3 de septiembre de 2009

Las amistades peligrosas de Moratinos

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Jueves, 3 de Septiembre de 2009

Madrid

España

Las amistades peligrosas de Moratinos

La presencia de Moratinos en los fastos del 40 aniversario de la revolución libia de Gaddafi, junto a un jefe de los piratas somalíes, se suma a su afán por estrechar lazos con personajes con pocas credenciales democráticas como Castro, Obiang o Chávez

Moratinos viajará a Oriente Próximo para preparar una gira de Zapatero
El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, viajará la próxima semana a Egipto, Siria, Israel y Palestina, para preparar una posible gira de Zapatero a Oriente Próximo antes de fin de año. El anuncio de la visita de Moratinos, que comenzará el día 7, se produce tras los contactos mantenidos ayer en Madrid por el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbás, con Su Majestad el Rey, con el presidente del Gobierno y con el propio Moratinos.
También ayer, el embajador israelí en España, Raphael Schutz, aseguró en Toledo que la gira de Zapatero tendrá lugar en octubre, aunque portavoces de La Moncloa precisaron que no hay aún ninguna fecha concreta para ese desplazamiento.
En estos momentos, el viaje resultaría de gran interés, en vísperas de que España asuma la presidencia de la Unión Europea y, sobre todo, porque parece abrirse en la región un nuevo horizonte de entendimiento, especialmente si se confirma la reunión a tres bandas, que se pretende mantener en Nueva York. En ella participarían Barack Obama; el primer ministro israelí, Benajamin Netanyahu; y el presidente palestino.
LUIS AYLLÓN | MADRID
A Miguel Ángel Moratinos le gusta arriesgar. Eso ha quedado claro a lo largo de los cinco años largos que lleva al frente del Ministerio de Asuntos Exteriores. Con las bendiciones de un presidente del Gobierno para quien la política exterior parece ser poco menos que una carga que le distrae de sus afanes interiores, Moratinos ha protagonizado algunas actuaciones que han recibido numerosas críticas.
La más reciente ha sido su presencia en los fastos del 40 aniversario de la revolución libia, a los que la mayoría de los países europeos y occidentales han enviado un representante de escaso rango, A Muammar el Gaddafi se le ha readmitido en el concierto internacional, porque ha dado señales de querer volver al redil y porque, después de todo, las reservas petrolíferas del país y las oportunidades de negocio existentes es algo que nadie quiere despreciar.
No se olvide el viaje que a comienzo de este año hicieron a Libia Sus Majestades los Reyes, con un claro componente económico. Ni tampoco, que el anterior jefe del Ejecutivo, José María Aznar, con el respaldo de George Bush, fue de los primeros en viajar a Trípoli para abrirle las puertas a Gaddafi.
Pero de ahí a contribuir con la presencia de un ministro de Exteriores a una operación de exaltación del líder de la Yamahiriya revolucionaria libia, va un trecho. Sobre todo, tras el recibimiento dispensado por Gaddafi a Abdel Basset al-Megrahi, el principal condenado por el atentado de Lockerbie, y teniendo en cuenta que en las gradas reservadas a las personalidades extranjeras estaban personajes como el presidente de Sudán, Omar al-Bachir, en busca y captura por la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad contra los cristianos de Darfur; y el jefe de los piratas somalíes Mohammed Abdi Hassan Hayr, alias «Afweyne», invitado personal de Muammar el Gaddafi, que siempre ha salido en apoyo de las actividades de estos modernos corsarios.
Echando la vista atrás, se pueden recordar otros momentos estelares de la actividad del ministro de Exteriores en países donde el respeto de los derechos humanos deja bastante que desear.
Así, en abril de 2007, argumentando que era el momento oportuno tras la enfermedad de Fidel Castro, sorprendió con un precipitado viaje a Cuba para hablar con su hermano Raúl, mientras dejaba de lado a los disidentes, sin que hasta la fecha ese acercamiento haya arrojado grandes resultados.
Más recientes son sus viajes a Guinea Ecuatorial y Venezuela. Moratinos ha sido el gran valedor de Teodoro Obiang. Propició su visita a España, en medio de un gran polémica y, en julio, se desplazó a la antigua colonia española, con la esperanza de que el dictador ecuatoguineano decida incluir a España entre los beneficiarios de la prosperidad que auguran las reservas petrolíferas.
Con Venezuela, se dio por superado el famoso incidente del «¿por qué no te callas?» del Rey a Hugo Chávez, y, también con la vista puesta en posibles negocios en el país, se pasan por alto las prácticas del mandatario venezolano que recortan cada vez más los espacios de libertad para sus conciudadanos.