29 de agosto de 2016
El velo no es sinónimo de Islam. En el pasado, muchas mujeres musulmanas lo ignoraban
El velo no es sinónimo de Islam. En el pasado,
muchas mujeres musulmanas lo ignoraban
La prohibición del burkini en las playas francesas, alentada por las
autoridades del estado galo por su supuesto ataque contra los
valores seculares y laicos del país, ha vuelto a arrastrar a la primera plana
de la actualidad la vestimenta de las mujeres musulmanas en los países
occidentales. O más bien, algunas de sus prendas de vestir, resumidas en el hijab, la más popular de todas ellas, y el burkini, ahora tan en boga durante
el verano y traje de baño que cubre todo el cuerpo y pelo. El debate es
enconado, tanto a favor como en contra.
La polémica es reciente. No sólo por la corta historia de la inmigración musulmana en Europa,
sino por los propios usos y costumbres culturales de las sociedades musulmanas
durante el último siglo. Pese a lo que pueda parecer, la utilización de prendas
que cubran de forma parcial el cuerpo de la mujer, tanto brazos como cabeza y
cuerpo, tiene un moderado recorrido histórico, y no hace falta remontarse
demasiado atrás en el tiempo para encontrar ejemplos más laxos en el código de
vestimenta.
Irán antes de la revolución de 1979
Un ejemplo arquetípico de cómo el Islam, como gran
religión monoteísta, tiene un relativo efecto en la vestimenta de las mujeres
es el Irán previo a la revolución islamista de 1979, cuando un grupo de
radicales religiosos acabaron con el estado monárquico del Sha e instauraron la primera
República Islámica de la historia. Durante el gobierno del Sha, y durante los siglos previos,
Irán era un país musulmán. La sociedad era mayoritariamente religiosa, aunque
el grado de involucración y seguimiento de sus dogmas era variable.
La situación cambia a partir de 1979, cuando el
régimen de los ayatollah aprueba graves legislaciones de carácter antiliberal y
coercitivo tanto para los homrbes como, en el caso del código de vestimenta,
para las mujeres. La Guardia Revolucionaria o las Patrullas de Guía se encargan de vigilar que la legislación islámica
se cumple en las calles. Calles que lucen así:
Decenas de mujeres en un día de rezo en Teherán, la
capital de Irán. (Ebrahim Noroozi/AP Photo)
Como explicó en su
momento Jordi Pérez Colomé tras su viaje a Irán, el grado de seguimiento del código de vestimenta varía. La foto
anterior representaría un extremo, el más conservador y tradicional para con el
chador y el hijab, pero la de abajo mostraría cómo el abanico de posibilidades
es amplio, y no todas las mujeres lo llevan del mismo modo. Las hay más
atrevidas, enseñan más cabellera, se maquillan y visten de un modo más
occidental.
Imagen de seguidoras de Mir-Hossein Mousavi, en uno
de sus actos de campaña de las elecciones presidenciales de 2009. Mousavi es un
político reformista que había sido con anterioridad primer ministro y que
perdió las elecciones. Sus seguidores eran más liberales, e interpretaban los
códigos de vestimenta para la mujer iraní de modo más laxo. (Ben Curtis/AP
Photo)
Algo parecido se podía aplicar a la edad imperial
de Irán, antes de la revolución. Al tratarse de un estado de carácter secular y
laico, las mujeres tenían un mayor grado de libertad en la vestimenta. Eso no
significaba que el chador o el hijab estuvieran ausentes de la sociedad, sino
que era más común encontrar fotos de mujeres iraníes despojados de ellos y
ataviadas con ropajes similares a los occidentales, tanto en atrevimiento como
en cánones estéticos. Estas fotos, por ejemplo, forman parte de la
antigua Oficina de Turismo de Irán.
Una mujer con chador en el Irán pre-revolución
islámica.
Un grupo de mujeres vestidas sin hijab o chador.
Una mujer iraní con hijab.
Un ejemplo claro del mayor grado de libertad
estética de las mujeres en Irán, aún cuando elementos como el hijab o el chador
jamás fueran expulsados a los márgenes de la sociedad iraní y aún mantuvieran
una relevante presencia social, lo podemos encontrar en las revistas de
tendencias de la época. Wikipedia alberga numerosos ejemplares de magazines como
Khandaniha o Ettelaat, que dan
una idea del clima social de aquellas décadas.
Como es lógico, el grado de aceptación de vestidos
y ropajes más o menos atrevidos lo marcaban los valores de cada individuo o
familia, así de cada sector social (del mismo modo que podía suceder en la
España de los sesenta o de los setenta, aún fuertemente marcada por una
ideología de corte más conservador y religiosa que la actual). El abanico de
posibilidades para la mujer, sin embargo, sí se redujo tras el
triunfo de la revolución islamista de 1979.
Afganistán antes de la llegada de los talibanes
Algo semejante sucedió en Afganistán. Durante los
últimos años del Reino de Afganistán y de la República de Daud, antes del levantamiento comunista que tantas consecuencias tuvo a
largo plazo para la Unión Soviética, la sociedad afgana avanzaba hacia el
progreso. Consumada su independencia, tanto las costumbres culturales como la
imagen de la mujer dentro de la sociedad comenzaban a cambiar. Pese al origen
pastún del burka, aún presente en el país,era posible encontrar
mujeres sin él (y sin velo) en Kabul.
El Afganistán de finales de los sesenta, por tanto,
era un país, en muchos sentidos, más abierto que el actual. Hoy asociado al
integrismo islámico más radical y a la sumisión total de los derechos de la
mujer a los de su marido, Afganistán, no hace demasiado tiempo, vivía un clima
cultural y social muy distinto, y más aproximado, en términos de vestimenta, a
Occidente. Las fotos que siguen fueron tomadas por el fotógrafo estadounidense
Bill Podlich durante su visita al país entre 1967 y1968. Se puede ver la galería completa aquí.
La llegada al poder de
los talibanes durante la década de los noventa cambió las
tornas. La sociedad afgana volvió a sus costumbres más conservadoras y la
coacción del estado obligó a las mujeres a cubrirse de cuerpo completo tras el
burka. A día de hoy, escenas como las cuatro anteriores, donde mujeres de todo
tipo y condición visten del modo que libremente deciden, son difíciles de
encontrar en el país afgano. Huelga recordar, como se explica en este
interesante artículo, que la
costumbre pastún del burka no tiene relación con el Islam.
Hoy, encontrarse con una mujer afgana suele
devolver la misma imagen:
También ha sucedido en los países árabes
La expansión de la
versión más fundamentalista del islam ha llevado
a situaciones similares en otros países musulmanes, en especial en los de
Oriente Medio. De aquellos proviene el grueso de la inmigración musulmana en
Europa. En Egipto, por ejemplo, una comparativa de las
imágenes de las mujeres universitarias desde los setenta hasta nuestros días, sin regímenes islamistas de por medio, da una
idea de las fuerte predominancia de los preceptos islámicos en el código de
vestimenta de sus mujeres. El debate, ahora, se traslada a Europa.
Imagen de una clase de la Universidad de El Cairo
en 1959.
Imagen de una clase
de la Universidad de El Cairo en 2004.
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