20 de junio de 2017

Un islamófobo (Leído en @HerreraEnCOPE)


Un islamófobo (Leído en @HerreraEnCOPE)
Publicado por  el Jun20, 2017
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Por fin hemos reconocido el odio religioso en un acto terrorista. Por fin hemos podido verbalizar que el asesino era uno que odiaba a los fieles de una determinada confesión. Y así leemos y escuchamos hoy que un islamófobo atropelló a los fieles de una mezquita en Londres.
Los católicos no hemos tenido ningún problema en reconocerlo y en condenarlo y no nos hemos ahorrado ni una sola palabra. Hemos actuado como personas sensibles y libres mostrando todo nuestro dolor y todo nuestro rechazo.
En cambio nos da miedo hablar de por qué nos odian y por qué nos matan y en nombre de qué religión y de qué Dios. Nos aterra de tal modo que nos llamen racistas que caemos en el auto odio de apresuramos a elevar la islamofobia a plaga de nuestra era y obviamos señalar el islamismo que viene a por nosotros, a por los valores cristianos y católicos que encarnamos. Y forzados por la corrección política nos doblegamos al cinismo de proclamar de que no son musulmanes, son terroristas, como si la Historia no nos hubiera dramáticamente enseñado que son dos conceptos perfectamente compatibles.
Estamos tan podridos de relativismo y tan extraviados en nuestra decadencia, que la islamofobia que prácticamente no existe es nuestro mantra, y a pesar de caer como moscas, siempre en manos de los mismos criminales, no hemos ni siquiera inventado la palabra para nombrar a los que odian a los católicos. ¿Cuál sería? ¿Católicofóbico? ¿Cristianofóbico?
Ahora que hemos aprendido a decir “atentado islamófobo” podríamos aprender a decir por dónde sangramos y por qué; quién nos mata y en nombre de qué, y a no confundir el odio ni el racismo con la obligación de defendernos, que es nuestra obligación de sobrevivir.
La libertad no es un derecho. Es un deber. Como seguir vivos, fuertes y seguros. Es lo que nunca entedemos de Israel, y por eso creyendo que somos pacifistas nos comportamos como los viejos antisemitas de todos los tiempos y todas las tragedias. Mientras no seamos capaces de asumirlo, mientras no dejemos de despreciar lo que somos y no nos pongamos en pie para defenderlo, no sólo nos matarán sino que hasta muertos seremos sus rehenes y nuestros propios verdugos.
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