20 de diciembre de 2014
“El flamenco es la Marca España y no saben venderlo”
el pais - MIGUEL PÉREZ MARTÍN Madrid 20 DIC 2014 - 00:00 CET25
José Mercé (Jerez de la Frontera, 1955) grabó su primer disco cuando tenía 13 años. Entonces abandonó su Jerez natal de tronío y arte para establecerse en un Madrid plagado de tablaos por los que pasaba el mejor flamenco posible. Pasó 10 años con Antonio Gades recorriendo el mundo y tenía que esconderse cuando su Bandera de Andalucíasonaba en los mítines de la Plaza de Santa Ana. Cuarenta años han pasado de aquello, pero él sigue sin perder el acento, y repasa su carrera en un triple disco bajo el lema deCuarenta años de cante.
En esta recopilación hay 49 temas en los que repasa su vida y esos 18 trabajos que lo han puesto donde está con mucho esfuerzo y trabajo. También hay un tema inédito, un villancico flamenco mano a mano con Pepe Habichuela, “una música que es como una jota”, y que le recuerda a las fiestas de los gitanos en Madrid, cuando pasaba las Navidades con Morente y el guitarrista y cada uno cantaba “las cosas de su tierra”. Especial mención hay en el disco para aquel trabajo que le cambió la vida: Aire. Cuando sacóAire “los llamados ortodoxos y puristas se echaron las manos a la cabeza”, y le dijeron que aquello no era flamenco. “Arriesgué muchísimo, sabía que me iban a venir palos de todos los colores”, dice el cantaor, que consiguió con este álbum el doble disco de platino. Pero no cambió nada. Siguió con cada tema apostando por acercar a los jóvenes a un arte que “se asocia con la gente mayor”. “Me llenaba de orgullo que los jóvenes me pararan por la calle y me dijeran que gracias a mí habían empezado a interesarse por el flamenco”, comenta el artista que sigue sintiendo un cosquilleo en el estómago que no le desea a nadie cuando sale a cantar.
“El flamenco es eterno, y estoy muy contento de haber hecho siempre un flamenco abierto respetando la base y la raíz. La música de raíz nunca está de moda, pero porque el flamenco es eterno”, dice Mercé, que volvió a jugársela con Confí de fuá, cuando dice que las feministas se le echaron encima porque decía “Anímate, chocho”. “La culpa es de Isidro Sanlúcar. Cuando escuché el tema le dije que nos iban a meter presos. Tuve que ir a un montón de sitios a explicar que es una palabra cariñosa que se usa en Cádiz”, cuenta. También está en este trabajo su versión de Al alba de Aute. “Aute no quería que lo tocara nadie, y cuando escuchó mi versión me dijo que era una mierda. Luego fue un zambombazo, y dijo en una entrevista en la radio que cuando lo estaba escribiendo estaba pensando en que lo iba a cantar yo”, admite entre carcajadas.
Dentro de esos riesgos corridos, se ha acercado a otras músicas para experimentar con la fusión. Pero lo que no le gusta es que a cualquier cosa se le llame fusión, o que todo se meta en el saco del flamenco. “Yo estoy de acuerdo con el mestizaje y la fusión, pero cuando los cimientos están bien hechos. Creo que ha habido un abuso bastante grande de las fusiones, de querer llamarle flamenco a todo. Con eso hay que tener mucho cuidado: por el mero hecho de meter un instrumento que no se la guitarra flamenca no se le puede llamar fusión. Entiendo la fusión cuando cantas con un compañero que hace otro tipo de música y se establece un diálogo, lo demás es más confusión que fusión”, dice el cantaor, que prepara una antología con Habichuela para volver a los orígenes y “no perder el rumbo”. A pesar de la declaración del flamenco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, el cantaor piensa que poco ha cambiado respecto al trato que se le da a esta música: "Solo nos han dado el carnet de profesional. De norte a sur y de este a oeste, al final todas las músicas tienen que ver con el flamenco. No sé por qué no nos damos cuenta de que el flamenco es la Marca España, es nuestra música, y no saben venderla. En España no se educa a la gente para que conozca nuestra música”, critica y añade que “las cadenas de televisión ponen programas de música variada, pero a las tres de la mañana cuando la gente está durmiendo. Aquí lo que vale es el temita que pega, el pelotazo, y apaga y vámonos”.
Presume de tener solo amigos en este mundillo y recuerda con nostalgia tiempos de hermandad cuando los flamencos se reunían en la cafetería Tulsa de la calle Mesonero Romanos de Madrid y tras sus actuaciones corrían a los otros tablaos a ver a los compañeros. También recuerda su Jerez, esa tierra que “es la cuna del flamenco y lo será siempre, que ha dado cantidad y calidad”, y se le llena la boca al nombrar a Antonio Chacón, el Gloria, Tío Borrico, el Sordera, Terremoto… “Hay que ser natural, vendas dos discos o 200.000”, se sincera el cantaor, y anuncia que la antología que prepara además de otro disco con Habichuela que saldrá en marzo no suponen que esté cerrando el círculo, ya que espera darnos otra sorpresa en forma de grabación en 2016 que promete que será rompedora.
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