18 de enero de 2010
El Papa defiende a Pío XII en la sinagoga de Roma
ELPAIS
El Papa defiende a Pío XII en la sinagoga de Roma
La comunidad judía dice que todavía duele el silencio de Pacelli y exige de nuevo la apertura de los archivos vaticanos
MIGUEL MORA - Roma - 17/01/2010
La comunidad judía italiana acogió este domingo al Papa Benedicto XVI con cálidos aplausos en su primera e histórica visita a la Sinagoga de Roma, casi 24 años después de la que realizó Juan Pablo II en 1986. El encuentro ha reflejado que la voluntad de paz, concordia y diálogo por ambas partes ha sustituido a dos mil años de humillaciones católicas contra el Pueblo de la Alianza. Pero también ha enseñado que restan importantes diferencias y heridas abiertas.
El acto, abierto con un minuto de silencio por las víctimas del terremoto de Haití, ha sido intenso y conmovedor, sobre todo por la presencia en el auditorio de un grupo de supervivientes de la Shoah. Cuando el presidente de la comunidad judía de Roma, Riccardo Pacifici, les ha citado en su discurso, Benedicto XVI se ha puesto en pie, y les ha aplaudido y saludado desde el altar en señal de respeto.
En una jornada de gestos, quizá el más importante ha sucedido al inicio de la visita, cuando el Papa se convertía en el primer pontífice que colocaba una corona de flores en la lápida que honra la memoria de los 1.021 deportados romanos a la Alemania nazi, de los cuales solo volvieron vivos 17.
Ante un templo mayor engalanado, las palabras del Papa alemán han sido interrumpidas varias veces con aplausos. La primera ha sido cuando ha condenado el Holocausto y ha recordado que en los últimos años la Iglesia ha pedido perdón a los judíos por las "plagas del antisemitismo", afirmando: "Ojalá que esas plagas se curen para siempre".
Luego, glosando lo dicho durante su visita a Auschwitz en 2006, Ratzinger ha calificado la Shoah como la "horrenda cumbre de un camino de odio", y la ha achacado a "una ideología que idolatraba al hombre y la raza para tratar de aniquilar a Dios".
Hablando en tono mesurado, con su frialdad habitual, Ratzinger ha trasladado su estima y afecto a la comunidad "hermana". Pero el asunto más polémico en curso, la beatificación de Pío XII, no parece haber satisfecho a los judíos. Ratzigner ha evitado a toda costa corregir su visión apologética del Papa al que hace dos semanas nombró venerable. Al citar la deportación de miles de romanos desde el cercano gueto romano hasta la Alemania nazi, ha recordado que "algunos fueron indiferentes", pero que hubo otros "valientes católicos" que contribuyeron a dar refugio a los perseguidos. Y ha concluido: "La sede apostólica también dio su ayuda, a menudo de forma escondida y discreta".
Riccardo Pacifici, presidente de la comunidad hebrea de Roma, ha admitido que muchos religiosos "se jugaron la vida" ayudando a los judíos "sin pedir nada a cambio", aunque ha subrayado que el silencio del Papa Eugenio Pacelli "todavía duele". "Fue un error. Quizá no habría salvado a mucha gente de los trenes de la muerte, pero habría dado una señal fuerte de esperanza a otros miles de personas", ha dicho Pacifici. El líder hebreo ha recordado al Papa que debe abrir los archivos del Vaticano a los historiadores para poder llegar a un juicio histórico compartido y ponderado.
El rabino jefe de Roma, Riccardo di Segni, ha esbozado la milenaria historia de opresión por parte de los Estados pontificios contra la comunidad judía más antigua de Occidente y ha elogiado al Papa Juan XXIII y el Concilio Vaticano II, que en 1965 abrió el camino del perdón y la reconciliación. "Si se pone en duda el Concilio, no habrá posibilidad de diálogo", ha manifestado el rabino. "El Concilio es un punto de referencia que abrió una nueva etapa de diálogo y dio un impulso irrevocable a la amistad con la comunidad judía", ha respondido después Ratzinger.
Segni ha defendido además la visita del obispo de Roma, que había sido criticada por algunos sectores judíos. A su juicio, el histórico encuentro con Wojtila logró que el Vaticano reconociera por fin el Estado de Israel poco después. Sobre ese tema, el Papa ha pasado de puntillas, y se ha limitado a pedir la paz para Tierra Santa.