8 de septiembre de 2019

NATIVIDAD

viernes, 6 de septiembre de 2019


NATIVIDAD – 07/09/2019

La fiesta de la Natividad de Nuestra Señora que celebramos mañana nos lleva a preguntar cuál es el enriquecimiento que Ella trajo para la humanidad y a qué título especial la humanidad debe festejar su nacimiento. Ella, la única en el mundo exenta de toda mancha, era un lirio de incomparable hermosura en el género humano, que debería dar alegría a la Tierra entera y a todos los coros angélicos. Apareció en este exilio, en medio de esta humanidad, una criatura sin pecado original. Pero sucede que, además de eso, traía consigo todas las riquezas naturales que en una mujer puedan caber. Nuestro Señor le dio, según el orden de la naturaleza, una personalidad riquísima, preciosísima, valiosísima y, a ese título, la presencia de Ella entre los hombres representaba otro tesoro verdaderamente incalculable. Pero, si a todo eso juntamos los tesoros de gracias que venían con Ella, que Ella tenía en sí y que son las mayores gracias que Dios Nuestro Señor haya concedido a alguien, gracias verdaderamente inconmensurables, comprendemos entonces lo que representa su entrada en el mundo. Con su nacimiento comenzó la obra de derrocamiento del demonio, en un mundo inmerso en las tinieblas del paganismo. El mundo estaba postrado en el paganismo, pero, en el momento decretado por Dios en su misericordia, Él derriba la muralla, comienza la caída del orden diabólico. Cuando menos se podía imaginar, hace nacer a la que vendría a ser Señora de todos los Pueblos y con su nacimiento, que era la raíz bendita de donde nacería Nuestro Señor, comenzaba la obra de destronamiento del demonio. Desde el primer Instante de su ser, empezó a influir en los destinos de la humanidad. Como Ella era concebida sin pecado original, tuvo el uso de razón desde el primer instante de su ser y desde del vientre materno de Santa Ana pensaba y tenía pensamientos elevadísimos, sublimísimos, viviendo en el seno de su madre como en un verdadero tabernáculo. Y desde allí Ella comenzó a rezar por la humanidad, con la ciencia altísima que había recibido por la gracia de Dios. Comenzaba a pedir la venida del Mesías, comenzaba a pedir el desplome de todo el mal en el género humano. Desde allí se formó en su espíritu, seguramente, aquella intención elevadísima de venir a ser la servidora del Salvador, que pudiese servir a la Madre del Salvador y ayudarla. En realidad, de esa manera comenzó a influir en los destinos de la humanidad. Pero ocurre también que su presencia en la Tierra ya era una fuente de gracias para todos aquellos que se le aproximaban en su infancia e incluso antes de ella nacer. Por eso se puede decir que, a pesar de que ella fuese una pequeña criatura, ya en su nacimiento comenzaron a brillar gracias enormes para la humanidad, ya ahí el demonio comenzó a ser aplastado, la victoria de la Contra-Revolución comenzó a ser afirmada y el demonio comenzó a percibir que algo en su cetro estaba partido y que nunca más se arreglaría. Se comprende la importancia de esta festividad.

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