No es que el resultado de las elecciones del 25 de noviembre esté ya escrito, pero todos los partidos dan por hecha una reforzada mayoría soberanista en el próximo Parlament de Cataluña, algo que dará alas a la consulta. Además de los partidos nacionalistas, el
Partit dels Socialistes (PSC) también ha virado la última semana en sus planteamientos para abrazar el “derecho a decidir” del pueblo catalán y defender una consulta o un referéndum, eso sí, “dentro de la legalidad”. Son tales las tensiones internas que sufre el PSC por la presión de su sector más catalanista, que ayer
optó por abstenerse ante la propuesta de CiU y ni así pudo evitar que Maragall apoyara la resolución. Ello ha dado alas al Partido Popular (PP), que presume —además de Ciutadans (C's)— de ser la única formación que vela por la unidad de España.
Un Artur Mas visiblemente satisfecho abandonó la Cámara catalana entre aplausos y con medio millar de personas aclamándole en las puertas. Y exigiéndole firmeza.
No fue, sin embargo, una jornada redonda para el presidente de Cataluña. Mas recibió
una sonora advertencia del empresariado catalán, informa
Clara Blanchar. Salvador Alemany, presidente de Abertis y jefe de su comité asesor en economía, instó al diálogo y añadió que el conflicto no sale gratis: “A los empresarios se les presenta una situación compleja en este duelo entre Administraciones sobre qué pasará con su actividad”. Además, la pésima situación de las finanzas de la Generalitat hará que Cataluña sea la
primera comunidad autónoma en recibir dinero del fondo de rescate, según anunció el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro.
El último debate de la legislatura se centró en el referéndum y eclipsó las políticas de recortes de Mas. La oposición de izquierda no logró el consenso para impulsar resoluciones contra la austeridad. La sesión reflejó una vez más la fractura ya irreversible entre CiU y el PP, socios hasta hace dos meses.
Los populares acusaron a Mas de cometer una “grave irresponsabilidad” a
l forzar la ruptura con el resto de España. El PP impulsó una batería de propuestas en defensa del orden institucional —perdió todas— y, en pleno agravio, se alineó con Iniciativa per Catalunya reprobando la acción del Gobierno de Mas y su política sanitaria, aunque ellos mismos habían aprobado
el euro por receta. Y entraron en un terreno casi tabú: apoyaron la denuncia de los ecosocialistas de los casos de corrupción que han salpicado a CiU como el
caso Palau y el de l
as ITV.
Alicia Sánchez-Camacho, la líder del PP, salió del Parlament en medio de los fuertes abucheos de unos 200 independentistas apostados ante el edificio.
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