13 de septiembre de 2014
Una fundación para el rey Juan Carlos
EL PAIS - MÁBEL GALAZ Madrid 13 SEP 2014 - 00:05 CEST223
Ni se divorcia, ni se casa otra vez, ni se jubila del todo. Don Juan Carlos de Borbón, eso sí, rediseña su vida, se adapta a las nuevas circunstancias derivadas del relevo en la Corona que se produjo el pasado día 19 de junio y lo hace rodeado de sus fieles consejeros, esos que ocuparon el puesto de jefe de la Casa del Reydurante los 39 años en que fue jefe del Estado. Con ellos está diseñando su nuevo trabajo. El Rey saliente no quiere estar ocioso ni tampoco desea interferir en la tarea que tiene por delante su hijo, Felipe VI. Por eso estudia su futura ocupación con sumo cuidado. La idea es poner en marcha una fundación presidida por don Juan Carlos y en la que estarían representadas importantes personalidades, según informan fuentes conocedoras del proyecto. Desde hace semanas se viene trabajando con un borrador de constitución, que cuando esté perfilado se someterá a la aprobación de don Felipe y también del Gobierno de Mariano Rajoy. Las negociaciones están comenzando y se llevan con gran discreción.
El Rey saliente ha ocupado parte de su verano en trabajar con sus colaboradores para diseñar esta fundación en la que Rafael Spottorno, el jefe de la Casa del Rey de la etapa anterior, ocupará un puesto importante. En las reuniones que ha mantenido el padre de Felipe VI se muestra ilusionado con la idea. “Él está tranquilo y orgulloso del paso que dio”, cuentan personas de su entorno. No es don Juan Carlos un monarca jubilado deprimido como le ocurre a Alberto de Bélgica, quien se queja de que ya nadie se acuerda de él y de que no tiene dinero para cubrir sus gastos ordinarios. Tampoco quiere llevar una vida hogareña como Beatriz de Holanda.
En el palacio de La Zarzuela mantienen un perfil bajo en todo lo que se refiere al anterior monarca. El mensaje que trasladan es que no cuenta con agenda oficial por lo que solo se informa de su actividad cuando tiene alguna misión encomendada. De momento, la única fue acudir el pasado 7 de agosto a Colombia a la toma de posesión del presidente Juan Manuel Santos tras su reelección. Esta vez era el hijo quien cedía el testigo a su padre, encargado en los últimos años de representar a España en este tipo de actos.
Y es que don Juan Carlos ha querido dejar claro que el protagonismo ya no le toca a él, que ha comenzado una nueva etapa. Ha sido tal su discreción que no han faltado las especulaciones sobre su persona. Que si pasaba largas temporadas en Londres, que si ya no vivía en el palacio de La Zarzuela... Ha sido la prensa italiana quien en los últimos días ha publicado los titulares más sorprendentes. Primero, el prestigioso diario La Repubblica y, luego, el semanario Oggihan hablado abiertamente de que don Juan Carlos iba a divorciarse de doña Sofía y que planeaba casarse con la aristócrata alemana Corinna zu Sayn-Wittgenstein. La respuesta desde el palacio de La Zarzuela ha sido el silencio.
Este verano, don Juan Carlos, además de dedicar algún tiempo a preparar esa fundación que quiere lanzar, ha tenido tiempo para el descanso. Ha hecho un par de viajes al extranjero que su círculo más íntimo no quiere detallar. Lo ha hecho con amigos y en sus aviones privados. Ahora le resulta más difícil desplazarse ya que no dispone de los Falcon que antes estaban a su disposición. También ha pasado muchos días en el palacio de La Zarzuela dedicado a su rehabilitación.
