27 de julio de 2015
La violencia rebrota en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén
EL PAIS - BEATRIZ LECUMBERRI Jerusalén 26 JUL 2015 - 18:57 CEST
La calma que reinaba en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén desde hace meses se vio interrumpida el domingo. Decenas de jóvenes palestinos se atrincheraron desde el amanecer e intentaron impedir las visitas de judíos al lugar santo musulmán, lo cual provocó la intervención de la policía israelí, que entró en la mezquita Al Aqsa, un hecho que ocurre muy raramente.
La policía explicó que los palestinos, enmascarados, se encerraron en la mezquita armados con piedras, barras de hierro y cócteles molotov con el fin de impedir que judíos visitaran el lugar durante la fiesta de Tishá Beav, en la que los judíos recuerdan la destrucción de los dos templos bíblicos de Jerusalén y las desgracias posteriores que han castigado a su pueblo.
Cuando los policías se acercaron a la Explanada, fueron recibidos con pedradas y otros proyectiles y decidieron entrar en la mezquita Al Aqsa, tercer lugar santo musulmán tras La Meca y Medina.
“Árabes con el rostro cubierto arrojaron piedras a los agentes en el Monte del Templo (denominación judía de la Explanada de las Mezquitas). Las unidades calmaron rápidamente los disturbios y la calma ha regresado”, explicó el portavoz de la policía israelí Micky Rosenfeld.
Según Rosenfeld, cuatro policías sufrieron heridas leves. No se tiene por ahora un saldo de heridos del lado palestino y según testigos hubo varios jóvenes detenidos.
Desde el sábado por la noche y durante 24 horas los judíos recuerdan la destrucción de los dos templos bíblicos de Jerusalén, que se situaban justamente en la actual Explanada de las Mezquitas. Es un día de tristeza y ayuno en el que se acude a rezar al Muro de las Lamentaciones, último vestigio del templo de Jerusalén, situado justo al pie de Al Aqsa.
Las visitas turísticas en la Explanada de las mezquitas, donde se alzan Al Aqsa y la famosa Cúpula de la Roca, están normalmente permitidas dos veces al día. Los judíos pueden entrar en el recinto, que está administrado por Jordania, pero el statu quo que impera desde 1967 veta cualquier rito religioso que no sea musulmán.
Pero judíos radicales utilizan diferentes estrategias para ‘colarse’ junto a los turistas en la Explanada de las Mezquitas e intentar rezar en su interior, antes de ser detectados por la policía israelí que vigila los accesos al lugar y escoltados hasta la salida. Incidentes de este tipo provocaron un grave aumento de la tensión el pasado noviembre. En aquel momento, la policía tomó la decisión de cerrar la Explanada de las Mezquitas, un hecho inédito que provocó las protestas de Jordania. En aquel momento, Jerusalén fue escenario de varios atentados antiisraelíes y altercados casi diarios entre israelíes y palestinos.
Los palestinos acusan a Israel de querer modificar el statu quo actual y ceder a las presiones de los judíos más radicales, algunos de los cuales afirman que un nuevo templo será construido en el lugar de las mezquitas.
El gobierno israelí se ha desmarcado de estos grupos radicales y ha garantizado en repetidas ocasiones que el statu quo será preservado.
Tras los incidentes del domingo, las medidas de seguridad se han redoblado en Jerusalén, sobre todo en la turística Ciudad Vieja.
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