31 de agosto de 2013
“Las oligarquías que controlan los partidos tienen miedo a las primarias”
EL PAIS - XOSÉ HERMIDA Santiago 30 AGO 2013 - 22:34 CET
Consume sus últimos días como secretario general del PSdeG, pero no deja la política. Pachi Vázquez (O Carballiño, 1954) seguirá en el Parlamento gallego y en la ejecutiva federal del PSOE, desde donde asegura que hará “lo que le mande” el futuro líder. Y se declara orgulloso de dejar como legado las primarias para elegir a su sucesor, que medirán el próximo 7 de septiembre a José Ramón Gómez Besteiro y Manel Vázquez
Pregunta. ¿Está el partido mejor o peor que cuando lo cogió?
Respuesta. Cuando llegué, el PSOE gobernaba España y teníamos buenas perspectivas en Galicia. Pero fueron cuatro años durísimos para el socialismo en Europa, en España y en Galicia.
P. ¿De qué se siente más satisfecho y de qué más frustrado?
R. De lo que más satisfecho estoy es de haber trabajado a tope todos los días. Marcamos pautas para una nueva etapa del socialismo en España que van a ser claves en un horizonte no muy lejano: una persona, un cargo; primarias; limitación de mandatos… Los partidos tienen aún estructuras del posfranquismo, de hace más de 30 años, y hay que ir diseñando partidos para un nuevo modelo social. De lo que me siento más decepcionado es de que, cuando la marea está tan baja, es imposible colocar los mensajes que a ti te gustaría para cambiar la sociedad.
P. ¿Qué errores admite?
R. El no tenerle miedo a los cambios y afrontarlos con absoluta decisión. Si hubiese sido más pastelero, más trapichero, aparentemente estaría mejor, pero no me encontraría bien.
P. Se generó la sensación de que usted era un líder provisional para un momento determinado. Eso le restó autoridad
R. Sí. Pero mucha gente sabía que no era cierto. Y se demostró en el último congreso, cuando le gano a todos a los que en teoría me tutelaban. Quedó demostrado que no tenía tutelas de nadie. Por lo demás, lo que ha ocurrido aquí hay que contextualizarlo con lo que ha ocurrido en España. Es un momento durísimo para el socialismo.
P. ¿Y por qué está fuerte división de los últimos años?
R. Si usted fuese a Cataluña, a Valencia o a Andalucía, encontraría lo mismo. Las divisiones vienen cuando no obtienes los resultados deseados.
P. Sus detractores dicen que la confrontación la buscaba usted.
R. Yo siempre fui muy bueno hasta que les obligué a todos a elegir un puesto u otro. Y mis detractores surgen cuando les digo: “Tienes que elegir entre ser concejal o senador o diputado autonómico”. Y a partir de ahí dicen que busco la confrontación. Ese régimen de incompatibilidades ya estaba antes, solo que nadie lo aplicaba. Volvería a hacer todo lo que hice. Y creo que dejo al partido un camino más expedito para conectar con lo que pide la sociedad.
P. También le acusaron de darle un carácter ruralista a un partido de tradición urbana.
R. Eso fue parte de una estrategia de comunicación. Ojalá fuéramos un partido con más impronta en el medio rural. Una de nuestras grandes lagunas es que en una amplísima parte de los municipios rurales el PP tiene mayorías del 70% o del 80%. Somos un partido de clases medias, con una impronta urbana, y es ahí donde nos estamos desmoronando. Tenemos que ser un partido de clases medias urbanas y rurales.
P. Abandona la secretaría general pero no la política. ¿Cuál será su papel a partir de ahora?
R. El de un militante que tuvo la fortuna y el orgullo de recibir unas grandes dosis de confianza y también de haber vivido un aprendizaje. Nunca he tenido una derrota en una ejecutiva o en un comité nacional. Ahora todos tenemos que poner nuestro conocimiento a disposición de quien sea el próximo secretario general.
P. ¿Le apetece otro tipo de cargos, volver a ser alcalde...?
R. No, no, no…. Estaré donde me digan que tenga que estar trabajando sin que se me caigan los anillos. Todos tenemos que anteponer el interés general.
P. ¿Esperaba tanta resistencia de la dirección federal ante las primarias?
R. Las primarias las defiende todo el mundo, pero nadie las quiere. Suponen dinamitar un modelo de partido basado en intermediarios. Y los intermediarios se resisten. Ahora habrá un secretario general que llegará con la auctoritas de que lo han votado directamente los militantes. A las cúpulas, a las oligarquías orgánicas de los partidos, esto les da miedo. De hecho, solo habla de esto el partido socialista. No se le ocurre al PP, pero tampoco a la otra izquierda. Las primarias cambian el modelo oligárquico, en el que unas pocas personas son las que controlan, por otro participativo. Estoy convencido de que en un futuro no muy lejano esto se legislará para que lo apliquen todos los partidos.
