20 de mayo de 2010
La nueva Selectividad también asusta
ABC 20/05/10
La nueva Selectividad también asusta
«Un nuevo escenario»; por José Antonio Poveda
MILAGROS ASENJO | MADRID
Decenas de miles de estudiantes -unos doscientos mil sumadas las convocatorias de junio y septiembre- estrenarán la nueva Selectividad. El diseño de las Pruebas de Acceso a la Universidad (PAU) adaptadas a la Ley Orgánica de Educación (LOE) ha provocado algún sobresalto y ha obligado a alguna precisión normativa para serenar los ánimos de unos alumnos para los que estudiar la carrera deseada es, en muchos casos, cuestión de décimas.
En realidad, el desequilibrio entre la oferta y la demanda de plazas y, por tanto, las dificultades para cursar los estudios apetecidos sólo se produce en el área de Ciencias de la Salud, con especial énfasis en Medicina, en Árquitectura y en determinadas ingenierías.
El nuevo modelo introduce importantes modificaciones que, al menos en teoría, pretenden suavizar el camino hacia la Universidad. Habrá menos pruebas obligatorias pero también posibilidad de subir nota para garantizar al máximo el acceso a la carrera deseada. Es más, el curso 2011-12 se añadirá un ejercicio oral de idioma extranjero.
La pruebas se estructuran en dos fases: una general y otra específica.
La primera, que es similar a la del antiguo modelo, deben hacerla todos los estudiantes y tiene por objeto valorar la madurez y destrezas básicas que deben acreditar para seguir las enseñanzas de Grado (la nueva nomenclatura de las carreras universitarias adaptadas a Bolonia). La segunda es nueva y voluntaria. Tiene algo de aventura puesto que no se califica si no se aprueba al general, ya que tiene como finalidad valorar los conocimientos y capacidad de razonamiento de los candidatos en disciplinas concretas relacionadas con los estudios que pretenden cursar. Es decir, sirve para subir nota de cara a ingresar en una titulación.
Dos exámenes menos
En la vieja Selectividad, los alumnos debían realizar seis exámenes; en la nueva bastará con cuatro -cinco en algún caso- para aprobar.
La fase obligatoria consta de cuatro ejercicios, o cinco en las comunidades con lengua propia. Permanece el comentario de texto sobre Lengua y Literatura castellana, el tema de Historia de España o de Filosofía y el ejercicio de Lengua extranjera. Como novedad, se incluye un examen sobre una asignatura de modalidad de entre las elegidas por el alumno en 2º de Bachillerato. Y además, el mencionado examen de lengua vernácula. En todos los casos, los alumnos pueden elegir entre dos propuestas de examen.
Los ejercicios se califican de 0 a 10 puntos y la nota final es la media aritmética de todos. Para aprobar se precisa un 5, pero también se considerará superada la prueba con 4 puntos, siempre que la media del Bachillerato se de al menos 6 puntos.
La prueba específica constituye la novedad de la fórmula. En ella, el estudiante puede examinarse de hasta cuatro materias propias de la modalidad elegida en Bachillerato con el fin de elevar su calificación final en orden a estudiar la carrera deseada. Es nota se ponderará según las tablas establecidas en cada Universidad y ponderará de un 10 a un 20%. Podría ocurrir que un alumno llegara a tener 14 puntos en la calificación final, ya que a un utópico 10 se sumarían cuatro puntos (40%). En esta fase también se elegirá entre dos propuestas de examen.
Proceso confuso
El proceso de diseño de los nuevos exámes ha sido complicado y hasta confuso. Por ejemplo, el cambio de adscripción de titulaciones a las ramas de conocimiento una vez comenzado el curso -caso de Psicología- impedía a los alumnos una elección lógica de materias para subir nota, lo que ha obligado a introducir expcepciones.
En la calificación final, el expediente académico tiene un peso del 60% y el examen del 40%.La nota de admisión incrorporará las calificaciones de las materias elegidas en la fase específica, en el caso de que éstas se adscriban a la rama de conocimiento del título al que opte el alumno.
Otro aspecto polémico del nuevo modelo lo constituye la supresión de los cupos especiales para alumnos de Formación Porfesional (FP), que podrán optar a las plazas sin pasar por las pruebas de acceso en competencia con el resto del alumnado. Esto ha obligado también a modificar al normativa. El curso próximo tendrán temarios propios para la prueba específica.
