30 de enero de 2010
Un volantazo que deja aislado a Zapatero
Opinión | elmundo.es
Líder mundial en español
Sábado 30/01/2010. Actualizado 11:18h.
Edición España
EDITORIAL
Un volantazo que deja aislado a Zapatero
LOS SINDICATOS y todas las fuerzas políticas, excepto el PSOE, rechazaron ayer el retraso de la jubilación a los 67 años y las demás propuestas del Gobierno para recortar el gasto en pensiones. El PP incidió en que estas medidas mermarían «derechos adquiridos», mientras que UGT y CCOO pidieron al Parlamento que no las apruebe. Sólo la CEOE del cuestionado Díaz Ferrán respalda a Zapatero.
El Gobierno se ha quedado casi solo en la reforma que aprobó ayer sobre el sistema de pensiones, que, además de retrasar en dos años la jubilación, alarga el periodo de computo de la cuantía, establece limitaciones en las pensiones de viudedad, restringe al máximo las prejubilaciones y sube las cotizaciones a los autonómos.
Jamás se había aprobado una reforma de las pensiones de esta envergadura en el periodo de la democracia, por lo que sorprende que el Gobierno se haya embarcado en este proyecto sin el consenso ni de la oposición ni de los sindicatos.
Ayer decíamos que la reforma va en la dirección correcta, pero también subrayábamos el brusco volantazo del Gobierno, que se ha cansado de repetir durante casi seis años que no recortaría las prestaciones sociales. ¿Y el pensionazo, expresión acuñada por IU, qué es?
La única forma de abordar con garantías de éxito una iniciativa como ésta era dentro de un gran pacto de Estado, en el que los sindicatos hubieran aceptado la amarga medicina a cambio de otras contrapartidas y en un marco de sacrificios para todos. Pero Zapatero siempre se ha negado a pactar con el PP, alegando -menuda ironía- que era imposible por razones «ideológicas».
Zapatero confiaba en salir de la crisis sin necesidad de ajustes traumáticos pero la realidad es que la economía se ha seguido deteriorando, mientras se encendían todas las luces rojas de alarma, entre ellas, la amenaza de revisar la solvencia de las emisiones de deuda pública y el deterioro de la imagen de España en el escenario internacional.
Los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) de ayer corroboran que nuestro país se sigue deslizando por una fuerte pendiente hacia abajo. El paro subió 1,1 millones de personas el año pasado, situándose en el 18,8% de la población activa. Por primera vez, el Gobierno reconoció que puede superar el 20% este año, mientras hay ya 4,3 millones de personas en situación de desempleo.
Las cuentas públicas no van nada mejor porque Elena Salgado elevó ayer el déficit del conjunto de las Administraciones Públicas al 11,4% del PIB en 2009, una cifra que contrasta brutalmente con el 1,9% previsto en los Presupuestos Generales del Estado. La ministra confirmó que el Gobierno va a recortar el gasto en 50.000 millones de euros en el periodo 2010-2013, pero su inconcreción lo hace poco verosímil.
Ante este cúmulo de adversidades, Zapatero se ha visto obligado a rectificar y adoptar medidas que hace tan sólo unas semanas hubieran sido impensables. El problema es la falta de credibilidad de Elena Salgado y sus colaboradores para llevar a cabo esta rectificación tras los gravísimos errores cometidos. Probablemente, el presidente debería optar por un nuevo equipo para acometer estas nuevas tareas.
El giro de Zapatero ha roto la estrategia de alianzas del Gobierno, que se ha quedado más solo que nunca: IU le ha dado un fuerte portazo, CiU ha tomado distancia en función de sus intereses electorales, el PNV ha dicho que no le va apoyar en este ajuste y el PP ha aprovechado la ocasión para debilitar a su adversario. El Gobierno carece, en estos momentos, de respaldo para sacar adelante la reforma de las pensiones en el Parlamento y, lo que es peor, no tiene margen para maniobrar ya que, en lugar de ofrecer dinero, va a verse obligado a recortar.
