29 de diciembre de 2015
El PSOE se divide por los intentos de un sector para relevar a Sánchez
el pais - ANABEL DÍEZ Madrid 29 DIC 2015 - 06:53 BRST
La primera división ostensible dentro del PSOE desde que Pedro Sánchez asumió el liderazgo, en julio de 2014, se produjo el lunes en el comité federal. La fecha de celebración del congreso para elegir al próximo secretario general va a ser en los próximos días el motivo de disputa entre quienes proponen que se celebre entre febrero y marzo, y los que optan por aplazarlo hasta que se clarifique la gobernabilidad de España, como desea Sánchez. Los barones favorables a celebrarlo cuanto antes promoverán una recogida de firmas para que haya otro comité federal que vote la fecha del congreso. En el fondo subyace la intención de un sector de desalojar a Sánchez de la secretaría general y del cartel electoral si se repitieran las elecciones.
El comité federal del PSOE, reunido el lunes en la sede central de Madrid, traslució el malestar y la división que existe en el partido. Ahora el pulso va a estar en saber quién tiene la mayoría para llevar adelante sus postulados respecto a cuándo debe celebrarse el 39º congreso del partido que de manera natural debería celebrarse en febrero de 2016; es decir, dentro de pocas semanas. No podrá ser así por cuanto que los procedimientos internos obligan a que transcurran 60 días para su celebración desde su convocatoria y debe ser un comité federal el órgano que lo convoque. Como muy pronto podrá celebrarse en marzo siempre se convoque en enero.
¿Por qué tantas prisas en celebrarlo de inmediato aunque coincida con el calendario institucional en España? Nadie se llama a engaño. Según la versión de numerosos interlocutores de diferentes federaciones, se trata de hacer cuanto antes un congreso en el partido para disputar a Pedro Sánchez la secretaría general, con el argumento de que los resultados electorales "han sido malos", como señala la resolución aprobada el lunes por el comité federal. Y, es más, quienes le quieren derribar le acusan de querer "blindarse" por si hay elecciones en marzo para que pueda volver a ser el candidato electoral, como una continuidad del nombramiento que tuvo en otoño al no presentarse ningún otro candidato. No hay alternativa de frente pero un sector amplio del partido vuelve a mirar a la presidenta de Andalucía, Susana Díaz.
La cuestión política muy de fondo pasa por los procedimientos y lo primero es convocar un Comité Federal como foro para abordar la fecha del congreso. El lunes, Pedro Sánchez y su equipo mantenían la intención de no convocar de inmediato ni el comité federal ni desde luego el congreso. El líder socialista considera que no debe mezclarse el proceso interno del partido con el desarrollo de la vida institucional en España. Y esta pasa por que los meses de enero y febrero estarán dedicados a la búsqueda de una mayoría parlamentaria capaz de formar un Gobierno, así como la constitución de las nuevas Cortes, sesión de investidura y conversaciones entre las fuerzas políticas. Estas son las razones que ayer ofreció Sánchez como respuesta a las peticiones que había escuchado de distintos líderes territoriales durante las más de cinco horas que duró el Comité Federal. "Primero, España; después el PSOE", fue la síntesis que ofrecieron en su entorno para justificar lo inconveniente de meter al partido en un proceso congresual.
Opiniones a favor y en contra se escucharon en esta reunión interna. Entre las 49 intervenciones que el lunes se produjeron sobre la política de pactos y de la celebración del congreso hubo casi empate. Los partidarios de las tesis de Sánchez salieron convencidos de que son "mayoría", en tanto que los favorables a que haya un congreso de inmediato proclaman que las intervenciones del lunes no son significativas de la fuerza de cada cual. Si llega el caso de que se produzca una votación en un comité federal para que se celebre el cónclave socialista, los barones partidarios del mismo dan por seguro que lo conseguirán con enorme facilidad.
