7 de julio de 2015
Interior elevó la alerta tras crecer las alusiones a España en redes yihadistas
el pais - JESÚS DUVA / JORGE A. RODRÍGUEZ Madrid 7 JUL 2015 - 14:03 CEST
El fuerte aumento de los mensajes sobre España en las redes sociales ligadas al Estado Islámico decidió al Ministerio del Interior a elevar la alerta antiterrorista el viernes pasado. No obstante, el Gobierno no tiene constancia de una amenaza concreta y directa de un ataque en territorio español. La cadena de atentados del pasado “viernes negro” en tres continentes, el rebato generalizado en Europa y la conmemoración del primer aniversario del Califato Islámico aconsejaron aumentar la alerta y mantenerla al menos esta semana.
Los agentes que monitorizan las redes en busca de potenciales amenazas contra España han localizado dos tipos de mensajes, aunque muy genéricos. Unos son directamente amenazantes contra el país y otros tienen como objetivo el adoctrinamiento y la captación de yihadistas. Precisamente este lunes, el juez envió a prisión a un marroquí detenido en Badalona (Barcelona), acusado de proselitismo y captación entre musulmanes de su entorno de combatientes para el Estado Islámico a través de Facebook y Twitter.
Los expertos subrayan que la amenaza del Estado Islámico es “global, real y permanente”, aunque insisten en que no se han detectado comunicaciones directas y explícitas sobre la supuesta preparación de un atentado en España. “Pero hay que estar muy pendientes porque esta gente es capaz de montar y ejecutar un atentado en muy poco tiempo”, aseguran fuentes de los servicios antiterroristas.
Los citados expertos no solo han detectado un aumento de las menciones a España, sino también cómo se ha incrementado su nivel de violencia. Las fuentes ponen como ejemplo que el mes pasado, coincidiendo con el aniversario de la creación del Califato —el pasado 29 de junio—, los productores de terror audiovisual del Estado Islámico lanzaron 73 campañas propagandísticas y divulgaron vídeos en los que eran asesinadas ante las cámaras 56 personas. Una cadencia inusitada en la estrategia del “terror informativo” puesta en marcha por el EI.
La decisión de aumentar el pasado viernes el nivel de alerta antiterrorista de 3 (riesgo Medio) al 4 (riesgo Alto) en una escala de cinco se debió tanto al aumento de los mensajes sobre España como a la cadena de atentados que del pasado día 26, que los expertos antiterroristas no han dudado en bautizar como “viernes negro”: el asesinato de 38 turistas europeos en la piscina y la playa del hotel Marhaba, de la cadena española RIU, en Sousse (Túnez); el ataque contra la empresa de gas estadounidense Air Products, en Saint Quentin Fallavier (Francia), con un fallecido y dos heridos; el atentado suicida en la mezquita chií de Imam al Sadiq (Kuwait), con 27 muertos y 230 heridos, y el asesinato en El Cairo del fiscal general del país, Hesham Barakat, junto con la ofensiva del EI en El Sinaí. “España no podía descolgarse de la alarma que recorrió occidente”, subraya un alto mando policial de la lucha antiterrorista.
La proximidad geográfica del atentado de Francia y la sospecha, ya descartada, de que el ataque contra el hotel fuera dirigido contra intereses españoles pesaron especialmente en la decisión. Y sobre todo por el modo de perpetración: ambos fueron obra de lobos solitarios.
Los servicios antiterroristas han identificado a 115 personas (foreign fighters) que han salido desde España para combatir en las filas del EI en Siria e Irak. El peligro es su regreso formados como “soldados del Estado Islámico” y que decidan actuar, como en el caso del último atentado en Francia. La mayoría de estos se autorradicalizaron y emprendieron el camino tras ser captados en las redes sociales. A través de ellas los yihadistas incluso han lanzado un programa radiofónico (Al vayan News Bulletin), emitido en inglés, árabe, francés y ruso.
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