La nueva Selectividad también asusta
«Un nuevo escenario»; por José Antonio Poveda
MILAGROS ASENJO | MADRID
Decenas de miles de estudiantes -unos doscientos mil sumadas las convocatorias de junio y septiembre- estrenarán la nueva Selectividad. El diseño de las Pruebas de Acceso a la Universidad (PAU) adaptadas a la Ley Orgánica de Educación (LOE) ha provocado algún sobresalto y ha obligado a alguna precisión normativa para serenar los ánimos de unos alumnos para los que estudiar la carrera deseada es, en muchos casos, cuestión de décimas.
En realidad, el desequilibrio entre la oferta y la demanda de plazas y, por tanto, las dificultades para cursar los estudios apetecidos sólo se produce en el área de Ciencias de la Salud, con especial énfasis en Medicina, en Árquitectura y en determinadas ingenierías.
El nuevo modelo introduce importantes modificaciones que, al menos en teoría, pretenden suavizar el camino hacia la Universidad. Habrá menos pruebas obligatorias pero también posibilidad de subir nota para garantizar al máximo el acceso a la carrera deseada. Es más, el curso 2011-12 se añadirá un ejercicio oral de idioma extranjero.
La pruebas se estructuran en dos fases: una general y otra específica.
La primera, que es similar a la del antiguo modelo, deben hacerla todos los estudiantes y tiene por objeto valorar la madurez y destrezas básicas que deben acreditar para seguir las enseñanzas de Grado (la nueva nomenclatura de las carreras universitarias adaptadas a Bolonia). La segunda es nueva y voluntaria. Tiene algo de aventura puesto que no se califica si no se aprueba al general, ya que tiene como finalidad valorar los conocimientos y capacidad de razonamiento de los candidatos en disciplinas concretas relacionadas con los estudios que pretenden cursar. Es decir, sirve para subir nota de cara a ingresar en una titulación.
Dos exámenes menos
En la vieja Selectividad, los alumnos debían realizar seis exámenes; en la nueva bastará con cuatro -cinco en algún caso- para aprobar.
La fase obligatoria consta de cuatro ejercicios, o cinco en las comunidades con lengua propia. Permanece el comentario de texto sobre Lengua y Literatura castellana, el tema de Historia de España o de Filosofía y el ejercicio de Lengua extranjera. Como novedad, se incluye un examen sobre una asignatura de modalidad de entre las elegidas por el alumno en 2º de Bachillerato. Y además, el mencionado examen de lengua vernácula. En todos los casos, los alumnos pueden elegir entre dos propuestas de examen.
Los ejercicios se califican de 0 a 10 puntos y la nota final es la media aritmética de todos. Para aprobar se precisa un 5, pero también se considerará superada la prueba con 4 puntos, siempre que la media del Bachillerato se de al menos 6 puntos.
La prueba específica constituye la novedad de la fórmula. En ella, el estudiante puede examinarse de hasta cuatro materias propias de la modalidad elegida en Bachillerato con el fin de elevar su calificación final en orden a estudiar la carrera deseada. Es nota se ponderará según las tablas establecidas en cada Universidad y ponderará de un 10 a un 20%. Podría ocurrir que un alumno llegara a tener 14 puntos en la calificación final, ya que a un utópico 10 se sumarían cuatro puntos (40%). En esta fase también se elegirá entre dos propuestas de examen.
Proceso confuso
El proceso de diseño de los nuevos exámes ha sido complicado y hasta confuso. Por ejemplo, el cambio de adscripción de titulaciones a las ramas de conocimiento una vez comenzado el curso -caso de Psicología- impedía a los alumnos una elección lógica de materias para subir nota, lo que ha obligado a introducir expcepciones.
En la calificación final, el expediente académico tiene un peso del 60% y el examen del 40%.La nota de admisión incrorporará las calificaciones de las materias elegidas en la fase específica, en el caso de que éstas se adscriban a la rama de conocimiento del título al que opte el alumno.
Otro aspecto polémico del nuevo modelo lo constituye la supresión de los cupos especiales para alumnos de Formación Porfesional (FP), que podrán optar a las plazas sin pasar por las pruebas de acceso en competencia con el resto del alumnado. Esto ha obligado también a modificar al normativa. El curso próximo tendrán temarios propios para la prueba específica.