23 de noviembre de 2015
Las tropas españolas, cada vez más presentes en África
el pais - MIGUEL GONZÁLEZ Madrid 23 NOV 2015 - 09:31 BRST
El ministro de Defensa, Pedro Morenés, participó por primera vez el pasado día 10 en el foro sobre Paz y Seguridad en el África Occidental organizado en Dakar (Senegal). Acudió invitado por su homólogo francés, Jean-Yves Le Drian, después de visitar en la misma ciudad el Destacamento Marfil del Ejército del Aire, que no solo presta apoyo a la misión de la UE en Malí, sino también a la operación Barkhane del Ejército francés, que combate el yihadismo en el Sahel.
Más de la mitad de las actuales misiones de las Fuerzas Armadas españolas en el exterior (nueve de 16) tienen África como escenario, si se incluye la Operación Sophia, desplegada por la UE frente a las costas de Libia para combatir las mafias de la inmigración ilegal. A medida que se ha reducido el contingente en Afganistán (donde hubo más de 1.500 soldados y solo quedan 21) han ido ganando peso en número de efectivos, y ya suponen el 40% del total. Francia espera ahora que el Gobierno de Rajoy conteste a la petición de ayuda militar para combatir al ISIS.
Para los militares españoles, se trata de un movimiento natural. España fue a Afganistán en solidaridad con EE UU, tras los atentados del 11-S; y al Líbano, por su compromiso con Naciones Unidas. Pero en Mali o en el golfo de Guinea defiende no solo sus principios, sino también sus intereses. A fin de cuentas, vista desde España, la frontera del Estado Islámico no está en la ciudad siria de Raqa o en la iraquí de Mosul, sino en la libia de Sirte, a orillas del Mediterráneo, donde ondea la bandera negra desde la pasada primavera.
Tras haber salido en 1968 de su única colonia en la región, Guinea Ecuatorial, España ha vuelto al África Subsahariana de la mano de Francia y bajo el paraguas de la UE. Fueron tropas francesas las que, en enero de 2013, frenaron el arrollador avance del AQMI, la franquicia de Al Qaeda en el Magreb, hacia Bamako. Unos meses depués se puso en marcha la misión EUTM Mali, en la que España participa con 117 militares. La situación se repitió en la República Centroafricana (RCA), donde España tiene ahora 22 asesores, tras haber desplegado durante un año 50 expertos en operaciones especiales y 25 guardias civiles.
En el mismo capítulo hay que incluir los destacamentos de transporte aéreo de Dakar (Senegal) y Libreville (Gabón).
Pero al margen de Francia o la UE, España está dando ya sus primeros pasos de cooperación militar en solitario con los países de la región. Sendos contingentes de 19 militares cada uno están desplegados actualmente en Cabo Verde y Senegal. De impartir un cursillo de instrucción en este último país regresaban los tres miembros del Ejército del Aire que perdieron la vida el pasado 22 de octubre cuando se estrelló un helicóptero Superpuma frente al Sahara Occidental.
La posibilidad de que tropas españolas releven a las francesas en Mali o la RCA, para liberar efectivos que puedan dedicarse a luchar contra el Estado Islámico en Siria o vigilar el territorio francés, constituye en estos momentos la mejor ayuda que se puede prestar al país vecino, coinciden expertos militares.
España conoce ambos teatros de operaciones —un general español, Alfonso García-Vaquero, mandó por vez primera el año pasado la misión europea en Mali— y tiene recursos para aumentar sustancialmente su contribución. La cuestión está en saber cuándo y en qué medida.
Desde luego, no hasta el punto de sustituir a los 3.500 efectivos de la operación Barkhane, que abarca todo el Sahel, o los 900 de la Sangaris, limitada a la RCA. “Francia tiene demasiados intereses en África como para ceder el liderazgo a otro país”, opina un alto mando militar. Pero, siempre que este no se cuestione, París no hará ascos al apoyo del Ejército español, cuya eficacia conoce de primera mano.
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