Está mucho mejor de sus problemas de movilidad, pero los médicos ya le han dicho que el bastón será para siempre su fiel acompañante. Además ha estado a dieta, los médicos le recomendaron bajar peso. Pero, últimamente, ha hecho algunas excepciones, y no se ha escondido. El pasado fin de semana acudió al hotel Landa, en Burgos, para almorzar. Allí degustó un par de huevos fritos, uno de sus platos favoritos, con morcilla. Y, antes de marcharse, se acercó a la tienda del establecimiento hotelero para comprar más.Don Juan Carlos se sentó en el comedor general y fue descubierto por los clientes. Posó con muchos de ellos que se le acercaron pidiéndole un selfie o solicitando que algún escolta hiciera de improvisado fotógrafo. Cuentan que estas escapadas le permiten a don Juan Carlos pulsar el cariño de la gente. “Se siente reconocido”, dicen.
Salir a comer o cenar en Madrid es ahora algo habitual para el Rey saliente en su nueva vida. Es corriente verle con su amigo, el empresario Miguel Arias, en alguno de los restaurantes que este posee. La semana pasada acudió a uno en la urbanización de La Moraleja. Josep Cusí sigue estando también muy cerca de don Juan Carlos y con él pasa mucho tiempo. Los dos, que durante años compartieron jornadas de vela a bordo del Bribón, se retiraron a la vez y ahora comparten sobremesas. En la ruta gastronómica del Monarca está desde el lujoso El Bodegón hasta un asturiano más modesto en la calle Doctor Castelo.
El padre de Felipe VI no ha pisado este verano en Palma. Su ausencia no ha sorprendido. Si en los últimos años acudió a la isla durante las vacaciones fue porque dentro de sus compromisos oficiales estaba el tradicional despacho con el presidente del Gobierno. Solo permanecía unos pocos días y luego se iba a descansar a otro lugar. Este año, libre de esa obligación, ya no tenía ningún motivo para ir. Doña Sofía ha mantenido, en cambio, su destino vacacional ya que a ella Palma siempre le ha parecido el mejor sitio para veranear. Es decir, los Reyes en su ámbito privado siguen haciendo la vida de siempre, cada uno por su lado.
Hace muchos años que don Juan Carlos y doña Sofía solo comparten tiempo en los actos oficiales. Una vez que sus agendas se han reducido hay pocos motivos para que coincidan. Siguen viviendo en el recinto principal del palacio de La Zarzuela aunque cada uno reside en un ala. Ni tan siquiera se ven a la hora de las comidas.
Don Juan Carlos cuenta, cerca de sus habitaciones, con un pequeño despacho —el anterior lo ocupa ahora su hijo— y con un muy reducido grupo de colaboradores dirigido por Alfonso Sanz Portolés, durante años jefe de protocolo y luego el segundo de a bordo de la Casa. Él es quien se encarga de gestionar su día a día y de acompañarle. Con Sanz Portolés ha acudido, por ejemplo, a dos de los partidos que la selección española de baloncesto ha jugado en el Mundial. El primero, en Granada y, el último, el pasado miércoles en Madrid, donde España quedó eliminada del campeonato ante Francia. Su presencia en estos acontecimientos no figura en ninguna agenda. Desde la secretaría de Zarzuela se avisa poco antes de que don Juan Carlos asistirá. El deporte siempre ha sido una de sus pasiones y su trato con los atletas cercano. Muchos son los que cuentan que es usual recibir llamadas suyas e incluso invitaciones. El tenista Rafa Nadal es uno de ellos.
De los tres hijos de los Reyes, doña Elena es quien mantiene un contacto más frecuente con su padre. Acostumbra a visitarle regularmente en palacio, también se encuentran para salir y viajar juntos, a veces, en compañía de Felipe Marichalar, el mayor de sus ocho nietos.
La comunicación entre el Rey saliente y el actual es fluida. El despacho del padre y el del hijo están encima uno de otro. La relación entre ambos siempre fue buena, pero el tiempo en que se preparó el relevo en la Corona les acercó aún más.
Don Juan Carlos no se va a divorciar, no lo necesita. Su amistad con Corinna, como ella misma ha contado esta semana desde la Semana de la Moda de Nueva York, continúa, aunque no es la que fue. Hace tiempo que ya no se ven pero mantienen contacto telefónico. El Rey saliente no se ha retirado del todo de su vida laboral, pero de esa relación parece que sí.
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