30 de julio de 2013
Los europeos se alejan de la exposición peligrosa al bisfenol
EL PAIS - EMILIO DE BENITO Madrid 29 JUL 2013 - 14:30 CET20
Parece que las campañas, las advertencias y las prohibiciones han tenido efecto. Los últimos datos que ha ofrecido la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) indican que la exposición de los europeos al bisfenol se ha reducido drásticamente desde 2006. Entonces se calculaba que los niños hasta los tres meses estaban sometidos a 4.000 nanogramos por kilo de peso al día, pero la prohibición del uso de esta sustancia en plásticos de biberones y chupetes ha rebajado esta cifra hasta los 135. En adultos, se ha pasado de 1.500 a 132, tomadas las mismas unidades. En cualquier caso, ambas cantidades están por debajo del 1% del máximo que la EFSA calculó que era seguro en 2006.
El bisfenol-A se usa en la industria de los plásticos para darles resistencia y flexibilidad. Entran en el organismo por contacto, y pertenecen a la familia de los llamados disruptores endocrinos. Esto quiere decir que alteran el funcionamiento normal de las hormonas, lo que afecta la reproducción y otros procesos, como la obesidad, metabolismo, tiroides o al desarrollo neuronal.
Los datos se han obtenido por dos vías: los modelos a partir del uso de envases, cosméticos, juguetes y teniendo en cuenta la vía de exposición (contacto, inhalación) y por mediciones en la orina.
Pero no son solo los plásticos su origen. La EFSA ha detectado que también está en los papeles térmicos (los que se usan para imprimir recibos, por ejemplo). Esta es la segunda causa de exposición en adultos.
Al margen de los niveles que se detecten en las personas, organizaciones como la Fundación Vivo Sano son partidarias de una prohibición total de estos compuestos. La causa es que las propiedades industriales que aportan se pueden conseguir por otros métodos –esa es la base de la iniciativa Reach de la UE, que pide que se evalúen todos los compuestos químicos potencialmente peligrosos y se sustituyan por otros-, y que, aunque los niveles de una de ellas sean bajos, lo mejor es que la exposición sea cero. Sobre todo porque, como ha puesto de manifiesto un informe de la OMS de este año, hay más de 800 sustancias de este tipo que se están investigando, y sus efectos se acumulan. De hecho, países como Francia ya han prohibido su uso a partir de 2015.
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