Que conste: un nuevo documento del Vaticano sobre Diálogo entre Judíos y Cristianos pide: “Rechazar, por principio, ‘las obras misioneras institucionales’ a los judíos”
18 de diciembre de 2015
El Vaticano pide: “Rechazar, por principio, ‘las obras misioneras institucionales’ a los judíos”
Que conste: un nuevo documento del Vaticano sobre Diálogo entre Judíos y Cristianos pide: “Rechazar, por principio, ‘las obras misioneras institucionales’ a los judíos”
Con el reciente y sorprendente resurgimiento de la presión por parte de algunas jerarquías contra la Oración del Viernes Santo insertada en el misal de 1962 por Benedicto XVI[2]; ciertamente, este asunto resulta de interés para católicos tradicionalistas y vale la pena seguirlo.
El documento es presentado, de antemano, cómo un texto que: «(…) no constituye un documento magisterial o una enseñanza doctrinal de la Iglesia Católica», pero no dudamos que será tratado, en la práctica, como si tuviera autoridad magisterial. A continuación, publicamos los fragmentos más relevantes (para nosotros); las negritas son nuestras.
Sobre el sustitucionismo:
Por parte de muchos Padres de la Iglesia, la llamada teoría del reemplazo o sustitucionismo, ganó un favor tan consistente que, en la Edad Media, incluso llegó a representar la fundamentación teológica normal para la relación con el Judaísmo: las promesas y compromisos de Dios ya no se referirán más a Israel, porqué no había reconocido a Jesús como el Mesías e Hijo de Dios, sino que se habrían transferido a la Iglesia de Jesucristo, que era ahora el verdadero “nuevo Israel”, el nuevo Pueblo elegido por Dios. Originarios de la misma tierra, Judaísmo y Cristianismo, en los siglos siguientes a su separación, estuvieron envueltos en un antagonismo teológico que sólo se supero con el Concilio Vaticano II. Con su Declaración Nostra Aetate (nº.4), la Iglesia declara inequívocamente, y dentro de un nuevo marco teológico, las raíces judías del Cristianismo. Mientras afirma la salvación por medio de una fe explícita, o incluso implícita, en Cristo, la Iglesia no cuestiona el amor continuo de Dios por el pueblo elegido de Israel. Una teología del reemplazo o de la sustitución -que opone entre sí, como dos entidades separadas, a la Iglesia de los Gentiles y a la Sinagoga rechazada, a la que sustituyó-, carece de fundamento. Desde una relación originalmente íntima entre Judaísmo y Cristianismo, se desarrolló un estado permanente de tensión que ha venido transformándose gradualmente, tras el Concilio Vaticano II, en una relación de diálogo constructivo.
Sobre la misión a los judíos:
Es fácil entender que la así llamada “misión a los judíos”, es para, los judíos, una cuestión muy delicada y sensible, porqué a sus ojos implica la existencia misma del pueblo judío. Esta cuestión también resulta ardua para los cristianos porque, a sus ojos, el significado de la universalidad salvífica de Jesucristo y, por consiguiente, la misión universal de la Iglesia, tienen una importancia crucial. Por tanto, la Iglesia se ve obligada a considerar la evangelización de los judíos, que creen en un sólo Dios, con unos parámetros diferentes a los que adopta para el trato con las gentes de otras religiones y concepciones del mundo. En la práctica, esto significa que la Iglesia Católica no actúa ni sostiene ninguna misión institucional específica dirigida a los judíos. Mientras este es el principal rechazo para una misión institucional, los cristianos están llamados a dar testimonio de su fe en Jesucristo también a los judíos, aunque deben hacerlo de un modo humilde y cuidadoso, reconociendo que los judíos son también portadores de la Palabra de Dios, y teniendo en cuenta, especialmente, la gran tragedia de la Shoah.
[Traducción Marilina Manteiga. Artículo original]
[1] http://en.radiovaticana.va/news/2015/12/10/vatican_issues_new_document_on_christian-jewish_dialogue/1193274
[2] Http://rorate-caeli.blogspot.com/2015/12/good-friday-prayer-for-jews-fiuv-press.html
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