PERISCOPIO
Blog Contra-Revolucionario
miércoles, 17 de abril de 2019
PILATOS – 18/04/2019
Con frecuencia tenemos la tentación de reconstruir una mentalidad, basados simplemente en una frase, o un dicho. Así, aunque no tuviésemos las narraciones evangélicas que nos muestran de modo elocuente la sinuosidad de la inteligencia y del carácter de Pilatos, podríamos tener una idea bastante aproximada de su mentalidad a través de su inmortal “quid est veritas?”.
Abstrayendo del aspecto religioso del diálogo entre Nuestro Señor y Poncio Pilatos, no podemos dejar de considerar la belleza histórica de la escena rápidamente relatada por los Evangelios.
El diálogo entre el pretor romano y la inocente víctima de su cobardía representa el diálogo entre una época que se extinguía, en los últimos brillos de una civilización decadente, y otra época que nacía en la sangre y en la aparente infamia de la Cruz, pero que, en algunos siglos, florecería en una aurora suave de victoria, trayendo a los hombres desvariados el dulce lenitivo de una doctrina de salvación.
El romano civilizado, cuyos sentidos ya se habían maravillado con todos los deleites de una sociedad que vivía para el placer, el romano instruido, cuya inteligencia inquieta había recorrido ansiosamente todos los sistemas filosóficos, expuestos por científicos mediocres en el mercado literario de Roma, del mismo modo que los modistas exponían los tejidos exóticos llegados de Oriente. El hombre vencido por el placer, incapaz de desvencijarse de su sensualidad, cuya personalidad zozobraba en un maremágnum de doctrinas confusas e imperfectas, en el relajamiento de sus sentidos insatisfechos, el pobre romano, triste víctima de la pestilencia de una época a punto de morir, exhala a través del “quid est veritas?” toda la acritud de quien siente a su alrededor solamente ruinas nacidas de los propios extravíos de su razón y de sus sentidos.
Y el humilde Nazareno, que pasó una vida de privaciones y de abnegación que joven, hermoso y saludable, moriría a manos de sus verdugos, sustentando una verdad de la cual se decía encarnación, representa exactamente el polo opuesto.
Es el contraste magnífico entre el abismo lleno de humedad, tinieblas y frío, y la cumbre elevadísima de una montaña llena de luz, armonía y belleza.
EXTRACTOS DE COMENTARIOS DEL PROF. PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA AUTORIA DE NACHO ALDAY SIN REVISION DEL AUTOR
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