martes, 25 de diciembre de 2018
NACHO ALDAY - KRAKATOA – 26/12/2018
La tragedia vuelve a golpear a Indonesia, el archipiélago catastrófico, sacudido cada dos por tres por tsunamis, terremotos, accidentes aéreos y naufragios. Grandes olas barrieron el sábado por la noche los pueblos costeros del estrecho de la Sonda, que separa las islas de Java y Sumatra.
A la espera de que los equipos de rescate lleguen a todas las zonas afectadas, muchas de ellas bloqueadas por los escombros que arrastró la fuerza del mar, el número de víctimas ascendía a 429 fallecidos, 1.485 heridos y 154 desaparecidos, según anuncian las autoridades indonesias. El portavoz de la Agencia Nacional para Desastres cifraba los daños materiales en 681 casas destrozadas, 69 hoteles, 60 bares, 420 barcos y decenas de vehículos afectados. Miles de personas tuvieron que desplazarse por motivos de seguridad.
En 2012 el Gobierno indonesio situó al volcán casi en el nivel de alerta más alto y viene registrando erupciones desde junio por lo que las autoridades no permiten acercarse a menos de dos kilómetros de la deshabitada isla. El presidente de la Asociación de Geólogos de Indonesia, señaló que la erupción del Krakatoa probablemente causó un temblor que desató un deslizamiento en una ladera submarina que, a su vez, desató el tsunami. Todavía hace falta más información para confirmar la causa real porque otras erupciones mayores de dicho volcán no han causado tsunamis, pero los temblores por su intensa actividad de los últimos días pueden haber debilitado las lomas submarinas.
Mientras las autoridades determinan los motivos de la catástrofe, los equipos de emergencia se afanan por encontrar supervivientes y recoger cadáveres. El tsunami golpeó las costas de Java y Sumatra a las 21:30 del sábado, cuando muchos disfrutaban de una agradable velada junto al mar. Sin que sonaran las alarmas, ya que no se había detectado ningún terremoto, sus potentes olas arrastraron con todo lo que hallaron a su paso.
Las olas arrasaron una instalación donde el grupo de rock Seventeen, estaba actuando. Entre gritos de pánico, el agua se llevó por delante a los músicos del escenario y al público. Llorando, su cantante Fajarsyah, contaba ayer que habían muerto el bajista y el mánager, mientras que otros miembros de la banda y su esposa seguían desaparecidos.
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