Sí impresionó que el primero en tomar la palabra para pedir la celebración del comité federal que pueda conducir a un congreso fuera Javier Fernández, presidente de Asturias. Este dirigente es actualmente la mayor referencia "política" del PSOE, según se reconoce en todas las federaciones socialistas. El gobernante asturiano mostró sin tapujos su malestar con la dirección del partido por haber anunciado al día siguiente de las elecciones del 20 de diciembre que el secretario general quería posponer el congreso del partido, y, además, anunciara que iba a presentarse a la reelección. Antes de hablar del resultado electoral, de hacer el análisis de los "malos resultados", introdujo esas variables orgánicas, lamentó Fernández, que pasó a defender la celebración del congreso cuando toca de manera natural. "Prefiero que ahora me llamen irresponsable a que me aplaudan a título póstumo", aseguran que dijo en la reunión celebrada a puerta cerrada.
El broche a la reunión lo colocó Sánchez, que lamentó la actitud de algunos dirigentes del partido que ponen los intereses de la formación por encima de los intereses de España; antes se sucedieron intervenciones a favor y en contra. No todas tuvieron el mismo contenido ni el mismo énfasis respecto a la petición de celebrar el congreso cuanto antes pero sí mantuvieron el hilo conductor de que un comité federal inmediato debe abrir el debate. En esa línea estuvo el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, y el presidente castellano-manchego, Emiliano García-Page que, al menos, pidió ese comité federal. El presidente valenciano, Ximo Puig, también lo pidió, así como la eurodiputada Elena Valenciano, la exportavoz parlamentaria Soraya Rodríguez, y el exportavoz de Justicia del Congreso, Julio Villarrubia. Este último reivindicó su derecho a que se celebre ese comité federal para que el máximo órgano de dirección del partido se pronuncie sobre cuándo debe celebrarse. Si la ejecutiva no lo convoca, algunas federaciones ya se han organizado para recabar un tercio de firmas de miembros de ese órgano para forzar su convocatoria, como establecen los reglamentos del PSOE. "O lo convoca o se lo convocan", advertían el lunes algunos miembros del federal al salir de la sede de la calle Ferraz. Detrás del procedimiento está la ofensiva para derribar a Sánchez.
No todos los líderes territoriales tomaron la palabra en el Comité Federal del lunes al no entrar dentro de los usos y costumbres del PSOE que quienes son miembros de la Comisión Ejecutiva Federal lo hagan. Esto ocurre con Ximo Puig y Emiliano García-Page, presidentes de Valencia y Castilla-La Mancha, respectivamente, que pertenecen a la ejecutiva que formó Pedro Sánchez hace 17 meses. Pero a ambos políticos se les preguntó en las puertas de la sede del PSOE, antes del comienzo de la reunión, cuál era su posición sobre la celebración del congreso. "Lo normal es que el congreso se celebre en la fecha que toca", dijo Puig. Esa normalidad es la que también esgrimió García-Page, que abogó porque sea un comité federal el que determine cuándo se celebre, " y pronto". Susana Díaz, presidenta de Andalucía, no habló del congreso ni dentro ni fuera de la reunión. "Yo no hablo de cuestiones de partido sino de los intereses de España", respondió. Sí quedó claro que las federaciones no son bloques homogéneos y hay distintos puntos de vista dentro de las mismas.
Dentro de la reunión se desgranaron intervenciones de miembros de una misma federación con posiciones diferentes. Así ocurrió en Madrid, Castilla y León, Canarias, y Comunidad Valenciana, entre otras. De esta última llamó la atención la voz del secretario general de Valencia, José Luis Abalos. "¿Vamos a discutir por dos meses arriba o abajo?", se preguntó Abalos toda vez que Sánchez quiere posponer el cónclave "a la primavera". Este político valenciano, así como la presidenta de Baleares, Francina Armengol; Sara Hernández, secretaria general de Madrid; Manuel Robles, alcalde de Fuenlabrada; Idoia Mendía, secretaria general del País Vasco; Rafael García Tovar, secretario general de Murcia, entre otros, pidieron que se atendiera la petición de Pedro Sánchez de no emprender un proceso congresual en plena vorágine de formación de un gobierno.
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