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Sábado 30/01/2010. Actualizado 11:18h.
Edición España
EDITORIAL
Un volantazo que deja aislado a Zapatero
LOS SINDICATOS y todas las fuerzas políticas, excepto el PSOE, rechazaron ayer el retraso de la jubilación a los 67 años y las demás propuestas del Gobierno para recortar el gasto en pensiones. El PP incidió en que estas medidas mermarían «derechos adquiridos», mientras que UGT y CCOO pidieron al Parlamento que no las apruebe. Sólo la CEOE del cuestionado Díaz Ferrán respalda a Zapatero.
El Gobierno se ha quedado casi solo en la reforma que aprobó ayer sobre el sistema de pensiones, que, además de retrasar en dos años la jubilación, alarga el periodo de computo de la cuantía, establece limitaciones en las pensiones de viudedad, restringe al máximo las prejubilaciones y sube las cotizaciones a los autonómos.
Jamás se había aprobado una reforma de las pensiones de esta envergadura en el periodo de la democracia, por lo que sorprende que el Gobierno se haya embarcado en este proyecto sin el consenso ni de la oposición ni de los sindicatos.
Ayer decíamos que la reforma va en la dirección correcta, pero también subrayábamos el brusco volantazo del Gobierno, que se ha cansado de repetir durante casi seis años que no recortaría las prestaciones sociales. ¿Y el pensionazo, expresión acuñada por IU, qué es?
La única forma de abordar con garantías de éxito una iniciativa como ésta era dentro de un gran pacto de Estado, en el que los sindicatos hubieran aceptado la amarga medicina a cambio de otras contrapartidas y en un marco de sacrificios para todos. Pero Zapatero siempre se ha negado a pactar con el PP, alegando -menuda ironía- que era imposible por razones «ideológicas».
Zapatero confiaba en salir de la crisis sin necesidad de ajustes traumáticos pero la realidad es que la economía se ha seguido deteriorando, mientras se encendían todas las luces rojas de alarma, entre ellas, la amenaza de revisar la solvencia de las emisiones de deuda pública y el deterioro de la imagen de España en el escenario internacional.
Los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) de ayer corroboran que nuestro país se sigue deslizando por una fuerte pendiente hacia abajo. El paro subió 1,1 millones de personas el año pasado, situándose en el 18,8% de la población activa. Por primera vez, el Gobierno reconoció que puede superar el 20% este año, mientras hay ya 4,3 millones de personas en situación de desempleo.
Las cuentas públicas no van nada mejor porque Elena Salgado elevó ayer el déficit del conjunto de las Administraciones Públicas al 11,4% del PIB en 2009, una cifra que contrasta brutalmente con el 1,9% previsto en los Presupuestos Generales del Estado. La ministra confirmó que el Gobierno va a recortar el gasto en 50.000 millones de euros en el periodo 2010-2013, pero su inconcreción lo hace poco verosímil.
Ante este cúmulo de adversidades, Zapatero se ha visto obligado a rectificar y adoptar medidas que hace tan sólo unas semanas hubieran sido impensables. El problema es la falta de credibilidad de Elena Salgado y sus colaboradores para llevar a cabo esta rectificación tras los gravísimos errores cometidos. Probablemente, el presidente debería optar por un nuevo equipo para acometer estas nuevas tareas.
El giro de Zapatero ha roto la estrategia de alianzas del Gobierno, que se ha quedado más solo que nunca: IU le ha dado un fuerte portazo, CiU ha tomado distancia en función de sus intereses electorales, el PNV ha dicho que no le va apoyar en este ajuste y el PP ha aprovechado la ocasión para debilitar a su adversario. El Gobierno carece, en estos momentos, de respaldo para sacar adelante la reforma de las pensiones en el Parlamento y, lo que es peor, no tiene margen para maniobrar ya que, en lugar de ofrecer dinero, va a verse obligado a recortar.