P E R I S C O P I O
Blog Contra-Revolucionario
viernes, 19 de julio de 2019
ALUNIZAJE – 20/07/2019
En los últimos siglos, con la industrialización y los descubrimientos científicos, muchos imaginaron que la humanidad entraría en una era paradisíaca, en la que la tecnología resolvería todos los problemas. ¡Mera fantasía!
Irrumpimos, más bien, en una época caracterizada por el abandono espiritual, una gran desilusión que ha empujado a más de una generación a los abismos de la droga y otros vicios, así como a una incertidumbre cada vez mayor con relación al futuro.
Nuestra civilización material es soberbia. El hombre conquistó los aires y puede escudriñar los secretos del fondo del mar. Suprimió las distancias. ¡Voló… y llegó a la Luna!
Nuestras fábricas tienen herramientas que pueden torcer como alfileres las sólidas barras metálicas. Mientras tanto, nuestra mentalidad padece precisamente del mal contrario. El alma del hombre moderno se siente débil frente a los alfileres de los menores sacrificios morales, como si fuesen barras de metal.
Nuestras aspiraciones están equivocadas. Como niños que jugasen en una sala de visitas, los hombres quiebran hoy, inconsciente y estúpidamente, los últimos objetos preciosos, las joyas que nos quedan de la verdadera civilización.
La mecánica es utilizada para la destrucción y para la guerra. La química no interesa sólo a los hospitales, sino a las fábricas de gases asfixiantes. Los tóxicos no tienen apenas uso de laboratorio, sino que alimentan también los vicios de una generación inepta para la vida, que busca evadirse de la realidad en las regiones siempre nuevas del sueño y la fantasía. La máquina, después de haber devorado las tradiciones del pasado, devora actualmente las esperanzas del futuro. La producción ya no tiene proporción con el consumo.
El Renacimiento fue el comienzo de una revolución que dura hasta ahora y que ha destruido la civilización cristiana trayendo el desarreglo de los instintos y el deterioro del armazón moral de la sociedad. Todo se desarregla, todo se desagrega. Y el hombre comienza a percibir que, junto a los frutos agradables de una civilización material rica en comodidades refinadas, también brotan los frutos amargos de un sibaritismo llevado al auge por las propias herramientas que la civilización forjó. El hombre al adorar el progreso material, se esclavizó a la máquina.
Si alguien quisiese representar exactamente nuestra época debería pintarla como un niño llorando despavorido ante los pedazos de un jarrón de porcelana que rompió y que no sabe cómo recomponer.
Llegó el momento de indagar las verdaderas causas de ese desastre para escudriñar nuevamente la Historia, no como pasto para fantasías y utopías liberales, sino como laboratorio en cuyos hechos y accidentes se elaboró el presente.
EXTRACTOS DE COMENTARIOS DEL PROF. PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA DE AUTORIA DE NACHO ALDAY, SIN REVISION DEL AUTOR.
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