30 de julio de 2015

Padre Lombardi, la boca de la verdad


Padre Lombardi, la boca de la verdad

Da una descripción de Francisco muy alejada de las elogiosas habituales y mucho más creíble. Sobre cuestiones como la reforma de la curia y la diplomacia. Pero deja una duda abierta: este Papa, ¿actúa más por instinto o por cálculo?

de Sandro Magister



ROMA, 29 de julio de 2015 – En los primeros meses del pontificado del Papa Francisco muchos habían individuado en él tres rasgos distintivos entre otros.

El primero era la aversión a la curia. En lugar de servirse de ella, Francisco parecía que quería actuar solo, formando a su alrededor un equipo minúsculo pero muy activo de colaboradores fieles, algo similar a lo que había hecho un siglo antes Pío X con su "segretariola" personal:

> La "segretariola" de Francisco, el Papa que quiere hacerlo todo personalmente (8.8.2013)

El segundo rasgo peculiar era la novedad en la forma y el contenido de sus intervenciones en campo geopolítico, de las cuales la jornada de oración y ayuno contra la intervención militar occidental en Siria, el 7 de septiembre de 2013, fue la más emblemática, expresión casi de su nueva estrategia planetaria:

> Francisco y el milagro del ícono (12.9.2013)

El tercero era la aparente espontaneidad e improvisación de sus gestos y palabras. Francisco abandonaba cada vez más el texto escrito para hablar improvisando, concedía entrevistas sin controlarlas ni antes ni después, actuaba saltándose los protocolos.

Sin embargo hoy, más de dos años después, estas tres impresiones ya no se sostienen. Y quien desmiente definitivamente al menos las dos primeras es un testigo de total fiabilidad, una persona que conoce al Papa Francisco muy de cerca y lo frecuenta a diario: el jesuita Federico Lombardi, director de la sala de prensa de la Santa Sede.

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Los juicios del padre Lombardi están recogidos en un amplio servicio sobre el pontificado de Francisco publicado en el número de agosto de la famosa revista internacional "National Geographic":

> Will the Pope Change the Vatican? Or Will the Vatican Change the Pope?

El autor del servicio, el periodista estadounidense Robert Draper, menciona algunas expresiones de un coloquio que tuvo lugar en Roma entre el padre Lombardi y un colega suyo argentino, Federico Wals, que había sido secretario de prensa de Jorge Mario Bergoglio en Buenos Aires.

"¿Cómo te sientes con mi ex jefe?", pregunta Wals. Y Lombardi: "Confuso".

Nada de un pequeño pero compacto equipo paralelo al servicio personal y directo del Papa… Lombardi explica que cada uno de los colaboradores de Francisco, incluidos los más íntimos, conoce sólo una parte de lo que el Papa decide y hace.

El padre Lombardi menciona el ejemplo de un encuentro en la Casa de Santa Marta entre Francisco y cuarenta exponentes judíos, del que la sala de prensa vaticana y él supieron a cosa ya hecha. "Nadie sabe todo lo que el Papa está haciendo", dice Lombardi. "Ni siquiera su secretario personal lo sabe. Tengo que hacer siempre una serie de llamadas telefónicas porque una persona conoce parte de su agenda y otra persona la otra ".

De ello se deduce que Bergoglio utiliza uno u otro de sus confidentes más estrechos según sus propias inclinaciones y las respectivas habilidades de los mismos.

Entre los más cercanos algunos son argentinos:

- Fabián Pedacchio Leaniz, su secretario personal;
- Guillermo Javier Karcher, ceremoniero pontificio y responsable del protocolo, la oficina de la secretaría de Estado por el que pasan todos los documentos de la Santa Sede;
- Marcelo Sánchez Sorondo, canciller de las pontificias academias de las ciencias y de las ciencias sociales;
- Víctor Manuel Fernández, rector de la Universidad Católica Argentina de Buenos Aires y su intelectual de referencia, a pesar de unas credenciales nada brillantes:

> E questo sarebbe il teologo di fiducia del papa?

Otros son italianos:

- Antonio Spadaro, jesuita, director de "La Civiltà Cattolica";
- Dario Edoado Viganò, director del Centro Televisivo Vaticano y ahora también prefecto de la recién creada secretaría para la comunicación;
- Battista Ricca, director de la Casa de Santa Marta y promovido por el Papa Francisco a prelado del IOR, a pesar de su pasado escandaloso, sobre todo cuando era consejero de la nunciatura de Montevideo, al otro lado de Rio de la Plata y frente a Buenos Aires:

> El prelado del lobby gay

En cualquier caso -siempre según padre Lombardi- también con la propia curia el Papa actúa de manera descoordinada, apoyándose cada vez en uno u otro funcionario u oficina:

"Francisco ha reducido drásticamente los poderes del secretario de Estado, en especial en lo que se refiere a las finanzas vaticanas. Con ello el problema es que la estructura de la curia ya no es clara. El proceso [de reforma] está en curso y nadie sabe qué saldrá de todo esto. La secretaría de Estado ya no es el centro de todo como era antes y el Papa tiene muchas relaciones dirigidas sólo por él, sin mediación alguna".

Y sin embargo, este desorden, añade Lombardi, presenta algunas ventajas:

"En un cierto sentido esto es positivo, porque en el pasado había críticas por el hecho de que había quien tenía demasiado poder sobre el Papa. Hoy no se puede decir que éste sea el caso".

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El padre Lombardi desmitifica también la estrategia del Papa Francisco en el campo geopolítico.

