LA OPINIÓN DEAntonio Burgos ABC 111214
Rey en guayabera
Por si fueran pocas las divisiones entre españoles, tras los denodados esfuerzos de ZP antes y ahora de Podemos para resucitar las otrora gozosamente sepultadas dos Españas, ea, ahora otra más. Y encima sobre una cuestión tan fundamental e imprescindible cual el machadiano aliño indumentaria. Los españoles nos dividimos ahora en dos bandos: los que creen que a Don Felipe VI la guayabera de la jarana veracruzana le sienta como una patada en [...] y los que creen que, por el contrario, tan alto y delgado, la prenda de etiqueta del Caribe le cae que ni pensada para él. Y hay dos divisiones más entre españoles: los que creen que está muy bien que el Rey se haya puesto la guayabera como prenda de etiqueta y los convencidos de que no debería haberlo hecho, que eso es disfrazarse con el uniforme de los dictadores sudamericanos.
Como miembro fundador de la Real Orden Gaditana de la Guayabera, puedo aclararles a los divididos españoles que no hay prenda más simbólica de la Hispanidad que la que aquí llamar suelen «cubana». Tiene su historia. Es tradición que esta tropical prenda nació en Sancti Spíritu, en la Cuba central. Allí llegó de emigrante en tiempos de la colonia un alfarero granadino al que llamaban Joselillo. Quien recibió un día de su tierra nazarí el regalo de unas piezas de tela de hilo. Y se le ocurrió pedir a su mujer que las aprovechara para hacerle camisas cómodas y frescas, con largos faldones para dejarlos por fuera del pantalón, o sea, en plan Pedro Sánchez. Lució Joselillo su camisa y pronto se popularizó entre los campesinos de la zona, que le añadieron bolsillos donde llevar las pertenencias y los avíos para liar tabaco. Y por usarse entre los guajiros de la región que baña el río Yayabo, a la nueva chamarreta dieron en llamar «yayabera». Se generalizó luego la prenda entre los campesinos de la zona, que acostumbraban a acopiar guayabas y a cargarlas en los bolsillos de la «yayabera», por lo que pronto su nombre cambió a «guayabera». Añade la leyenda que las aberturas laterales de la guayabera simbolizan la independencia cubana. Que los jinetes mambises, en su guerra emancipadora, le hicieron esas rajas a los lados para mejor desenfundar el machete guajiro en sus cargas contra los soldados de España. Del campo pasó la guayabera a la ciudad; de los guajiros, a los burgueses de La Habana o del Yucatán; y tal éxito social tuvo, que hoy es prenda que, con la solemnidad de la manga larga, entra de gala en los salones, del Río Grande a la Tierra de Fuego, como hispánico esmoquin tropical.
La guayabera es como un cante de ida y vuelta. A España la trajeron los indianos y muy especialmente los toreros. Cómo reluce la gran calle del toreo cuando suben y bajan los banderilleros presumiendo de la guayabera que se han comprado en su temporada americana... Ya el toreo la usa poco. Llegó a ser prenda de uniforme de los mozos de espadas, pero sólo la conserva, y con la solemnidad requerida, el gran Gonzalo Sánchez Conde, al que su maestro Curro Romero, viendo la de papeles que en sus bolsillos portaba, solía decirle:
—Gonzalito, hijo, en cada bolsillo de la cubana llevas una notaría...
Frente a lo que se ha dicho, les revelo para qué ha servido realmente esta Cumbre Americana: para que Don Felipe VI apruebe las duras pruebas de ingreso como miembro de pleno derecho en la Real Orden Gaditana de la Guayabera. Me han dicho desde la Cuna de la Libertad, que las ha aprobado, y con nota, como las superó en tantas Cumbres Iberoamericanas su augusto señor padre. A ver si así acaba Su Majestad con esa horrenda moda de Pedro Sánchez, de ir de camisa blanca con los faldones por fuera del pantalón... porque el gachó no conoce la guayabera. El día que la conozca... Pero aun habiendo aprobado el Rey en Veracruz el difícil examen de Primero de Guayabera, habrá españoles que sigan diciendo: «Pues no me gusta nada ver a Don Felipe con el uniforme de los dictadores hispanoamericanos, disfrazado de Raúl Castro».
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