jueves, 25 de julio de 2019
MICHEL – 26/07/2019
El monte Saint Michel es una pequeña isla rocosa del estuario del río Couesnon, situada en la región de Normandía, en el noroeste de Francia. Debe su nombre a la abadía consagrada al culto del arcángel San Miguel.
Se dice que es el emplazamiento turístico más hermoso y espectacular de Francia y cualquiera que lo haya visto, erguido sobre las doradas arenas de la bahía, como un cono de roca rematado por una gran iglesia, compartirá esta opinión.
La mayor parte del edificio es de estilo gótico y fue construido en el siglo XIV, época de conflictos bélicos, lo que explica que el enclave esté fortificado. La entrada principal que se denomina Puerta del Rey era el puesto defensivo del bastión inferior y estaba protegido por cañones.
La Gran Calle es la arteria principal y lo primero que llama la atención del viajero es el restaurante Poulard, famoso por sus tortillas grandes y ligeras, que es el plato típico del lugar.
Pero esto no es más que un anticipo de la maravilla, la gran iglesia y edificios de la abadía, que ocupan una gran extensión de la cima. Se trata de una armoniosa mezcla de arquitectura religiosa y militar. En el año 966, a petición del duque de Normandía, una comunidad de benedictinos se estableció en el peñón y durante ocho siglos no pararon de construir. En un ala se encontraban las celdas de los monjes, el refectorio y el salón de invitados. En la otra ala alberga los aposentos de la guarnición y la Sala de los Caballeros construida para la orden militar de San Miguel por el rey Luis XI, así como el claustro de excelente estilo gótico.
En cuanto a la arquitectura civil es rica en edificios de la Edad Media si bien que la mayoría de las casas son del siglo XVI, en las cuales viven familias locales dedicadas al servicio de los millones de peregrinos y turistas que acuden anualmente.
Las grandes mareas de la bahía, de hasta 14 metros de altura, contribuyeron mucho a hacer del monte una fortaleza inexpugnable. Durante siglos únicamente era accesible por vía terrestre en los momentos de marea baja y por vía marítima cuando la marea era alta.
No podemos dejar de hacernos una pregunta después del incendio de Notre Dame de París, ¿cuánto tardarán los islamistas o los satanistas, bajo la protección del masón Macron, en prender fuego a la grandiosa aguja gótica de la abadía, coronada por la espectacular imagen dorada del arcángel?
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