16 de septiembre de 2014
España apuesta por el diálogo y rehúye el protagonismo militar
el pais - CARLOS YÁRNOZ París 15 SEP 2014 - 21:26 CEST120
España se situó en la Conferencia sobre la Paz y Seguridad en Irak en el grupo de países más prudentes con respecto a la operación contra elEstado Islámico (EI). En su intervención ante la treintena de ministros de Exteriores en París, el español José Manuel García-Margallo dejó clara su apuesta por la diplomacia y el diálogo. Solo una vez se refirió a la opción militar, pero para decir que “no puede ser la única respuesta al yihadismo”.
“Los desafíos complejos exigen respuestas complejas”, señaló el ministro a sus homólogos. España aún no ha decidido cuál será su papel. “Todas las opciones están encima de la mesa”, respondió a los periodistas a lapregunta de si se enviarán armas a los iraquíes. “Formamos parte de la coalición”, aseveró, “como no podría ser de otra manera”.
El Gobierno español no participó en los primeros movimientos para crear la coalición internacional en la cumbre de la OTAN del 4 y 5 de septiembre. A comienzos de la pasada semana, el Ministerio francés de Exteriores aún no había recibido confirmación oficial de que España estaría en la cumbre de París.
García-Margallo señaló que ni Irak ha pedido algo concreto a Madrid ni EE UU ha solicitado el uso de bases. “Estamos esperando que se nos diga qué se necesita”, comentó, para añadir que el terrorismo yihadista también es “una amenaza directa contra la seguridad de España”. Sí precisó que, si se planteara una participación militar, estará sujeta a tres condiciones: “Que se pida, que esté amparada por una resolución internacional y que tenga el consenso de las fuerzas políticas”.
Sea cual sea el papel de España, el ministro sí advirtió en su intervención oficial en la cumbre cuáles deben ser los tres elementos “indispensables” para tener éxito en la lucha contra el yihadismo. En primer lugar, “toda intervención militar debe estar en pleno acuerdo con los principios y objetivos de la Carta de Naciones Unidas y ser totalmente respetuosa con el derecho internacional”. Entiende el ministro que es “un paso en esa dirección” la resolución del 15 de agosto del Consejo de Seguridad, que declara las acciones del EI como una amenaza para la seguridad internacional.
En segundo lugar, apuesta por “una respuesta colectiva, coordinada y eficaz” para ayudar al nuevo Gobierno iraquí. Y por último, cree necesario “adoptar una estrategia de acción a largo plazo, fundada en el consenso lo más amplio posible y con la participación de todos los actores”.
Antes de plantear estos condicionantes, el ministro dijo en el cónclave que “el terrorismo yihadista es una de las amenazas más graves, complejas e inéditas de nuestro tiempo”. Recordó que España “es un interlocutor privilegiado del mundo árabe y musulmán” y que “es la frontera sur de Europa”. “España ha sufrido también el terrorismo yihadista en Madrid”, señaló en referencia al atentado de marzo de 2004.
Fuentes oficiales francesas asumieron que García-Margallo había estado “prudente”. Recordaron al respecto que los servicios de espionaje han detectado la presencia de combatientes de origen español en Irak o Siria “bien entrenados y equipados”. Su regreso a España es considerada una de las amenazas potenciales más graves para el país.
Desde Washington, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, también ha asegurado que el país estará “donde tiene que estar”, informaSilvia Ayuso.
“España va a estar siempre con sus aliados, hay que definir la modalidad de nuestra presencia pero es evidente que España va a estar donde tiene que estar”, ha subrayado el responsable de Interior, que inició este lunes una visita de trabajo de dos días durante la que se reunirá con los máximos responsables estadounidenses de seguridad e inteligencia, incluido el director de la CIA, John Brennan, y del FBI, James Comey.
En lo más alto de su agenda está la “amenaza terrorista” del EI y el problema de los “desplazados y retornados” yihadistas, aunque Fernández Díaz ha señalado que el problema de los españoles que viajan a Siria o Irak a combatir con los extremistas es menor —“unas pocas decenas”— que en otros países y que “la mayoría” de los “muy pocos” retornados ya están en prisión.
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