27 de julio de 2015
La Iglesia impide a un transexual ser padrino de bautizo de su sobrino
el pais - ÁNGELES LUCAS Sevilla 27 JUL 2015 - 20:02 CEST
En su partida de nacimiento pone el nombre de Alexandra, pero, desde febrero de 2014, en su DNI se lee Alexander Salinas. Es un hombre y así está reconocido en las leyes. Su hermana deseaba que él, a sus 21 años, fuese el padrino de bautizo de su bebé de cinco meses, pero la Iglesia le ha impedido que pueda ostentar este cargo de tutor en la fe. “A los ojos de la Iglesia sigo siendo una mujer. Y me da tristeza, porque soy creyente y pienso que la Iglesia, si cambiara, podría hacer mucho por los transexuales, porque necesitamos mucho apoyo”, resume con rabia Salinas, que estudia demandar al Obispado de Cádiz por negarle lo que considera un derecho.
Salinas acudió a la Parroquia de San José Artesano, de la localidad gaditana de San Fernando, para gestionar el apadrinamiento, pero el párroco asegura que le advirtió de que no sería posible que fuese padrino. “Está muy lejos de mí rechazar a alguien así, todo lo contrario, ha sufrido muchísimo y necesita ser ayudado, pero no puedo cambiar 2.000 años de Historia de la Iglesia”, declara el párroco del templo, Lázaro Albar, que insiste en que encontró en Salinas a una persona “encantadora” y que le ofreció ser guía en la fe de su sobrino, pero sin documentos. "El cambio de sexo no está permitido en la moral cristiana", añade Albar.
Alexander, que se muestra agradecido con el párroco, asegura que el Obispado de Cádiz y Ceuta ha sido quien ha impedido definitivamente que él pueda ser padrino de bautizo. Según ha avanzado la agencia Efe, el Obispado le ha ofrecido a Salinas la posibilidad de ser padrino espiritual, pero no real, una opción que el Código de Derecho Canónico ofrece a los que no cumplen los requisitos para ser padrino de un bautismo católico. Un hecho que la Iglesia explica porque, por su condición, no cumple con el requisito de llevar "una vida congruente con la fe", dicen fuentes del Obispado recogidas por Efe. No obstante, la primera y única diputada transexual en el Congreso, la socialista Carla Antonelli, asegura que el Obispado no le ha ofrecido a la familia la opción de que el chico sea padrino espiritual. “La respuesta del Obispado ha sido que la situación planteada por Alexander era una aberración, lo que es del todo humillante”, declara Antonelli.
La diputada, que ha estado en contacto con el chico durante la gestión del apadrinamiento, considera que la posición de la Iglesia vulnera sus derechos e insta al Obispado a ampararse bajo las palabras del Papa Francisco, que en sus últimos discursos se ha mostrado más abierto en cuestiones de sexualidad dentro de la Iglesia. “La situación de la Iglesia en España es retrógrada”, considera Antonelli. También Mar Cambrollé, presidenta de la Asociación de Transexuales de Andalucía, ha calificado el hecho de excluyente y considera que se incumplen todos los derechos del hombre. “Me sorprende sobremanera esta cuestión. Como una institución que promueve querer a todo el mundo por igual actúa de una manera tan antagónica”, declara Cambrollé, que apunta a que la Iglesia vulnera de esta manera la ley registral de 2007.
Alexander quiere seguir con su lucha. “Si no lo consigo yo, que lo consigan los que vengan detrás de mí. Yo no he pecado. Siempre he sido cristiano y quiero luchar para cambiar las cosas”, declara el chico, que rememora que hizo la comunión vestido de niña a pesar de no sentirse identificado con ese género como una forma de demostrar su fe.
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