23 de mayo de 2012
Franco no fue dictador, y punto
EL PAIS - TEREIXA CONSTENLA Madrid 22 MAY 2012 - 21:43 CET555
Marcha atrás. No habrá Franco a la carta. La Real Academia de la Historia (RAH) ha decidido que el Diccionario biográfico españolmantenga la reseña de Francisco Franco con la suavidad con la que fue retratado por Luis Suárez, medievalista, ex alto cargo de la administración del dictador y miembro de la Fundación Francisco Franco. En contra de lo que se filtró desde la propia institución hace días, no habrá doble versión de ningún personaje. La información de la Academia es ahora inequívoca: “No habrá biografías alternativas a las ya publicadas en el Diccionario biográfico”.
En respuesta a un cuestionario de este diario, la RAH explicó ayer que la adenda que se editará al finalizar la impresión de la obra (50 volúmenes) contemplará únicamente “referencias cruzadas, en los casos en que se considere pertinente, para ampliar y enriquecer el contenido de determinadas biografías”. También habrá “alguna redacción complementaria, siempre con la anuencia de los autores”.
Esta información también fue transmitida a los académicos que acudieron a la junta del pasado viernes 18, donde se anunció que se remitirían al Ministerio de Educación, Cultura y Deportes y al Congreso las conclusiones de la comisión encargada de revisar y proponer correcciones a la obra.
La adenda contendrá una fe de erratas con fallos cronológicos o de denominación, un “recordatorio con las denominaciones homologadas en las biografías relacionadas con la Guerra Civil”, notas críticas para aclarar conceptos o expresiones e información bibliográfica importante, según ha explicado la institución.
Tras el bochorno y la indignación que suscitaron algunas reseñas de los primeros 25 tomos (una minoría entre 43.000 entradas, pero significativas por tratarse de protagonistas de las décadas más convulsas del siglo XX), se constituyó una comisión —cuya composición ha cambiado a lo largo del año— para buscar una salida. Con esta comisión no solo se trataba de apaciguar el torrente de críticas, sino de dar respuesta a una iniciativa parlamentaria que cerraba el grifo económico para el Diccionario, que había recibido 6,4 millones de euros de fondos públicos (de Educación e Industria).
En julio el Congreso ordenó la congelación de la subvención anual para la obra, decidida por una mayoría de diputados, con el rechazo del PP. Sus señorías condicionaron la reactivación de la ayuda pública a la revisión y corrección de los fallos del Diccionario, donde coexisten las reseñas impecables con los errores históricos, la abierta adulación (Esperanza Aguirre es retratada casi como un ser providencial), la chapucería (algunas biografías están firmadas por una web o institución) y el sesgo franquista en voces contemporáneas, empezando por Franco y siguiendo por militares que se sumaron en 1936 al golpe de estado, identificado en ocasiones como Alzamiento Nacional. Sin tener noticia de posibles revisiones o correcciones, el Gobierno decidió festejar el primer cumpleaños de la publicación de los primeros tomos con un regalo inesperado: la inclusión en los Presupuestos Generales de 2012 de 193.300 euros para contribuir al empujón final de la colección.
La decisión se tomó antes de que el informe de la comisión llegase a manos del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes —que está analizando su contenido antes de evaluarlo, según un portavoz—, a pesar de que descafeinaba por completo la proposición no de ley aprobada el año pasado en la Cámara, cuando el PP todavía estaba en la oposición. “Se han burlado de los parlamentarios. Una proposición no de ley no supone una obligación legal, pero sí política. Dar la subvención sin haber hecho la revisión no es ilegal, pero sí irregular y merece una reprobación política clara”, señala Mario Bedera, portavoz socialista en la comisión de Educación del Congreso.
Al menos tres partidos de la oposición (PSOE, Izquierda Plural y Esquerra Republicana) han reclamado el informe de la comisión y, en algún caso, han pedido la comparecencia del ministro José Ignacio Wert. Tampoco dentro de la Academia sobra la información. Distintos académicos aseguran que no han visto el informe, del que se dio cuenta vagamente en la última junta de abril. En aquella reunión se planteó que se incluiría una adenda con 10 biografías complementarias sobre las voces “estratégicas” que habían suscitado más quejas. Franco era una de ellas, lo que significaba en la práctica que la obra cumbre de la RAH incluiría versiones a la carta sobre el dictador. Una, escrita por Luis Suárez, y otra, por no se sabía quién. A juicio de los historiadores, un desatino. “Ofrecer dos biografías de Franco es un disparate científico y profesional de una magnitud extraordinaria. Hasta nuestros alumnos saben que hay un conocimiento histórico establecido por encima de las ideologías”, afirmó entonces el presidente de la Asociación de Historia Contemporánea, Carlos Forcadell.
Al final ha tenido que pasar un año para que todo siga casi igual. La supervisión de la comisión ha facilitado la corrección de biografías de los tomos inéditos —algunas reseñas fueron encargadas de nuevo, como la del general Miaja—, pero en la versión impresa poco cambiará, a la vista de lo anunciado ahora por la RAH. En la online, que se desarrollará después de la publicación de los 50 tomos, “se recogerán los datos que se publiquen en la adenda”, según la institución.
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