P. ¿Aceptará Rubalcaba este modelo para todo el PSOE?
R. Esto genera división de opiniones. Hay gente que apuesta por una modernización del partido, que requiere participación y transparencia. Y otra parte —que no es menor— legítimamente entiende que tiene que haber una estructura rígida, cerrada, oligárquica…. Yo no lo comparto. Si queremos mandar un mensaje a la sociedad, dirigirnos a los que no quieren saber nada de los partidos, hay que decirles que pueden participar en un proyecto del que se sientan protagonistas. Las bases desean participación directa y una parte de la dirección no quiere ni oír hablar de eso. Pero más pronto que tarde las bases lo impondrán. Lo contrario es querer parar un río con las manos
P. ¿Rubalcaba debería seguir su ejemplo y retirarse?
R. Hay una diferencia muy importante. Yo gané un congreso antes de las elecciones y el resultado electoral marcó la decisión que he tomado. Que nadie olvide que Rubalcaba gana el congreso después de perder las elecciones. Y no me parece lógico que un año después le digamos que se tiene que ir. Es difícil encontrar una persona con la cabeza mejor amueblada para dirigir nuestro partido. Y el que considere que es mejor, que dé un paso al frente y deje de jugar al escondite. Yo viví algo parecido: había multitud de líderes para criticar, pero cuando había que presentar una alternativa, desaparecieron todos. Por eso es admirable lo que han hecho José Ramón [Gómez Besteiro] y Manel [Vázquez].
P. ¿Deberían celebrar un debate los dos candidatos?
R. Más que un debate, un cara a cara, un contraste de opiniones, creo que enriquecería el proceso. Pero eso tienen que decidirlo ellos. Hasta ahora, la actitud de los dos está siendo ejemplar y desmiente eso que dice la derecha de que las primarias son una guerra.
P. Usted ha hecho una oposición muy dura. ¿Cree que se mantendrá esta línea?
R. Siempre intenté decir las verdades. Cuando dije lo de “ahí, ahí”, ["Feijóo y el narcotráfico están ahí, ahí", afirmó en 2011] no era “ahí, ahí”, era más, como se ha visto. Lo que pasa es que cuando eres oposición y tienes unos medios públicos completamente manipulados, no hay oportunidad para transmitir tus mensajes y van distorsionando tu imagen. Decían que yo era muy bruto, un alarmista… Pues aún no hay ningún barco de Pemex, la fusión de las cajas fue un fracaso, llegó el copago a los comedores escolares… Repetiría la misma oposición, aunque es difícil llegar a la gente cuando se le construye una realidad virtual.
P. ¿Y el próximo líder hará lo mismo?
R. Yo apoyaré la estrategia que siga el próximo líder, sea cual sea Nunca saldrá de mi boca una opinión que pueda menoscabar al secretario general. Ahora bien, llevo 25 años en esto y sé que con el PP el buen rollo no funciona. Lo que funciona es poner en evidencia sus debilidades. Y cada vez son más palmarias sus mentiras. Dicen que no conocen al gerente que les pagó la campaña de 2005 y el congreso de 2006 con dinero negro. Parece que hay un cierto acuerdo en una parte de la sociedad gallega en no hablar de la financiación ilegal del PP. Pero está ahí y Feijóo sabe que es verdad. Aunque su gran maquinaria de comunicación consiga que no se hable de eso. Se habla de Bárcenas excepto cuando dice que el PP de Feijóo recibió casi dos millones de euros en donaciones ilegales. Pues eso hay que decírselo a la gente.
P. ¿Feijóo es ahora más vulnerable?
R. Lo harán vulnerable las realidades. Feijóo vive en la ficción. Acaba de reírse de miles de gallegos, de insultar a todos los que están padeciendo los incendios cuando dice que la campaña va de maravilla. Eso es un síntoma: ya no sabe lo que le está pasando a su pueblo. Él andaba antes con la manguerita y los zapatos de charol y ahora no se entera de que la gente tiene que apagar el fuego con xestas y cubos. Me parece bastante más grotesca esta frase que lo de la manguerita.
P. Habrá enfado con el PP, pero también con ustedes.
R. Es que tenemos un problema, fallamos en mucho. Hicimos cosas buenísimas. Alguien debería repasar todo lo que conseguimos cuando gobernamos en coalición con el BNG, y algún día se hará justicia a ese Gobierno. O lo que hizo el Gobierno de España. Pero fallamos en la defensa de un modelo social y económico. Y ahora pasamos un periodo de convalecencia. No sé cómo se arregla esto, pero mientras la izquierda vaya dividida a las confrontaciones electorales, será un hándicap para una alternativa de progreso real.
P. ¿Aboga por coaliciones?
R. No lo sé. Pero la derecha aprovecha esto magníficamente. La izquierda debe hacer un esfuerzo, no tanto en ir unidos, sino en trabajar en la misma dirección y respetarnos entre nosotros, que la gente visualice que puede haber diferencias pero no antagonismos
P. ¿Se va dolido con mucha gente?
R. No guardo ni un solo gramo de rencor. La política es una profesión dura. Pero estás porque quieres, nadie te obliga. Y nunca dramaticé las cosas ni tampoco las llevé al terreno personal.
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