ABC
Media Europa con copago sanitario
Sanidad estudia el copago para garantizar la sostenibilidad del sistema sanitario
ABC | MADRID
Domingo , 30-05-10
Las fórmulas que los países de la Unión Europea han elegido para hacer sostenible su sanidad pública son distintas, pero el fondo es el mismo: el ciudadano debe ayudar a financiar el sistema sanitario. En España el debate del copago sanitario está sobre la mesa desde hace más de veinte años. Desde que el famoso «informe Abril» planteó que los pensionistas con más recursos pagaran parte de sus medicinas, como hacen los ciudadanos en activo.
Pero ningún Gobierno se ha atrevido a ponerlo en marcha. Ahora, en plena recesión económica, el fantasma del copago vuelve a sobrevolar al sistema sanitario español. En Europa, la frontera entre la sanidad pública y la privada cada vez está más diluida. Los sistemas sanitarios han dado entrada a entidades sanitarias y han optado por el pago de consultas, pruebas y días de hospitalización para moderar el gasto. La mayoría son medidas destinadas a evitar los abusos, más que a recaudar fondos. Estas son las fórmulas que funcionan en otros países de nuestro entorno.
- Alemania: un bono de 10 euros
Dentro del sistema estatal existen varias formas de copago. Para la compra de medicamentos, la aportación de los pacientes es del 10% del precio, con un mínimo de 5 euros y un máximo de 10. Ese copago debe ser desembolsado por todos, incluidos los pensionistas. En el caso de hospitalización, el paciente debe abonar 10 euros por día, aunque con un límite máximo de 28 días laborables por año. Además, para ser atendidos por un médico de cabecera, dentista o cualquier otro especialista en su consulta, los pacientes del sistema público deben realizar un pago único trimestral de 10 euros, sin importar las veces que acudan al doctor en ese período. La visita al pediatra no se cobra.
- Francia: seguro privado
Está totalmente generalizada la contratación privada de una «complementaria» (seguro complementario) que pague las medicinas o gastos hospitalarios no cubiertos por la seguridad social. Hay muchas medicinas, operaciones u hospitalizaciones no cubiertas. Los asegurados tienen entonces dos alternativas: pagar de su bolsillo o tener contratadas las prestaciones de una mutua o seguro complementarios.
En términos prácticos, cada asegurado, tiene dos tarjetas: la de la seguridad social, y la complementaria. A la hora de pagar las medicinas o la operación médica, las farmacias u hospitales aceptan todas las tarjetas de las «complementarias». Si el asegurado no tiene contratado ningún seguro complementario debe abonarlo de su bolsillo.
- Suecia y Noruega: 15 euros por consulta
El sistema de asistencia médico sanitaria en Suecia es de financiación pública y está fuertemente descentralizado. Los ciudadanos pueden elegir el médico o centro sanitario que deseen, pero pagan una cantidad por servicio. Cada paciente paga entre 150 y 200 coronas suecas (15-20 euros) por visita al médico, sea generalista o especialista. Para limitar los gastos de los pacientes y enfermos crónicos hay una protección contra costes elevados que implica que una vez superados los 85 euros de gasto, todas las visitas al médico u hospital, serán gratuitas. Existe el mismo sistema con un nivel de 180 euros para los medicamentos recetados. Todas las operaciones son gratuitas y los pacientes ingresados pagan unos 7 euros diarios.
En Noruega, el sistema es casi idéntico al sueco. Las visitas al médico cuestan unos 20 euros. También es libre la elección del médico o especialista. Los sin recursos y desempleados no pagan y los jubilados tienen subsidios.
Reino Unido: similar al español
En el Reino Unido no existe copago sanitario, salvo en el caso de determinados medicamentos, como sucede en España. Las visitas al médico o a los servicios de urgencias son gratuitas, así como la atención en el hospital. En cuanto a las medicinas, las más comunes se recetan gratuitamente y en otras el precio es compartido por el paciente. Mayores de 60 años, embarazadas y enfermos crónicos tienen todas los medicamentos gratis con receta. El Gobierno aún no ha barajado la posibilidad del copago en sus planes para la reducción del déficit público, ni esa medida fue incluida en ningún programa político en las recientes elecciones.
Irlanda: ingresos bajos, gratis
En Irlanda, la atención médica es gratuita para quienes tienen menos ingresos económicos, lo que les da derecho a la Tarjeta Médica, que cubre el 31,9% de la población. También es gratuita para embarazadas y niños hasta los seis meses. Las personas de más de 70 años que no tienen este último derecho, reciben una subvención anual de 400 euros como máximo para acudir al médico de cabecera.
