23 de mayo de 2012

Cáritas merece mejor trato


EL ACENTO

Cáritas merece mejor trato

Rouco utiliza a la entidad asistencial para oponerse al pago del IBI por la Iglesia

La pobreza y la exclusión social cabalgan velozmente en España a lomos de la crisis, según las estimaciones de Cáritas, cuya labor social se está viendo sometida a dura prueba. Sería muy lamentable que la jerarquía católica decidiera reducir la tarea asistencial, como sugiere el presidente del episcopado, Antonio María Rouco Varela, para quien eso es lo que va a ocurrir si la Iglesia queda obligada al pago del IBI por sus propiedades.
El presupuesto anual de Cáritas se acerca a los 250 millones de euros. El vicesecretario de asuntos económicos de la Conferencia Episcopal, Fernando Giménez Barriocanal, estima que el dinero que podría recaudarse por el IBI "nunca sobrepasará los 100 millones de euros en el conjunto de todas las instituciones de la Iglesia católica". Más allá de la exactitud de esa cifra —discutida por otras fuentes—, es evidente que una pérdida del orden de 100 millones sería un golpe muy severo a las tareas de la entidad asistencial, si fuera verdad que sus recursos dependen de la Iglesia.
Sin embargo, la transparencia de Cáritas descubre lo infundado del argumento de Rouco. Porque las aportaciones de entidades religiosas son una parte mínima de los fondos de la entidad, que en su gran mayoría provienen de donantes privados, hasta completar casi dos tercios de sus recursos. Un largo tercio restante de los fondos de Cáritas proceden de los contribuyentes: bien directamente de la recaudación por el IRPF (la famosa casilla del 0,7% destinada a “fines sociales”, compatible con otro 0,7% dedicado específicamente a la Iglesia católica), bien de los presupuestos autonómicos, municipales y de otros órganos estatales. El apoyo más directo de la Iglesia es el de albergar a Cáritas en sus locales.
Rouco no debería ser tan descarado al vincular la merma futura de las actividades de Cáritas a la reducción del dinero de la Iglesia por el pago del IBI. En pleno periodo de presentación de declaraciones por el IRPF, el jefe de los obispos ha desaprovechado una gran oportunidad para agradecer el esfuerzo de los contribuyentes en el sostenimiento de entidades de la Iglesia y de mostrarse solidario con un país que lo está pasando mal.

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