PERISCOPIO
Blog Contra-Revolucionario
domingo, 24 de febrero de 2019
VERDAD – 25/02/2019
¿Por qué la Iglesia, a pesar de ser quien pregona la verdad, ha sido tan combatida a lo largo de su historia? Nos referimos a la verdadera Iglesia, la cual nada tiene que ver con la secta que ocupa actualmente el Vaticano. ¿Por qué son tan combatidos en nuestros días los católicos que no pactan con los errores del siglo, y se mantienen fieles a la enseñanza inmutable de Nuestro Señor Jesucristo?
Las persecuciones hechas contra la Iglesia y los verdaderos católicos de nuestros días, son un prolongamiento histórico de las que sufrió Nuestro Señor Jesucristo. ¿Cómo explicar que el Hombre Dios, que es el Camino, la Verdad y la Vida, haya sufrido persecución, hasta el punto de ser crucificado entre dos vulgares ladrones? A esa pregunta responde luminosamente uno de los mayores Doctores de todos los tiempos, el gran san Agustín, obispo de Hipona. Comentando la célebre palabra de Terencio “la verdad engendra odio”, san Agustín se pregunta cómo explicar hecho tan ilógico.
Enunciado así el problema, el santo Doctor pasa a la explicación. La naturaleza humana es tan propensa a la verdad que, cuando el hombre ama algo contrario a la verdad, quiere que este algo sea verdadero. Con esto, cae en el error, persuadiéndose de que es verdadero lo que en realidad es falso. Así, es necesario que alguien le abra los ojos. Ahora bien, como el hombre no admite que se le muestre que se equivocó, por esta misma razón no tolera que se le demuestre cuál es el error en que está. De esta forma, ciertos hombres odian la verdad por amor hacia aquello que ellos tomaron por verdadero. De la verdad ellos aman la luz, no, sin embargo, la censura a sus equivocaciones. Por su deslealtad, esos hombres sufren de la verdad el siguiente castigo: no quieren que la verdad los desvende y, sin embargo, ella los delata y continúa velada a sus ojos. Es de esta manera, es precisamente de esta manera como está hecho el corazón humano. Ciego y perezoso, indigno y deshonesto, se oculta, pero no admite que nada se le oculte. Y por esto le sucede que no consigue huir de los ojos de la verdad, pero la verdad huye de sus ojos. Con estas palabras concluye san Agustín su magistral comentario.
He ahí, la razón por la cual quien dice la verdad sufre persecución. ¡Y así se explican la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo y los veinte siglos de historia de la Iglesia!
COMPOSICION COM BASE A COMENTARIOS DEL PROF. PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA SIN REVISION DEL AUTOR
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