El 68,1% de la población que no dispone de la Tarjeta Médica tiene que pagar 100 euros por acudir a urgencias si no son enviados por el médico de cabecera. La hospitalización cuesta 100 euros por día, hasta un máximo de 1.000 en doce meses. Diagnósticos, análisis y fisioterapia son gratuitos. En medicamentos, cada hogar paga un tope de 120 euros a lo largo de un mes, a partir de ahí son gratuitos.
Grecia: «sobrecito»
Todos los ciudadanos tienen acceso a una sanidad pública (IKA) o a otros organismos parecidos ( «Tamío»), que viene a ser un tipo de caja de pensiones con cobertura sanitaria. Los pacientes sólo pagan de su bolsillo los «extras»: cambiar a una habitación individual. O una enfermera privada (en los hospitales públicos hay muy pocas por planta). Las ambulancias en caso de ingreso de urgencia son gratuitos, pero cualquier otro recorrido debe ser autorizado para ser abonado por el seguro.
El paciente que desea una segunda opinión y elegir médico debe pagar 50 euros por consulta. Lo que sí se paga, de forma informal, es el «sobrecito» para agilizar los trámites: saltarse la lista de espera, tener cama en pocos días... Se ofrece a los médicos y restante personal sanitario directamente. Así los griegos se aseguran un trato personalizado. Las tarifas estipuladas en el «sobrecito» van desde 10 euros a una enfermera, entre 100 y 3.000 a un médico (en función de la gravedad) y unos 500 al anestesista.
El paciente del IKA paga el 25% del precio del medicamento, pensionistas y enfermos crónicos también.
Portugal: 2,20 euros por visita
La sanidad pública portuguesa funciona con el sistema de copago, denominado en el país vecino como tasa moderadora. La consulta básica en el ambulatorio cuesta 2,20 euros, 3 en los hospitales de distrito y 4,50 en los centrales. Por cada día de hospitalización hay que pagar 5,20 euros. La visita médica a domicilio cuesta 4,70 euros y todas las pruebas que se realizan en los hospitales tienen también una paga que debe ser abonada por los usuarios.
A partir de 65 años, los pacientes se pueden beneficiar de una reducción del 50% en las tasas mientras que existen casos de exención total del copago, como embarazadas, menores de doce años, desempleados, personas que reciben la pensión mínima o enfermos crónicos.
Italia: pago por especialista
Las consultas al médico de Familia son gratuitas, aunque se puede pagar parte de las intervenciones que se realicen en los centros de salud. Las visitas a un especialista pueden costar de 15 a 20 euros. Además, se penaliza el abuso de las Urgencias. Si el médico considera que el problema no necesitaba acudir a urgencias cobra al paciente 25 euros.
Austria: cinco euros por receta
Cada Estado federado austríaco tiene un convenio propio con la seguridad social, por lo que no es igual lo que debe abonar un vienés que un tirolés. El copago varía entre 8 y 17 euros diarios, con un máximo de 28 días laborables de hospitalización al año. Todos los asegurados deben pagar 5 euros por cada receta para medicinas, con límites y exenciones para pensionistas, enfermos crónicos, niños y personas de bajos recursos. Los asegurados por las cajas de autónomos y funcionarios tienen que abonar un 20% del coste de la consulta médica. A cambio, los servicios recibidos suelen ser mejores que los de la caja de los empleados del sector privado.
Bélgica: por adelantado
La sanidad en Bélgica se gestiona con el copago. Los ciudadanos tienen libertad para elegir médico y están obligados a pagar la consulta en función de unas tarifas libres que fijan los facultativos. Posteriormente el sistema de seguridad social, que se gestiona a través de mutualidades, reembolsa a los ciudadanos un porcentaje de la factura, que suele rondar el 80%. Este sistema se aplica también al dentista. En el caso de los niños el reembolso llega prácticamente al 100% e incluye la ortodoncia. En los adultos están excluidos del copago los implantes.
El Estado sólo cubre parte de los gastos de hospitalización, por lo que lo habitual es tener un seguro complementario. Las urgencias están cubiertas y no hay que adelantar dinero. Los medicamentos corren por cuenta del enfermo, salvo los antibióticos.
Información de J. P. Quiñonero, C. Villar Mir, V. Suvalski, B. Castiella, B. Rodrigo y N. Ramírez de Castro