Manuel Valls, un barcelonés que se hace imprescindible
El nuevo ministro del Interior francés será el encargado de ayudar al Gobierno español a poner la palabra fin a la historia de ETA
Manuel Valls, ministro del Interior de Francia / B. GUAY (AFP)
Claridad, sinceridad, sobriedad, talento para comunicar y habilidad para hacerse imprescindible. Esos valores raros en política constituyen los puntos fuertes de Manuel Valls, el nuevo ministro del Interior francés que se ha ganado la confianza de François Hollande como responsable de comunicación de la campaña electoral.
Nacido en Barcelona en 1962, Valls es hijo del pintor catalán exiliado Xavier Valls, fallecido en 2006, y de la italiana Luisangela Galfetti, y presume de ser sobrino nieto del autor del himno del FC Barcelona, Manuel Valls i Gorina, y un ferviente hincha culé.
Políglota (francés, catalán, español e italiano), y siempre serio y profesional, Valls se casó en 1987 con Nathalie Soulié, con quien tuvo cuatro hijos, y tras divorciarse se casó hace un par de años con la estimable violinista Anne Gravoin. Según ha contado, vino al mundo en la capital catalana porque "era tiempo de vacaciones, y mis padres, que vivían en Francia, quisieron que su hijo mayor naciera allí".
Ahora será el encargado de ayudar al Gobierno español a poner la palabra fin a la historia de la banda terrorista ETA. La buena relación que mantiene con Alfredo Pérez Rubalcaba le será sin duda útil para continuar la línea de colaboración leal e intensa iniciada con Nicolas Sarkozy.
Político de vocación, comenzó su militancia a los 17 años de la mano de Michel Rocard, el líder de la Segunda Izquierda, una corriente considerada más pragmática y liberal que la deFrançois Mitterrand; después de ser responsable de comunicación del Partido Socialista en los años noventa, fue elegido diputado por Essonne en 2002 y 2007. Su candidatura a las primarias del partido, en octubre pasado, demostró que representa al ala más conservadora del PS. Su espíritu es social-liberal, cercano a los laboristas británicos. Exfidelísimo de Dominique Strauss-Kahn, domina los temas fiscales y los asuntos de seguridad ciudadana, en los que se le considera un experto por su eficaz gestión al frente del ayuntamiento de Évry, ciudad de la que es alcalde desde 2001.
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