septiembre gran cosa, más allá de un guiño para ganar tiempo. “Pedimos el fuero”, sostiene Francesc Homs, portavoz de Ejecutivo catalán, para que no se rechace la propuesta por falta de recursos. La duda es el famoso plan b: si Mas da un paso adelante en favor de la hacienda propia. O si avanza las elecciones porque fracasa su propuesta de pacto fiscal o no tiene socios para gobernar o Hacienda interviene Cataluña. Por si acaso, el PP ya se prepara para las elecciones anticipadas para esta primavera.
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