Compara lo que le decía Benedicto XVI después de un encuentro con uno u otro de los líderes mundiales, lo que le permitía sintetizar en un comunicado los contenidos del coloquio, con lo que le dice hoy el Papa Francisco:

"Era increíble. Benedicto era tan claro… Decía: 'Hemos hablado de estas cosas, estoy de acuerdo en estos puntos, tendría objeciones contra estos otros, el objetivo de nuestro próximo encuentro será éste’. Dos minutos y tenía totalmente claro el contenido del coloquio. Con Francisco [oigo que me dice]: 'Éste [con el que me he reunido] es un hombre sabio; ha tenido estas experiencias interesantes'. La diplomacia para Francisco no es una estrategia, pero en cambio: 'He hablado con esta persona, ahora tenemos una relación personal, busquemos hacer el bien para la gente y para la Iglesia'”.

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El padre Lombardi –seguimos con el servicio del "National Geographic"- insiste en juzgar "totalmente espontáneo" al Papa Francisco también cuando realiza gestos asombrosos como, por ejemplo, el abrazo a tres en Jerusalén delante del Muro Occidental entre él, el Papa, el imán musulmán Omar Abboud y el rabino judío Abraham Skorka, ambos amigos suyos argentinos.

Pero que Bergoglio sea una personalidad puramente instintiva, con tendencia a improvisar, es algo que ha sido desmentido, en el caso arriba mencionado, por el propio rabino Skorka, que dijo que había discutido con el Papa la idea del abrazo antes de salir para Tierra Santa.

Y en general son numerosos los testimonios de personas que conocen a Bergoglio desde hace tiempo y que lo describen como un "jugador de ajedrez", un fino calculador, cuyas jornadas están perfectamente organizadas y cada movimiento cuidadosamente estudiado.

Él mismo, por otra parte, dijo a "La Civiltà Cattolica" en la más importante de sus entrevistas como Papa:

"Desconfío siempre de la primera decisión, es decir, de la primera cosa que me viene a la mente que tengo que hacer si debo tomar una decisión. En general es la cosa equivocada. Debo esperar, valorar interiormente, tomándome el tiempo necesario".

También su expresividad cuando está en contacto con la muchedumbre, tan alegre y extrovertida, difícilmente puede ser sólo atribuida a una infusión del Espíritu Santo tras su elección como Papa, como él mismo ha dicho en algunas ocasiones. Quien lo conoce desde hace tiempo y es su amigo – último entre ellos, el arzobispo Agostino Marchetto, en una amplia entrevista a "Critica marxista" de junio de 2015 –, lo recuerda como "una persona extremamente seria que no reía nunca, nunca". Un cambio tan claro en el comportamiento externo no puede no derivar también de una valoración racional de su oportunidad.

Y lo mismo vale para la evidente preferencia del Papa por el estilo comunicativo oral, respecto al escrito.

En "L'Osservatore Romano" del 15 de julio, monseñor Viganò, un especialista en materia, ha demostrado como dicha preferencia no está en absoluto desvinculada de una ponderación consciente por parte del Papa de las ventajas de la oralidad:

> Francesco nel villaggio globale

Pero se puede añadir que Francisco empieza a sopesar también las desventajas de una oralidad comunicativa demasiado desenvuelta.

Cuando Francisco insiste, por ejemplo, sobre la necesidad de someter a una correcta "hermenéutica" sus mismas palabras – como ha hecho en la rueda de prensa en el vuelo de vuelta a Roma de su último viaje –, tal vez tenga en mente su enorme metedura de pata del 11 de julio en Asunción, hablando de manera improvisada a los representantes de la sociedad civil y a las máximas autoridades políticas de Paraguay.

Allí, en un determinado momento, dijo textualmente:

"Hay dos cosas que, antes de terminar, quisiera referirme. Y en esto, como hay políticos aquí presentes, -incluso está el Presidente de la República-, lo digo fraternalmente, ¿no? Alguien me dijo: 'Mire, fulano de tal está secuestrado por el ejército, ¡haga algo!'. Yo no digo si es verdad, si no es verdad, si es justo, si no es justo, pero uno de los métodos que tenían las ideologías dictatoriales del siglo pasado, a las que me referí hace un rato, era apartar a la gente, o con el exilio o con la prisión o, en el caso de los campos de exterminio, nazis o estalinistas, la apartaban con la muerte, ¿no? Para que haya una verdadera cultura en un pueblo, una cultura política y del bien común, rápido juicios claros, juicios nítidos. Y no sirve otro tipo de estratagema. La justicia nítida, clara. Eso nos va a ayudar a todos. Yo no sé si acá existe eso o no, lo digo con todo respeto. Me lo dijeron cuando entraba. Me lo dijeron acá. Y que pidiera por no sé quién. No oí bien el apellido".

El nombre que Francisco dijo no “oí bien” era el de Edelio Murinigo, un oficial secuestrado desde hace más de un año no por el ejército regular de Paraguay – como en cambio había entendido el Papa – , sino por un presunto "Ejército del pueblo paraguayo", un grupo terrorista marxista-leninista activo en el país desde 2008.

Sin embargo, a pesar de la declarada y enfatizada ignorancia del caso, Francisco no tuvo miedo en utilizar los escasos y confusos datos por él mal recogidos poco antes para acusar “fraternalmente” al no culpable presidente de Paraguay incluso de un crimen que equiparó a las peores fechorías nazis y estalinistas.

En un caso como éste el padre Lombardi vuelve a tener razón. Aquí el impulso, la "espontaneidad" ha vencido sobre la ponderación. Aquí el Papa Francisco parece que haya hecho verdaderamente "la primera cosa que me ha venido a la mente".

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Traducción en español de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares, España.

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